El Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo progresivo sin cura conocida que también afecta a millones de personas en todo el mundo. Si bien se sabe que el ejercicio físico reduce el deterioro cognitivo, los mecanismos celulares detrás de sus efectos neuroprotectores han seguido siendo difíciles de alcanzar “hasta ahora”.
La actividad física, la dieta y otras intervenciones no farmacológicas se han investigado como herramientas preventivas, pero mientras tanto, más de 57 millones de personas viven con Alzheimer y las estimaciones para 2050 llegan a 153 millones de personas en todo el mundo.
Científicos de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y de la Universidad Federal de São Paulo (Brasil) han llevado a cabo un estudio en ratones cuyos resultados aportan nuevas esperanzas en la batalla contra este devastador trastorno.
Su principal conclusión es que el ejercicio aeróbico regular podría reducir significativamente los marcadores de enfermedad asociados con el Alzheimer. Podría parecer que este resultado no es nuevo; Sin embargo, el estudio destaca cómo la actividad física no sólo protege las células cerebrales sanas sino que también restablece el equilibrio en el cerebro que envejece.
Y así es como impacta en el hipocampo, que es la región del cerebro responsable de la memoria y el aprendizaje, y específicamente en marcadores clave del Alzheimer: placas amiloides, ovillos de tau y acumulación de hierro en células productoras de mielina conocidas como oligodendrocitos. .
El estudio, publicado en ‘Brain Research’, midió el impacto del ejercicio aeróbico en marcadores clave del Alzheimer. “Esta investigación destaca el potencial del ejercicio aeróbico para servir como piedra angular en las estrategias preventivas del Alzheimer”, destaca el Dr. Augusto Coppi, profesor titular de Anatomía Veterinaria de la Universidad de Bristol y uno de los autores principales del estudio.
Los resultados revelaron que los roedores que completaron un programa estructurado de ejercicio aeróbico experimentaron reducciones significativas en los ovillos de tau (alrededor del 63 % con el ejercicio), las placas amiloides (alrededor del 76 % en el grupo de ejercicio) y la acumulación de hierro (reducida en aproximadamente el 58 % en el grupo de ejercicio). cerebros de roedores en ejercicio).
Además, se observó una mejora en la salud de las células cerebrales, incluido un mayor número de oligodendrocitos protectores; una reducción de la inflamación cerebral en el grupo de ejercicio (entre un 55% y un 68% según el biomarcador inflamatorio considerado) y de la muerte celular; y mejora la comunicación entre las células cerebrales, restaurando el equilibrio crítico en la función cerebral a medida que envejece.
Los investigadores dicen que integrar el ejercicio aeróbico regular en la vida diaria podría desempeñar un papel crucial para retardar o prevenir la progresión del Alzheimer. Las iniciativas de salud pública deberían priorizar los programas de ejercicio adaptados a las poblaciones que envejecen.
De cara a los próximos meses, los investigadores están planificando ensayos clínicos en humanos para confirmar los efectos protectores observados en modelos de roedores. También investigarán fármacos dirigidos al metabolismo del hierro y la muerte celular como posibles enfoques terapéuticos para el Alzheimer.
¿EN QUÉ CONSISTE EL EJERCICIO AERÓBICO?
El ejercicio aeróbico, también conocido como “cardio”, es una forma de actividad física que aumenta la frecuencia cardíaca y mejora la capacidad del cuerpo para utilizar el oxígeno de manera eficiente. Este tipo de ejercicio implica movimientos rítmicos y repetitivos que involucran grandes grupos de músculos, como los de las piernas, los brazos y la espalda.
Se recomiendan de 20 a 30 minutos y debe ser algo lo suficientemente intenso como para elevar tu ritmo cardíaco. Caminar rápidamente, correr o trotar, andar en bicicleta, nadar o bailar podrían ser buenos ejemplos de ejercicio aeróbico.
Más allá del resultado de este estudio, fortalece el corazón y reduce el riesgo de enfermedades cardíacas; mejora la eficiencia del sistema respiratorio; estimula la circulación sanguínea en el cerebro, promueve la neurogénesis y reduce el deterioro cognitivo; ayuda a controlar el peso y reduce el estrés.