Cuando se encontraba en proceso de rehabilitación regional tras trece años de guerra, la dictadura de Bashar al Assad pasó a la historia hace una semana tras una deslumbrante ofensiva llevada a cabo por milicias yihadistas e islamistas que ninguno de los grandes servicios de inteligencia vio venir. . Los grandes especialistas en Siria concedieron al régimen al menos una feroz resistencia en Damasco.
No fue así: el Ejército, desmoralizado y carente de recursos, renunció una vez más a defender el régimen instaurado hace más de 53 años por Hafez al Assad, y la familia del recién depuesto presidente huyó a Rusia, país que tenía garantizada la supervivencia de una de las autocracias más temibles de la región. Detrás de la pretendida imagen de modernidad del presidente, educado en Londres, –y de la primera dama, Asma–, en la práctica Bachar fue un digno heredero de su padre, y demostró durante un cuarto de siglo la forma más brutal y sanguinaria de mantener fuerza.
Del mismo modo, y a pesar de haber exhibido una imagen de austeridad frente a la pompa y opulencia de las monarquías de la región o la excentricidad e hipérbole de otras dictaduras laicas como la de Muammar Gaddafi en Libia o Saddam Hussein en Irak, la La caída del régimen y la huida de la familia Assad han permitido descubrir la vida no menos lujosa del clan. Una exuberancia llevada discretamente en un país donde el 90% de la población vive en la pobreza, según datos de Naciones Unidas. Tres de cada cuatro sirios necesitan asistencia humanitaria tras trece años de guerra que obligaron a más de seis millones de personas a abandonar el país.
Una de las imágenes que pasarán a la historia de la caída del régimen de Assad es, sin duda, la del saqueo del palacio presidencial de Damasco, residencia principal del presidente y su familia. Las grabaciones difundidas por cadenas de televisión y redes sociales mostraban lujosas habitaciones adornadas con suntuosos tapices, puertas y mesas que las turbas rebeldes pronto saquearon. En la retina quedarán las grabaciones de milicianos portando un fusil al hombro y en el otro una alfombra, una bicicleta o incluso bolsos de lujo -el más observador identificado uno de Louis Vuitton y otro de Dior en manos de desconocidos- entre los desolados. alojamiento. del palacio.
No menos icónicas fueron las imágenes del pasado miércoles en el interior del mausoleo de la familia Assad en la localidad de Al Qardaha, en Latakia, la provincia más afectada por el depuesto régimen del Partido Baaz. Una turba de desconocidos destrozó la tumba de Hafez al Assad, quien gobernó el país levantino con mano de hierro de 1971 a 2000. Las imágenes mostraban el ataúd del padre de Bashar al Assad ardiendo rodeado de hombres armados que gritaban consignas.
Otro de los tesoros de los Asad que han revelado las imágenes difundidas por los rebeldes desde el interior del complejo presidencial de Damasco es la impresionante colección de coches de lujo de la familia, que incluía modelos de Ferrari F50, Aston Martin, Cadillac, Lamborghini Diablo y Rolls-Royce.
Una investigación del Departamento de Estado estadounidense afirmó que el régimen de Assad había tejido un «complejo sistema de patrocinio» (traducción) compuesto por empresas fachada y sociedades inmobiliarias, así como por cuentas «offshore» destinadas a ocultar riqueza. Se estima que muchos de estos activos están ocultos en Europa, incluidas las ciudades de Londres, Moscú y Dubai. «Sus redes penetran en todos los sectores de la economía siria», afirmó el Departamento de Estado en 2022 en un informe al Congreso. La sofisticación de la red financiera creada por el clan Assad hacía entonces muy difícil precisar el valor neto de la fortuna, pero las autoridades estadounidenses lo elevaron hace más de dos años entre 1.000 y 2.000 millones de dólares.
Otras investigaciones más recientes apuntan estos días a una fortuna mucho mayor, cifrando el patrimonio de la familia Assad en 16 mil millones de dólares, incluidas 200 toneladas de oro y varios miles de millones de euros. Según datos del periódico digital “The New Arab”, todo esto equivale al presupuesto estatal de un total de siete años según datos de 2023. Además de numerosas propiedades dentro de Siria, el presidente y su familia poseerían una buena número de propiedades en todo el Medio Oriente. Otra investigación de 2016 de la citada empresa digital basada en los conocidos como Papeles de Panamá aseguró que la familia del depuesto presidente sirio utilizó empresas “offshore” para evadir sanciones internacionales.
Una parte del importante patrimonio de los Asad se debe al comercio de Captagon, un estupefaciente cuyo comercio genera unos 10.000 millones de dólares al año. Según un estudio de 2023 del Observatorio de Redes Políticas y Económicas, una ONG que investiga el tráfico de drogas y la corrupción en Siria, 2.400 millones de dólares del negocio mencionado pasaron directamente a manos del régimen de Assad.
Gracias al presidente ruso, Vladimir Putin, los Asad –Bachar, Asma y los tres hijos de la pareja, Hafez, de 24 años, Karim, de 21, y Zain, de 22– disfrutan de una nueva vida en la capital rusa, donde recientes investigaciones indican que la familia del El ex dictador sirio posee casi dos docenas de propiedades. En Moscú no les faltará protección ni bienes materiales, pero nada será igual para ellos.