Es el penúltimo en llegar, pero sin duda tendrá grandes seguidores en el mundo de las dietas y la búsqueda de una mayor calidad de vida. Una investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en pacientes sanos indica que aquellos con menor adherencia a una «dieta saludable» Presentaban alteraciones en el funcionamiento de determinadas regiones del cerebro similares a las de los pacientes con Alzheimer.
En concreto, se ha analizado cómo aquellos con menor adherencia a la dieta denominada “Dietary Approaches to Stop Hypertension” (“Dash”) presentó alteraciones en el funcionamiento de ciertas regiones del cerebro similar a los pacientes con Alzheimer.
El estudio refuerza la relevancia de un estilo de vida saludable para mantener la función cerebral, teniendo en cuenta que La dieta «Dash» enfatiza el consumo de cereales integrales, frutas y verduras, lácteos bajos en grasa, carnes magras, pescado, aves, nueces, semillas y legumbres, y el uso moderado de grasas y aceites.
Desde la UCM señalan en una nota que este es el primer estudio que aborda la relación entre esta dieta y medidas electrofisiológicas de la actividad cerebral mediante magnetoencefalografía (MEG) en personas cognitivamente sanas.
Los autores del análisis sostienen que este resultado tiene «gran importancia», ya que significa que aumentar la adherencia a este tipo de patrón dietético
«puede promover una buena función cerebral en personas sanas» y potencialmente incluso prevenir el deterioro cerebral.
El proyecto, publicado en GeroScience, es parte de una investigación más amplia destinada a monitorear a personas cognitivamente sanas para identificar biomarcadores tempranos del Alzheimer.
Para este trabajo específico, se contó con una muestra de 179 adultos con edades entre 41 y 81 años, y los investigadores analizaron su alimentación y los clasificaron según su adherencia a la dieta “Dash”; mientras midían su actividad cerebral con magnetoencefalografía.
Los resultados sugieren que una baja adherencia a este tipo de dieta se asocia con una menor probabilidad de tener actividad elevada en áreas como el precúneo, el hipocampo o las zonas frontal medial, que son las regiones que se ven afectadas de forma temprana en el Alzheimer. ¿y? Muestran alteraciones en su funcionamiento con reducciones en su actividad.
Los autores recuerdan que las alteraciones en el funcionamiento cerebral preceden en muchos años al deterioro cognitivo y a las alteraciones estructurales, por lo que identificarlas en personas sanas «da una ventana temporal de oportunidad para mejorar la función y, potencialmente, prevenir, ralentizar o modificar la progresión».
Además, estos resultados refuerzan la relevancia de un estilo de vida saludable para mantener la función cerebral y prevenir enfermedades neurodegenerativas.