Así afecta el exceso de sal a nuestro organismo: esto dice la ciencia
¿Sabes cómo se hace el jamón? Pues bien, una de las etapas más importantes consiste en “sumergir” las patas del cerdo (es decir, los futuros jamones) en abundante sal durante varios días.
Dado que la sal extrae una buena cantidad del agua contenida en los tejidos de la pata, la mayoría de bacterias, insectos y hongos dañinos tienen muy difícil vivir allí a partir de ese momento. Entonces Se evita que la carne se pudra y podemos disfrutar de su inconfundible textura y aroma. (ya convertido en jamón) durante mucho tiempo más tiempo.
Pepinos arrugados y lechuga resucitada
De la técnica de jamón curado Podemos deducir que la sal extrae agua del músculo y lo seca.
Ahora mira estos otros ejemplos.: un pepino sumergido en agua salada – salmuera – se encoge y se arruga; Las hojas de lechuga ligeramente marchitas recuperan su turgencia si las mojamos; y nosotros mismos, las personas, podemos “hincharnos” cuando consumimos demasiada sal, ya que nuestras células se llenan de agua.
Todos estos procesos tienen la misma explicación: el fenómeno conocido como “ósmosis”. A través de la ósmosis, El agua se desplaza desde donde hay menos sal hacia lugares donde se encuentra en mayor proporción.
En el tejidos vivoseste movimiento se realiza a través de las membranas celulares, una especie de paredes protectoras que dejan pasar el agua, pero no las moléculas de un determinado tamaño.
La ósmosis también está detrás de otros fenómenos naturales. Por ejemplo, permite que las plantas absorban agua del suelo, transportándolo desde el interior de las raíces hasta las partes superiores.
¿Por qué los alimentos salados nos dan sed?
A diferencia de la pata de cerdo, si un organismo vivo ingiere demasiada sal, comienza a sentir sed. Al beber, compensamos este exceso dentro de nuestro cuerpo con agua.
Tenga en cuenta que, aunque todos los organismos están compuestos principalmente de agua, También contienen sales minerales. Y estos incluyen el sodio y el cloro, los principales componentes de la sal de mesa.
En definitiva, se despierta la sed para mantener el equilibrio entre agua y sal en el organismo, algo esencial en las siguientes funciones corporales:
- Regulación de la presión arterial.. El sodio de la sal influye en la cantidad de líquido que retiene nuestro cuerpo. Si aumenta el volumen de agua, también aumenta la cantidad de sangre que fluye por nuestro sistema circulatorio, lo que a su vez aumenta la presión sobre las paredes de los vasos sanguíneos. Es decir, nuestra tensión aumenta.
Funcionamiento de nervios y músculos.. Tanto el agua como el sodio son importantes para que las señales nerviosas se transmitan bien y nuestros músculos se contraigan.
Balance de electrolitos y otros líquidos en los seres vivos.. Llamamos electrolitos a una especie de imanes –positivos o negativos– que el cuerpo intenta mantener emparejados. En colaboración con el agua, estos minerales disueltos en la sangre –sodio, cloruro, potasio, calcio y magnesio, entre otros– hacen que las células funcionen, la digestión, los músculos, etc.
El exceso de sal puede perjudicar gravemente tu salud
Por todo lo anterior, abusar del salero o ingerir alimentos muy salados puede tener las siguientes consecuencias:
Hipertensión (hipertensión). Aumenta el riesgo de sufrir infartos o derrames cerebrales.
Daño en el riñón. El exceso de sal también aumenta la presión sobre los riñones, que son responsables de filtrar el exceso de sodio del cuerpo. A largo plazo, estos órganos pueden comenzar a funcionar mal (fallar) o desarrollar enfermedades.
Retención de líquidos. Provoca hinchazón, especialmente en las extremidades y el abdomen.
Desequilibrio electrolítico. Como hemos visto, esto puede afectar al funcionamiento del sistema nervioso, de los músculos y del corazón.
Así que ya lo sabes: ¡siempre la cantidad justa de sal!
El museo interactivo Parque de las Ciencias de Andalucía colabora en la sección The Conversation Júnior.
José Luis Guil Guerrero, Catedrático de Tecnología de Alimentos, Universidad de Almería
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.