(CNN Español) – Donald Trump logró en esta elección lo que ningún candidato presidencial republicano había logrado desde 1988 en Florida: ganar el condado de Miami-Dade, que incluye la ciudad de Miami, una de las más importantes para la comunidad latina en Estados Unidos y que hasta hace poco era considerado un sólido bastión demócrata.
Miami-Dade, con casi un 70% de población hispana entre sus 2,7 millones de residentes según datos del censo de 2020, le dio a Trump una ventaja de dos dígitos sobre Kamala Harris.
El republicano obtuvo allí más de 600.000 votos y ganó con el 55,2%, frente al 43,7% obtenido por Harris, según proyecciones de CNN. A pesar de mantener una retórica racista en su campaña de 2024 y prometer políticas antiinmigración, mantuvo su tendencia ascendente respecto a las elecciones anteriores en el condado: recuperó los siete puntos por los que había perdido ante Joe Biden en 2020 y enterró los 29 puntos de que fue derrotado por Hillary Clinton en 2016.
“(El resultado en Miami-Dade) no sorprende, ya había algunos lineamientos que nos daban estos márgenes. Aunque los latinos siguen siendo mayoritariamente demócratas, el margen ha disminuido”, dijo a CNN la politóloga Karol Solís, doctora de la Universidad Internacional de Florida (FIU) y profesora de la Universidad del Norte (Colombia). A nivel nacional, según la encuesta a pie de urna de CNN, Harris ganó entre los latinos por apenas seis puntos, cuando en 2020 Biden ganó por 33 puntos.
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Esto es lo que piensan los latinos en Florida sobre la victoria de Trump
El resultado en Miami tampoco fue una sorpresa para el politólogo Eduardo Gamarra, profesor y director del Foro de Opinión Pública Latina de FIU. “Las tendencias eran muy visibles, la investigación lo demostró. Sabíamos que había algunas tendencias interesantes. (…) La encuesta a los cubanos decía algo muy claro, que la comunidad cubana decía que iban a votar por Trump, el apoyo a Harris era muy bajo. (Miami) es una comunidad dominada por inmigrantes cubanos, que son ciudadanos y muy activos en política, tienen una visión republicana del mundo”, dijo a CNN.
Una de las postales habituales en Miami para los eventos políticos siguen siendo las reuniones en las calles de La Pequeña Habana a raíz de la inmigración cubana hace décadas, pero en los últimos años llegó un número considerable de venezolanos y colombianos que, explicó el politólogo Solís, están marcados por la experiencias de los gobiernos chavistas y de la guerrilla, respectivamente.
“Muchos provienen de entornos conservadores, amenazados por el ‘fantasma del comunismo’ que tanto se utiliza y funciona muy bien», añadió Solís, en referencia a las rotundas críticas de los republicanos a los gobiernos de izquierda en la región y la supuesta benevolencia que señalan sobre los demócratas. Cuando Biden todavía era candidato, había mucha publicidad radial en español dirigida a venezolanos y cubanos en Florida con mensajes que vinculaban al presidente estadounidense con el socialismo de sus países de origen.
Gamarra también se refirió a los flujos migratorios de los últimos años. “La comunidad venezolana se ha movido mucho, es un imitación de la comunidad cubana, sienten admiración por la trayectoria, por la forma en que se han organizado. Lo mismo ocurre con una parte de la comunidad colombiana. (El expresidente Álvaro) Uribe ha tenido mucho impacto en esta comunidad, la identificación es muy fuerte”.
En Miami-Dade, como a nivel estatal, tampoco se alcanzó el umbral del 60% necesario para aprobar una ampliación del acceso al aborto, ya que la medida fue apoyada por el 58,7% de los votantes del condado. Para Solís, la campaña por los derechos reproductivos no fue movilizadora en la comunidad local. “El componente de esta defensa tan decidida del aborto no suele ser muy beneficioso, no resuena tan bien para el latino (en Florida), que desde los valores sociales culturales es conservador”, anotó. Ambos especialistas consultados coinciden en que estas cuestiones varían para el electorado latino residente en otros estados.
