Para Max Olivier, la muerte no entra en sus planes. Dice que «el criopreservación Es una forma de determinar un final seguro» y por eso decidió intentarlo con su padre, fallecido por cáncer de páncreas en 2016: «Quiero seguir viviendo momentos bonitos con él».
El padre de Max es uno de los 5 españoles que están criopreservados, o lo que es lo mismo, ‘congelados’ con la esperanza de que algún día la ciencia les devuelva la vida.
Él mismo se hizo cargo de todo el proceso: afirma que «le aplicó hielo seco, que es con lo que, según él, se enfrían los cuerpos» y luego lo trasladó a una empresa criogénica rusa. Puso su cuerpo en un tanque de nitrógeno líquido a -196 grados. «Guárdalo en el frigorífico para revivirlo en el futuro», dice Max. Dice que durante el traslado de su padre, un viaje de 14 horas, «Dormí encima del ataúd, no podía escaparme de él. El frío atravesó la madera, pero me consoló.»
Max cuenta que descubrió esta práctica una noche en Internet, cuando vio un vídeo de una de las empresas que se dedican a la biostasis en Estados Unidos, que explicaba el procedimiento. Ella pensó que de esta manera su padre moriría, pero que en el futuro podría volver a tenerlo.
Con esa esperanza, de que algún día pueda revivir. Le preguntamos: ¿qué hará si eso sucede algún día? Max lo tiene claro: «Lo primero que le mostraremos cuando reviva sería una especie de resumen de lo que ha pasado durante estos años».
El caso de Max no es el único, Lía también se ha sometido a este técnica a su marido, que falleció repentinamente de un infarto con tan solo 50 años. Ella dice que hace esto «por amor y para detener la muerte». Aunque sólo ha conservado su cerebro. Ella está en Alemania. «Sí, para mí eso significa darle otra oportunidad en la vida». La suya fue la primera criopreservación de la Península Ibérica y la tercera del país.
¿Cuál es el coste económico de esta técnica?
El precio oscila entre los 12.000 euros, si sólo se conserva el cerebro, hasta los 200.000 si se trata del cuerpo entero.
La primera española criopreservada fue una joven que murió de un infarto en 1996, a la edad de 21 años. Le siguió su abuela en 2002. Actualmente ambos se encuentran criopreservados en Alcor.
Un deseo que el mundo tiene para otras 500 personas fallecidas cuyos cuerpos han sido criopreservados pero que, por el momento, la ciencia aún no ha podido cumplir.
El último español fue criogenizado hace unos días, en el que Cordeiro, ingeniero e impulsor de la criogenización, considera la Fundación Europea Biostasis, en Suiza, «el mejor centro de criopreservación» que existe actualmente. Su familia prefiere no dar más detalles y permanecer en el anonimato.
Actualmente sólo se practica en estos países: Estados Unidos, Alemania, Suiza, Holanda y Rusia. En España es ilegal. Por tanto, los 5 españoles que han optado por esta técnica están repartidos en esos lugares.
Síguenos en nuestro canal whatsapp y no te pierdas las últimas novedades y todas las novedades de anten3noticias.com