Doodle de Google celebra a Mario Molina, científico que reveló la amenaza del ozono

Durante años, los productos químicos utilizados en laca para el cabello y refrigeradores causaron estragos en la capa de ozono, la cubierta protectora que nos protege de la dañina radiación ultravioleta del sol. Pero no fue hasta 1974 que la gente empezó a darse cuenta.
Ese fue el año en que el científico mexicano Mario Molina publicó un trabajo de investigación que mostraba que los clorofluorocarbonos, ampliamente utilizados en refrigerantes de refrigeradores, pintura en aerosol, desodorantes en aerosol y otros productos en aerosol, estaban agotando la capa de ozono. Las consecuencias fueron nefastas, ya que sin la capa de ozono para protegernos del sol, nuestro planeta no sería habitable. Su investigación ayudó a cambiar la política ambiental global.
Para honrar los esfuerzos pioneros de Molina para combatir un desastre ambiental, Google dedicó su Doodle a Molina en el cumpleaños número 80 del científico ganador del Premio Nobel.
Nacido el 19 de marzo de 1943 en la Ciudad de México, Molina se sintió atraído por la ciencia desde muy joven, convirtiendo un baño de su casa en un laboratorio improvisado para sus juegos de química.
“Ya estaba fascinado por la ciencia antes de ingresar a la escuela secundaria”, escribió Molina en una biografía en el sitio del Nobel. «Todavía recuerdo mi emoción cuando miré por primera vez los paramecios y las amebas a través de un microscopio de juguete bastante primitivo».
Después de ser enviado a un internado suizo a la edad de 11 años, Molina regresó a México para estudiar un programa de ingeniería química en la Universidad Nacional Autónoma de México antes de obtener un doctorado en química física de la Universidad de California, Berkeley, en 1972.
Un año más tarde, mientras trabajaba con F. Sherwood Rowland de la Universidad de California en Irvine, Molina descubrió que los CFC en la atmósfera superior podían descomponerse por la radiación ultravioleta, liberando átomos de cloro que destruyen las moléculas de ozono. Sus hallazgos fueron publicados en la revista Nature en 1974.
Sus hallazgos fueron denunciados por industrias que dependen de los CFC, y el ejecutivo de una empresa alegó que la teoría de la pareja fue «orquestada por el Ministerio de Desinformación de la KGB». Pero en 1985, investigadores británicos descubrieron un enorme agujero en la capa de ozono sobre la Antártida.
Esos hallazgos llevaron a los gobiernos de todo el mundo a unirse en la década de 1980 y firmar un tratado llamado Protocolo de Montreal para eliminar gradualmente el uso de sustancias que dañan la capa de ozono. La revista Science calificó el acuerdo como «el esfuerzo internacional más exitoso para combatir el cambio climático y la degradación ambiental».
Por su trabajo, Molina y Rowland compartieron el Premio Nobel de Química de 1995 con Paul J. Crutzen del Instituto Max Planck en Alemania. Al anunciar el premio, la Real Academia Sueca de Ciencias dijo que «los tres investigadores han contribuido a nuestra salvación de un problema ambiental global que podría tener consecuencias catastróficas».
En 2013, el presidente Barack Obama otorgó a Molina la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto honor civil en los EE. UU.
Molina murió de un infarto en 2020 a la edad de 77 años.