Domingo, 22 de septiembre de 2024, 09:58
La mayoría de participantes coinciden en que para afrontar un reto de estas características, además de ser muy resilientes, también hay que tener un poco de locura. Y es que la aventura que ha emprendido este nerjeño de 46 años no es para cualquiera. La Swiss Peaks 660 está reconocida como una de las carreras de ultra trail más exigentes del mundo. A pesar de que en su nombre se hace referencia a los 660 kilómetros, el recorrido inicial de este año ha sido de más de 690 kilómetros. Tras varias modificaciones en el recorrido y algunas zonas sin señalizar, los participantes han acabado recorriendo más de 700 kilómetros. Todo ello en una prueba sin paradas que se ha prolongado durante doce días, con más de 100.000 metros de desnivel acumulado. Además, los participantes han tenido que enfrentarse a los exigentes retos de altitud de cruzar más de 50 picos de los Alpes suizos, cada uno de ellos de entre 2.000 y 3.000 metros, lo que dificulta enormemente la respiración. Ha sido una auténtica batalla entre la montaña y los límites del cuerpo humano.
En la edición de 2024, que finalizó hace unos días, solo participaron 168 corredores de todo el mundo, y de ellos solo 56 lograron llegar a la meta. Entre los finalistas se encontraban dos españoles que completaron la carrera juntos: el nerjeño Javier Losada y su compañero de carrera, Pablo Martínez, que vive en Vélez-Málaga desde hace cuatro años. Los nerjeños conocen desde hace tiempo el talento deportivo de Losada, que ha visto competir en algunas de las carreras de larga distancia más prestigiosas del país, incluidas las 100 Millas Bandoleros, la Gran Vuelta Valle del Genal, la Transvulcania y la Backyard El Último León de Melilla (216 km), que ganó. Como coordinador del área de deportes del ayuntamiento local, sus logros no han hecho más que aumentar su reputación en la ciudad.
Ya con una amplia experiencia a sus espaldas, decidió ampliar sus horizontes en el extranjero y completó el Ultra Trail du Mont Blanc (170 kilómetros), el Calar Río Mundo (105), el Gran Trail Courmayeur en los Alpes italianos (105), la Ronda del Cims en Andorra (180) y la versión más corta del Swiss Peak (360), donde fue subcampeón por parejas en 2021. Sin embargo, su decisión de afrontar este reto mucho más exigente y de mayor envergadura fue una gran sorpresa.
Describió su experiencia como: “La prueba más brutal y difícil de mi vida. He vivido un agotamiento extremo. Nunca dormíamos más de dos o tres horas diarias y hacíamos sesenta o setenta kilómetros diarios, teniendo en cuenta los miles de metros de desnivel… Llegó un momento en que todo era tan agotador que la cabeza dejaba de funcionar”. Pero sin duda, lo más difícil no fue el reto físico, sino el emocional: “Fue una locura, pero sin duda lo más difícil fue separarme de mi familia. Lloraba todos los días. Les prohibía a mis hijas que me dijeran que me echaban de menos, porque me rompía el corazón”.
Al tratarse de una carrera sin paradas, sentía que debía descansar por las exigencias físicas, pero también sabía que no podía relajarse demasiado o sería superado por el resto de corredores, aunque el verdadero reto era simplemente terminar. Losada y su compañero hacían pequeños descansos en los distintos avituallamientos instalados por la organización, donde recibían comida y agua. Sin embargo, como estos avituallamientos estaban situados cada 100 kilómetros o más, muchas veces tenían que descansar donde podían. El resto del día, marchaban con mochilas de más de seis kilos, equipados con mallas largas, gorros, guantes, botiquín, comida, teléfono móvil y agua, que a menudo escaseaba. «Recuerdo situaciones bastante extremas. Tuvimos una ola de calor que asombró a la propia organización porque hacía 36 grados a 2.000 metros de altura y el consumo de agua se disparó hasta los doce litros diarios; nos quedamos sin líquido y tuvimos que buscar fuentes naturales por el camino, incluso tuve que masticar hielo de la montaña para hacer frente a la deshidratación», relata.
Estas no fueron las únicas anécdotas que contó el malagueño durante su agotadora travesía. “Un día, mientras íbamos bajando, nos pilló un temporal de lluvia. Aquella noche, sólo dormimos ocho minutos, acurrucados bajo un árbol”.
Después de 12 días y 12 noches, Losada no encontraba las palabras para describir lo que sentía al llegar a la meta. Estaba lleno de satisfacción por su logro, pero también ansioso por volver a casa con sus seres queridos y compartir los detalles de su desafío más difícil hasta el momento, pero ciertamente no el último.