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Torres-Remírez | @jostorresremrez
Estoy seguro de que muchas personas han llegado a leer este obituario preguntándose:
«OMS Daniel FanegoSi han hecho un artículo para rendirle homenaje tras su temprana muerte debe ser alguien importante, pero… ¿Quién es Daniel Fanego?
La mejor manera de explicar quién era Daniel Fanego es decir que era un rostro sin nombre. Para los amantes del cine argentino, ver el rostro de Fanego en el reparto era una apuesta segura de que las actuaciones iban a ser de cierto nivel. Las películas quizá no estaban a su altura, pero él siempre era bueno.
La mayoría de los artículos que lo recuerdan dicen que fue un gran actor de teatro, que de pie en aquel escenario, a escasos metros del público, se quedó maravillado. Elevó la profesión de actor a cotas sobresalientes, a las que sólo los grandes actores consiguen llegar. Y tengo que creer en esas voces, porque desgraciadamente, quien escribe estas líneas nunca tuvo la oportunidad de ver al actor iluminado por los focos.
Sin embargo, he tenido la oportunidad de disfrutarlo en el cine. Su legado, que deja a todos los amantes del cine en general y del cine argentino en particular, son sus películas.
De este lado del charco quizás su papel más recordado sea el del antagonista de Ricardo Darín En “Luna de Avellaneda” (2004), hay un político que también está preocupado por su barrio, pero a diferencia de Darín, no es un soñador que piensa que las cosas se arreglarán por arte de magia. La pobreza, el desempleo y el deterioro del barrio no se frenan con buenos deseos, sino con trabajo y futuro para la gente menos favorecida. Puede que no sea el héroe de la película, pero su personaje defiende bien sus ideas y no se deja intimidar por nada, ni siquiera por la sospecha que un agobiado Darín intenta lanzarle de corrupción.
En el cine argentino ha habido un buen puñado de obras mayores de las que hablamos los que creemos que el país del cono sur tiene la industria cinematográfica más potente de todos los países de habla hispana (incluso más que España en algunos momentos). De todas ellas quiero destacar “Betibu” (2014)en la que Fanego interpreta a un viejo periodista en un mundo cambiante, como era el de los informativos, o como era entonces el del cine. Salvo el final, que no es culpa del actor, nos encontramos con un thriller clásico que bien podría haber sido firmado por cualquiera de los directores más aclamados del género. En el cartel de la película que ponen delante Alberto Ammann ya José Coronadoya que los expertos en marketing sabían que vendían más, pero la película es un duelo interpretativo entre Mercedes Morán y el suyo propio Celemín. Un duelo en el que ninguno pierde, pero ambos salen fortalecidos por las acciones del otro.
Además de las películas ya mencionadas, sus papeles más destacados son en “Vaquero” (2011), “Todos Tenemos un Plan” (2012) y “El Ángel” (2018). En los tres, se le pone en un segundo plano, dejando el papel protagonista a Leonardo Sbaraglia, Viggo Mortensen o el Chino Darínpero los tres (algunos más que otros) deben trabajar duro para garantizar que Fanego no les robe escena.
Por supuesto, también tuvimos la suerte de contar con Daniel en otras películas de producción española. La última (que también es la más popular) es “Akelarre” (2020) que podría haber dado más de sí, de no haberse estrenado en el fatídico año de la pandemia. Y en dos producciones muy diferentes: “¡Atraco!” (2012)donde compartió pantalla con otro compatriota suyo, Guillermo Francella y “Los malditos” (2009) donde podría haber sido el protagonista de la película.
A pesar de todo, Fanego nos tiene reservado un último regalo. Quienes hayan estado en el Festival de San Sebastián habrán podido comprobarlo. “Jockey” (2024), pero el resto podremos disfrutar del acto final de este gran actor a partir de finales de octubre.
La noticia de la muerte de Daniel Fanego nos entristece, pero también nos impone obligaciones: ¿hemos visto todas sus películas? Yo no las he visto. Todavía tengo que verlas. “Ni Dios, ni patrón, ni marido” (2010), “El Fausto criollo” (1979) Y algo más. No hay mejor homenaje a un actor que seguir viéndolo y disfrutando de sus películas.