Las polémicas se le acumulan a Ágatha Ruiz de la Prada, que estos días se encuentra en el centro del huracán mediático por sus declaraciones del pasado fin de semana sobre la comunidad gitana. La diseñadora sigue esperando vender su piso en Madrid, por lo que actualmente vive en su anterior residencia, sin apenas muebles. En su opinión, vive «como gitanas: sin luz, ni sofá, ni cocina, ni fregadero». Unas palabras que causaron gran enfado entre personalidades como Lolita Flores o Pitingo. Sin embargo, no todo el mundo está entusiasmado con esta controversia, ni siquiera quienes la conocen bien, incluido su exmarido, Pedro J. Ramírez.
El periodista acudió este miércoles por la tarde al Teatro Real junto a su mujer, Cruz Sánchez de Lara, un plan que les sirvió a ambos para poner orden en una jornada marcada por el inicio de la actividad parlamentaria en el Congreso de los Diputados, donde tuvo lugar la primera sesión de 2025. El decreto ómnibus presentado por el Govern necesitaba mayoría, pero PP, Junts y Vox votaron en contra.
«Estoy realmente muy preocupado por la situación parlamentaria. El hecho de que hoy no se haya podido aprobar el decreto del Gobierno sitúa al presidente Sánchez en una situación límite. O recompone su mayoría o tendrá que convocar elecciones», respondió el director de los españolesun medio donde suele analizar la actualidad política, y del que su esposa, Cruz, es vicepresidenta ejecutiva. El abogado tampoco respondió a las preguntas sobre la marquesa de Castelldosrius. Se limitó a una larga sonrisa mientras su marido echaba pelotas.
La diseñadora indignó a la población gitana el pasado fin de semana, pero su polémica sigue dando que hablar, precisamente porque la torpeza de su novio, José Manuel Díaz-Patón, al defenderlo. La empresaria pidió disculpas en televisión e insiste en que se arrepiente cada vez que le colocan un micrófono delante. Sin embargo, ella no acepta el error de su novio al referirse a la hija de La Faraona como «una niña» que simplemente la critica para «hacerse famosa».
Los amigos de la diseñadora aseguran que «está muy enfadada» por lo ocurrido, pero su novio, imparable, hace oídos sordos. «Algunos tienen la piel muy fina», expresó este miércoles. «Todo el mundo quiere meterse conmigo. (…) «Soy una persona sin filtros, pero nunca me equivoco.»terminó.