Daniella Levine Cava, la alcaldesa de Miami-Dade es demócrata y fue reelegida en agosto en la primera vuelta. Según Gamarra, hubo factores interesantes en esa elección. “Esta comunidad reconoce victorias de personas que hacen buen gobierno y reconocieron el trabajo de Danielle, aunque con una votación muy baja”. Por su parte, Solís dijo que el alcalde tiene “algunas posiciones más moderadas en algunos temas” y que en esa votación ambos partidos tuvieron propuestas básicas similares. “A nivel local puede haber una imagen que responde a la mayoría demócrata, mientras que a nivel nacional se asocian a contextos o de dónde vienen”, anotó.
En cualquier caso, pese al aumento de votantes latinos, Gamarra descartó de plano que la plataforma Trump vaya a cambiar su enfoque de línea dura en el tema migratorio. “(Trump) piensa que (los latinos) están de acuerdo con sus políticas. Quienes lo apoyaron son ciudadanos de segunda o tercera generación, no son indocumentados que no pueden votar. Quienes lo apoyan son los que llegaron antes y se sienten amenazados o con un conflicto de clases sociales”, consideró.
Miami-Dade ya había dado aviso de girar hacia los republicanos en 2022, después de 20 años, cuando el gobernador de Florida, Ron DeSantis, derrotó al demócrata Charlie Crist en el condado por 11 puntos. “No sólo hemos ganado una elección, sino que hemos reescrito el mapa político”, dijo entonces DeSantis.
Está claro que el gobernador no exagera, ya que Florida ya no figura en la lista de estados con tendencias electorales inciertas.
Harris, que inició tarde su campaña después de que Biden renunciara a sus aspiraciones de reelección, no ha visitado Florida desde que fue confirmada como candidata, optando por reforzar su presencia en estados donde la disputa parecía más viable para los demócratas. Al “Estado del Sol”, envió ejecutivos de campaña y a su esposo, el segundo caballero Doug Emhoff, para promover la votación anticipada.
“Nunca hubo una campaña de Harris en Florida. Nunca hubo una gran inversión por parte de los demócratas”, subrayó Gamarra. “Empezaron tarde, pensaron que los afrodescendientes los iban a votar sin importar la circunstancia. Que no había necesidad de trabajar con los cubanos y que la ruta hacia la Casa Blanca no pasaba por Florida. Y hubo una consolidación total: de 67 condados, sólo 7 tenían mayoría demócrata”.
En cambio, Gamarra destacó aspectos de la campaña republicana con los que no comparte posiciones. “Hubo muy buena organización, hay que admirar el buen trabajo del rival. Identificaron buenos candidatos y han sabido transmitir el mensaje, a veces falso, pero bueno, les funcionó”.
Las tendencias no son necesariamente lineales y en 2028 Trump no podrá postularse para presidente porque ha cumplido su límite de mandato, pero el marcado descenso en las últimas elecciones en condados que los demócratas consideran seguros puede ser una señal de advertencia para el partido.
En California, Nueva York e Illinois, los tres estados que distribuyen la mayor cantidad de votos en los colegios electorales dentro de los llamados estados “azules”, hubo una marcada caída del partido en los condados representativos. En Los Ángeles, Hillary Clinton ganó por 30 puntos en 2016, pero Harris ganó por menos de 20; en Brooklyn la distancia se redujo casi 20 puntos en esos 8 años; y en Cook, que cubre gran parte de Chicago, la ventaja cayó casi 15 puntos, de 53,8 a 39,2.
“La política es así, hay que verla a largo plazo. Florida no ha tenido un gobernador demócrata desde la década de 1990. Son ciclos y también terminan”, comentó Gamarra, sin dar detalles sobre cuánto podría durar un ciclo de dominio republicano en este estado.
En ese sentido, dijo que la llegada de Trump a la Casa Blanca «es una buena y una mala noticia» para los republicanos, debido a las altas expectativas que tiene su electorado, ya que puede ser un posible «corrector» de la tendencia. “De las miles de promesas que hizo en esta campaña, ¿cuántas va a implementar? No hay nada peor que llegar a presidente y tener que cumplir promesas”, consideró.