Por Antonio Gallego, economista y exdiputado en el Congreso y el Parlamento
La opa de BBVA sobre el Banco de Sabadell es una de las grandes cuestiones financieras que quedan pendientes a lo largo de 2024. impacto económico La maniobra financiera es de tal calibre que está marcando la agenda de los principales agentes económicos españoles. Desde que BBVA lanzó la opa hostil sobre el banco catalán hace más de seis meses, la operación aún no se ha cerrado. La lentitud de los órganos reguladores, las presiones políticas de alta intensidad y la escasa capacidad de negociación están enturbiando el terreno.
La unión de ambas entidades es una posibilidad de la que se viene hablando desde hace años. Tras un primer acercamiento en 2020, que acabó con la negativa del banco que preside a fusionarse Josep OliúBBVA y Banco Sabadell retomaron contactos a finales de 2023, impulsados por la necesidad de afrontar los retos del entorno financiero europeo y buscando, entre otras cosas, aumentar su competitividad.
Fruto de este diálogo, BBVA hizo pública su oferta pública de adquisición en mayo de 2024, ofreciendo canjear una acción de BBVA por 4,83 acciones de Sabadell, oferta inicial que fue rechazada. El grupo financiero vasco no se rindió y tras ese primer rechazo lanzó el 9 de mayo una opa hostil (sin el apoyo de la sociedad objetivo) para hacerse con el 100% de las acciones de Banc Sabadell, con la intención de hacerse con el control total de la entidad y poder realizar la integración completa de sus operaciones.
BBVA buscó consolidar su posición competitiva en el mercado español y europeo, aumentando su cuota de mercado y ampliando su base de clientes.
Con esta operación, BBVA buscaba consolidar su posición competitiva en el mercado español y europeo, incrementando su cuota de mercado y ampliando su base de clientes. Además, espera optimizar su red de oficinas, la eficiencia de su plataforma tecnológica y beneficiarse de las fortalezas de Sabadell en el segmento de pymes. Esto, sin duda, presentó aspectos positivos si la absorción se llevara a cabo con éxito y con relativa rapidez, no afectaría el valor bursátil de los protagonistas. Pero, por supuesto, no está libre de incertidumbres y riesgos.
Los oponentes de Adquisición hostil lanzados por BBVA sostienen que esta optimización de los recursos logísticos implica una importante pérdida de empleo en el sector y limitará la accesibilidad de los clientes a las oficinas. También plantean dudas sobre la voluntad real de BBVA de financiar a las pymes, un sector en el que Banc Sabadell desarrolla una actividad empresarial relevante, especialmente en Cataluña y la Comunidad Valenciana. Y lo más importante, no está del todo claro qué tipo de impacto tendrá sobre el poder de mercado, la competencia y la concentración del mercado si el segundo y el cuarto banco español se fusionan. No es baladí observar que, si se realiza la unión, Sólo tres grupos financieros controlarían el 73,7% de las oficinas bancariasreduciendo la competencia en el mercado y afectando negativamente a los consumidores con peores precios y servicios financieros.
Además del impacto económico de esta posible unión, también está sobre la mesa la potencial pérdida de influencia política y económica de Cataluña. desaparecer una de sus principales entidades financiadoras desde hace décadas. Así lo afirman el Gobierno de la Generalitat, los sindicatos y el Principales patronales de empresarios catalanes que comparecerán ante la CNMC porque consideran que, de prosperar la opa hostil, alteraría significativamente la competencia y tendría repercusiones directas en las condiciones de financiación de las empresas, algo que BBVA niega rotundamente.
No es baladí observar que, si se realiza la unión, Sólo tres grupos financieros controlarían el 73,7% de las oficinas bancarias
No parece que la opa hostil de BBVA vaya a ser una operación viable, fácil y rápida, ni siquiera después de recibir el visto bueno de la Comisión Europea y la sin oposición del Banco Central Europeo. La decisión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia de llevar el estudio de la operación a la Fase II amplió los plazos y entorpeció los planes de BBVA. Las presiones de los poderosos lobby catalán sobre el Gobierno de Pedro Sánchez puede hacer tambalear los deseos del BBVA, apoyado a su vez por el PNV que está echando todo su peso al asunto.
El juego es entre vascos y catalanes. será un decisión política al más alto nivel el que acabe impulsando o frenando esta operación que desde el primer momento Moncloa no vio muy con buenos ojos. La presión política sobre Sánchez determinará el resultado. Desgraciadamente, nadie en su sano juicio cree que la CNMC sea hoy un organismo regulador que actúa en España con total independencia y que vela por el interés general de los consumidores y de las empresas, que son, en definitiva, quienes deben ser defendidos en este proceso de » ruptus” que está costando un ojo de la cara a BBVA en Bolsa, hecho que a su vez desalienta a los accionistas de Banc Sabadell a ver con buenos ojos esta opa hostil.