Cuartango propone un viaje fuera de lo común en ‘España Mágica’

«Me gustaría que estas páginas fueran un impulso para viajar por la geografía española. Y para conocer y disfrutar de la belleza de estos parajes hoy fuera de las clásicas rutas turísticas. ‘La España Mágica’ (Ediciones B) es precisamente el viaje que propone el escritor, periodista y columnista burgalés Pedro García Cuartango (Miranda de Ebro, 68 años) por los grandes secretos arqueológicos y monumentales de nuestro país.
Desde las cuevas de Zugarramurdi y sus episodios de brujería hasta los Dólmenes de Antequera; desde aquella Galicia celta y mágica y su Finisterre considerado el fin del mundo civilizado, hasta el monasterio de San Juan de la Peña, que albergaba el Santo Grial, según cuenta la tradición, Cuartango recorre esa España atávica de norte a sur y de este hacia occidente en busca de las lejanas culturas que nos precedieron y el espíritu de sus creadores.
En este repaso al pasado de la Hispania antigua, el veterano cronista, ganador del premio Luca de Tena 2023, pone su pluma al servicio del lector en una invitación a viajar y admirar los legendarios paisajes, lugares de culto, castillos, iglesias. y tradiciones “que son muestra viva de lo que fueron nuestros antepasados”.
La Iberia megalítica, celta, fenicia, griega, romana y medieval cobran vida a lo largo de las 250 páginas del libro, que se detiene también en los últimos reductos templarios, en esa singular colegiata de San Pedro de Cervatos y su vasto repertorio de escenas eróticas o en la maravillosa ‘basílica del agua’ de Ocaña, la enigmática Fuente Grande, obra de Juan de Herrera en el siglo XVI.
Cuartango sostiene en esta culta guía, alejada de las rutas tradicionales, que España es un crisol donde se han fundido pueblos del norte de Europa, del Mediterráneo y de África «y todos han dejado su huella» en un pasado remoto en el que ahora se adentra el periodista. su ‘España Mágica’, donde el lector, por ejemplo, dejará dudas sobre si el Palacio de Hércules está escondido en Toledo o si, en verdad, toda una legión romana se negó a cruzar el cauce del río Limia en Ora por temor a perder su memoria.