Antes del rápido derrocamiento del gobierno sirio, los funcionarios iraníes calificaron las condiciones en Siria de «normales», pero es probable que la caída del régimen de Bashar al-Assad ponga en peligro el papel de Siria como eje de la estrategia regional de Teherán.
Dentro de la visión geopolítica iraní, Siria es la piedra angular, la «Media Luna Chiita», que pretende vincular a Irán con sus aliados en el Líbano y más allá.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, describió una vez a Siria como el «pilar» del «Eje de Resistencia», una red de grupos respaldados por Irán que se oponen a Israel y a la influencia estadounidense en el Medio Oriente.
Siria también ha funcionado como corredor para las armas iraníes y otro tipo de apoyo al Líbano. La familia Assad gobernó Siria con mano de hierro durante más de 50 años y su caída representa un revés devastador para Teherán.
Los analistas sostienen que, si bien Irán puede seguir apoyando a grupos poderosos en la región, su capacidad financiera y militar se ha reducido significativamente. Para Mohamad Javad Akbarin, analista político y disidente iraní, «Teherán podría ahora cambiar su estrategia para mantener su influencia», impidiendo el establecimiento de un nuevo orden estable en Siria.
E Irán ha apoyado anteriormente a fuerzas desestabilizadoras, por ejemplo, en Irak y Afganistán, con el objetivo de contrarrestar la influencia estadounidense y proyectar su propio poder. Sin embargo, las actuales dificultades económicas de Teherán limitarían esta vez su capacidad para llevar a cabo tales estrategias.
Irán gastó miles de millones en Assad
El costo de apoyar al gobierno sirio fue una fuente de creciente frustración pública en Irán. En 2020, Heshmatola Falahatpishe, expresidenta de la Comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento iraní, reveló en una entrevista a un periódico que Irán habría gastado unos 30.000 millones de dólares (unos 28.000 millones de euros) para mantener a Al Assad en el cargo. poder.
Este apoyo de Irán, así como de Rusia, permitió a Assad tomar ventaja en la guerra civil siria, durante la cual reprimió brutalmente a la oposición. Assad está acusado de crímenes de guerra, incluidos ataques indiscriminados contra civiles.
Las dificultades económicas en Irán han alimentado el resentimiento entre la población. Muchos iraníes se preguntan por qué su gobierno da prioridad al gasto exterior sobre el gasto interno, por ejemplo en la construcción de escuelas y hospitales en regiones empobrecidas como Sistán y Baluchistán.
Debilitando la propaganda de Teherán
Muchos iraníes recibieron la noticia de la caída de Assad con cauteloso optimismo, especialmente aquellos desilusionados con su propio gobierno autoritario.
Reza Alijani, activista político iraní en París, explica a DW que la caída de Al Assad permite establecer paralelismos entre los regímenes opresivos de Damasco y Teherán. Según él, las declaraciones de las fuerzas de la oposición en Siria parecen querer garantizar un gobierno inclusivo, por lo que se esforzarán por evitar el caos y podrían servir como modelos potenciales para el futuro de Irán, si algún día la República Islámica colapsara.
Sin embargo, Alijani reconoce los desafíos de la transición de la dictadura a la democracia en sociedades marcadas por décadas de gobiernos autoritarios.
Saeed Peyvandi, un sociólogo iraní en París, sostiene, por su parte, que el colapso del régimen de Assad expondría la erosión del «contrato social» entre el Estado iraní y sus ciudadanos.
Irán mantiene el rumbo en Medio Oriente
Muchos analistas creen que es poco probable que Irán cambie mientras el líder supremo Ali Jamenei permanezca en el poder. Erfan Sabati, investigador en Londres, explica a DW que el estado actual de Irán es comparable al de Alemania Oriental en los meses previos a la caída del Muro de Berlín.
Sabati sostiene que los regímenes autoritarios a menudo parecen inquebrantables hasta que colapsan repentinamente bajo el peso de la disidencia pública y las presiones externas. Las recientes oleadas de protestas en Irán, incluido el movimiento «Mujeres, Vida, Libertad», han demostrado una creciente desconexión entre el gobierno iraní y la población civil. Queda por ver si el liderazgo de Irán puede adaptarse a los desafíos internos y externos, o si continuará apegándose a su estrategia actual.
(rmr/ms)