78 años de prisión y una multa millonaria para el asesino de la concejala progresista brasileña Marielle Franco

Seis años, 7 meses y 17 días del crimen se hizo justicia. “La justicia a veces es lenta, es ciega, es estúpida, es injusta, está mal, es torcida, pero llega. «La justicia llega incluso para aquellos que, como los acusados, piensan que siempre estarán a salvo de la justicia», afirmó el jueves Lúcia Glioche, jueza del IV Tribunal do Júri de Río de Janeiro, antes de leer la sentencia contra los asesinos de la concejal de Río de Janeiro Marielle Franco (del Partido Socialismo y Libertad, PSOL) y su conductor, Anderson Gomes.

Tras escuchar el veredicto de un jurado popular, Lúcia Glioche pronunció la sentencia para los autores del crimen que convulsionó a todo un país y sacudió a la opinión pública internacional: 78 años de prisión para Ronnie Lessa, autor del tiroteo; 59 años para Élcio Queiroz, el conductor del vehículo. Además, ambos deberán pagar una indemnización de 3.530.000 reales (casi 600.000 euros) a los familiares de las víctimas y asumir las costas del proceso judicial.

Tras la sentencia, la emoción estalló en una sala llena de seguidores de Marielle Franco. Sus padres (Marinete y Antônio), su hermana (Anielle Franco, ministra de Igualdad Racial), su hija (Luyara), su viuda (Mônica Benício) y la viuda de Anderson Gomes (Ágatha Reis) se abrazaron y aplaudieron. A su lado estuvo Marcelo Freixo, una de las figuras públicas que lidera históricamente la lucha contra miliciaslas fuerzas paramilitares que nacieron en Río de Janeiro y ya operan en medio país. “Ninguna sentencia es reparadora de la ausencia. No es felicidad lo que siento, sino alivio al ver, por primera vez, algo de materialidad y responsabilidad en todo eso», escribió Mônica Benício, viuda de Marielle, en sus redes sociales.

Las reacciones a la sentencia no se hicieron esperar. “Si los sucesivos gobiernos de Río de Janeiro no estuvieran en connivencia con el crimen organizado y los bandidos que matan en nombre de los intereses de los poderosos, tendríamos a Marielle entre nosotros. La Justicia ha dado hoy un paso muy importante”, escribió en sus redes sociales Marcelo Freixo, quien se exilió en España tras recibir amenazas de muerte. La primera dama, Janja da Silva, afirmó que Marielle Franco sufrió el límite de la violencia política de género: “Vio su vida interrumpida, su voz silenciada. Pero estamos aquí, luchando diariamente por la justicia y combatiendo todo tipo de violencia contra las mujeres para que familias como la de Marielle ya no sean destruidas por la misoginia”.

Antonio, padre de Marielle Franco, tras confesarse tranquilo tras la condena de los asesinos, declaró que la lucha continúa: “Ahora, la pregunta que vamos a hacer es: ¿Cuándo serán condenados los autores (del crimen)?”. Antonio se refería a Chiquinho y Domingos Brazão (políticos históricamente vinculados al milicia) y Rivaldo Barbosa, el delegado de la Policía Civil de Río de Janeiro que asumió el cargo un día antes del asesinato de Marielle Franco, designado por el vicepresidente de Bolsonaro, Walter Souza Braga Netto. Los tres están siendo juzgados por el Supremo Tribunal Federal (STF), ya que tienen un foro privilegiado.

¿A quién había matado Marielle?

Durante el primer día del juicio, los asesinos revelaron que el crimen tuvo motivaciones inmobiliarias. Chiquinho Brazão, quien presidió la Comisión de Asuntos Urbanos del pleno de Río de Janeiro, legisló para regularizar un condominio ilegal en Jacarepaguá, uno de los territorios donde milicia Tiene más implementación. Marielle Franco se oponía a la especulación inmobiliaria de los Brazão y luchaba para que personas de bajos ingresos pudieran ocupar dichos terrenos.

