«Si mi abuelo era analfabeto y yo me dedico a escribir es porque algo ha pasado, y eso se llama progreso», afirmó. Eduardo Solá la noche de este sábado al recoger su premio en la categoría de mejor guión en la XVII edición de los Premios Gaudí por Casa en llamas. El guionista comenzó su discurso hablando de su familia, que dista mucho de parecerse a la de la película. Una familia, ha asegurado, a la que «le gustaría tener una cara en la Costa Brava y un barquito para salir a navegar». «Pero no lo tenemos. En casa somos charnegos orgullosos»él ha blandido.
Sus palabras no han dejado de compartirse en las redes sociales la mañana de este domingo. Un charnego es una persona que vive en Cataluña, pero originaria de otra provincia. Es el caso de los abuelos de Sola, todos ellos eran andaluces. Y son precisamente ellos los protagonistas de su discurso. En especial, su abuelo Eduardo, «que no sabía leer ni escribir». «Él era analfabeto y yo me dedico a escribir», afirmó nada más recibir el premio.
Su abuelo continuó diciendo en un discurso que se sigue compartiendo en las redes sociales el domingo por la mañana, «Ocultó toda su vida que era analfabeto». «Podría entender este premio como una venganza», continuó. Una «venganza» contra quienes «engañaron» a su abuelo «aprovechándose de sus carencias culturales» o «contra todos aquellos que de una forma u otra han hecho sentir inferiores a mis abuelos, mis padres y mis tíos». «Una venganza por todas estas miradas de superioridad que en tres generaciones nos hemos tenido que tragar los que venimos del fondo de todo», añadió antes de concluir que no, no se lo va a tomar así.
El guionista prefirió tomárselo como «una celebración». «Si mi abuelo era analfabeto y yo me dedico a escribir es porque algo ha pasado y eso se llama progreso», afirmó Sola, quien encuentra en ese progreso «un éxito colectivo». «Si estoy aquí delante recogiendo un Gaudí No es solo gracias a mí, sino a la escuela pública.«, aseguró, y añadió a la lista de agradecimientos las casas, las plazas, el esparcimiento y todas aquellas personas que lo han «acompañado en crecer y vivir».
«Si me dedico a escribir es que algo estamos haciendo bien», sostuvo. «Mandamos al infierno a los xenófobos, a los que se aprovechan de los demás, Por favor, sigamos acogiendo a los de fuera, con los brazos abiertos.y veremos cómo dentro de unos años escriben grandes historias catalanas», concluyó, antes de agradecer a algunos compañeros, así como «a la madre que os parió a todos».