Iván García Pérez, de 42 años, se encontraba el pasado martes en su domicilio de Alfafar disfrutando de unos días de vacaciones. Cuando la mortal tromba llegó alrededor de las 8 de la noche, pensó en ayudar en cuanto pudiera bajar a algunas calles derrumbadas. “Ante una tragedia, después de sobrevivir, hay que ayudar en todo lo que se pueda”, afirma este policía que a las tres de la madrugada ya estaba ayudando a la gente. Para entonces, los coches ya se habían amontonado en las calles, formando barreras en ocasiones infranqueables que impedían el acceso a las plantas bajas y el tráfico. Además del corte de luz, apenas había cobertura de móvil y, por tanto, era muy complicado contactar con alguien los miércoles y jueves. Este viernes empiezan a mejorar las comunicaciones y el abastecimiento, pero todo muy poco a poco, con muchas carencias.
Iván hizo una oferta en su difusión Dale; gracias”. El mensaje tuvo múltiples visualizaciones y comentarios en apenas dos días. “Catalina Rodríguez Díaz, anciana con respirador y dependiente. Maestro Barrachina 23″, escribió María Teresa. “¡Ubicada! Los servicios sociales la tienen con su nieta”. ¡Están bien!”, respondió Iván al cabo de unas horas.
He localizado con vida a Catalina Rodríguez en la calle Maestro Barrachina y a Raúl Bresos en la Av de Reyes Católicos de Alfafar. Están todos bien.
Familiares notificados.
Seguimos 💪🏻
– Iván (@ivangarciapz) 31 de octubre de 2024
“Hemos podido ayudar a tres familias que han encontrado o no han podido contactar con sus seres queridos”, explica por teléfono el policía a este diario. “He localizado con vida a Catalina Rodríguez en la calle Maestro Barrachina y a Raúl Bresos en la Av de Reyes Católicos de Alfafar. Están todos bien. Familiares notificados. Seguimos”, escribió el agente en X. “Ahora tenemos luz, pero antes no la había. La gente no podía cargar sus teléfonos móviles. Mi Twitter estaba ahí y lo he usado, con mensajes públicos y privados”.
Iván destaca la solidaridad de los vecinos, pero no puede dejar de notar también la mezquindad de algunos. Dice en un post de su cuenta: “Y ahora, después de la desgracia, voy a contar la MISERIA HUMANA del pueblo. Cuando dejó de correr el agua en Alfafar, de 12 a 3 de la madrugada bajé a ayudar a la gente. Mientras yo y muchos otros ayudamos, otros SAQUEARON tiendas de anteojos, televisores… TODO. “Qué enojado me sentí”. «Sí, así es. En las tragedias hay generosidad y también miseria humana: mientras nosotros ayudábamos a la gente a cruzar una calle, otros robaban», comenta, antes de salir a buscar una camioneta y llenarla de comida para regresar con ella. De momento no puede volver a trabajar. La mayoría de las comunicaciones permanecen cerradas, no hay metro, no hay coches privados. “Mientras tanto, voy a seguir ayudando en lo que pueda aquí, en mi pueblo”, afirma. añade.