La implicación de Chiquinho y Domingos Brazão en la muerte de Marielle Franco, anticipada en enero por Intercept Brasil en enero, era un secreto a voces. Sin embargo, la connivencia del delegado policial Rivaldo Barbosa con el crimen fue una verdadera sorpresa, ya que la familia de Marielle Franco confiaba ciegamente en su compromiso. El informe de la Policía Federal (PF) acusó a Barbosa de obstruir las investigaciones sobre el asesinato de Marielle Franco, así como los crímenes del Escritório do Crime, la facción del milicia apoyado por los hermanos Brazão.

La “federalización” de la investigación del crimen de Marielle puso el caso en manos del gobierno central y allanó el camino para que el gobierno de Lula presente la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) de Justicia, un nuevo marco regulatorio que permite a la Policía Federal intervenir contra el milicias. “Esto ya pasó en el caso de Marielle Franco. La policía de Río de Janeiro tardó cinco años en esclarecer el crimen y no lo hizo. La Policía Federal entró con siete hombres y reveló este lamentable crimen”, dijo ayer Ricardo Lewandoski, ministro de Justicia y Seguridad Pública, al presentar la PEC a los gobernadores de los 27 estados de Brasil.

Luego de la sentencia contra Ronnie Lessa y Élcio Queiroz, dos preguntas volvieron a apoderarse de las redes sociales brasileñas: “¿Quién ordenó matar a Marielle?” y “¿Quién encubrió el crimen?” El segundo apunta indirectamente a Jair Bolsonaro. Para muchos, el hecho de señalar a un delegado de la policía como connivente con el crimen un día antes plantea una nueva pregunta: ¿Sabía el expresidente que Marielle Franco iba a ser asesinada?

Bolsonaro, en la sombra

La familia Bolsonaro tiene vínculos históricos con los hermanos Brazão. Chiquinho Brazão y Flávio Bolsonaro crecieron juntos políticamente, primero como concejales y luego como diputados regionales. Flávio Bolsonaro votó a favor de Domingos Brazão para asumir el Tribunal de Cuentas del Estado (TCU), cargo que ocupaba antes de ser detenido en marzo pasado. Ambas familias están vinculadas umbilicalmente al Escritório do Crime, una especie de agencia pistolera de élite especializada en asesinar a quienes se oponen a los intereses inmobiliarios de la milicia.

Por otro lado, Ronnie Lessa, uno de los sicarios más reputados de la Crime Desk, era vecino de Jair Bolsonaro en el condominio Vivendas da Barra, en Río de Janeiro. El 14 de marzo de 2018, pocas horas antes del asesinato de Marielle Franco, Élcio Queiroz visitó el condominio Vivendas da Barra. Élcio aseguró en el gol que se dirigía a la casa número 58, la residencia de Jair Bolsonaro. El portero dijo al Diario Nacional de Globo TV que al otro lado del teléfono una voz que identificó como la de Jair autorizó su entrada. Horas antes de asesinar a Marielle, Ronnie Lessa y Élcio Queiroz salieron juntos del condominio de Jair Bolsonaro. Además, la familia Bolsonaro era muy cercana a Adriano da Nóbrega, líder de la Oficina del Crimen, jefe de Ronnie Lessa. Flávio Bolsonaro empleó a su madre y a su esposa en su gabinete de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro (Alerj). Y le entregó a Antônio da Nóbrega una medalla al mérito. Por otro lado, el caso de corrupción más famoso de Flávio Bolsonaro, el rachainhaestá relacionado con la especulación inmobiliaria. El Ministerio Público demostró que Flávio Bolsonaro confiscó el 40% del salario de los funcionarios de su gabinete en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro y se lo entregó a Antônio da Nôbrega, quien lo invirtió en edificios construidos ilegalmente por el milicia.

La bola del desarrollo del caso Marielle está ahora en el tribunal del Supremo Tribunal Federal (STF). El futuro de los hermanos Brazão y del ex delegado Rivaldo Barbosa está en manos de Alexandre de Moraes, el juez supremo más odiado por el Bolsonarismo. Aun así, es difícil conocer todos los detalles del crimen que sacudió al mundo: Antônio de Nôbrega fue asesinado misteriosamente en febrero de 2020, mientras intentaba escapar de su condena en prisión. Ese día, Jair Bolsonaro describió a Nôbrega como “un héroe”.

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