El cazador de tendencias en Bolsa: comprar cartón para beneficiarse del comercio electrónico y del mobiliario de cocina durante la pandemia | Negocio

Sólo alguien que lleva 20 años trabajando con éxito en los mercados financieros –y que además destila mucha confianza en sí mismo– advierte que va a resumir la historia de la macroeconomía en apenas 20 segundos. “Desde la edad de piedra, el ser humano ha desarrollado avances tecnológicos que han generado más productividad, liberando renta disponible, lo que a su vez ha traído consigo mejoras en el consumo”, recita Carlos Val-Carreres (Zaragoza, 1976). Su tarjeta de presentación dice que es gestor del fondo MyInvestor Value, pero prefiere definirse como alguien que ha desarrollado un método que descubre ideas de inversión. “Si generas buenas ideas y las gestionas correctamente tendrás resultados positivos”, afirma.

Se inició profesionalmente en Ibercaja y se hizo un hueco en el sector gestionando el patrimonio del expresidente de Telefónica César Alierta, a través de su Sicav Lierde. Ahora, en el neobanco del grupo Andbank, sigue perfeccionando su pócima mágica –“en la vida hay que evolucionar, y en la gestión también”– para coger buenas rentabilidades en Bolsa. Y para ello aplica un sistema del que no se desvía ni un milímetro. Un sistema con tres fases.

La primera parte del método es el filtro de empresa. Un tamiz que no todo el mundo pasa. Cotizar a precios atractivos es un requisito necesario, pero no suficiente. “Me gustan las empresas con dueño, es decir, con un accionista de referencia que me acompaña y pone su dinero en juego”, explica. “También empresas con un ROE (rentabilidad financiera) que supera en 300 puntos básicos el coste del capital, con poco endeudamiento y que prefieren reinvertir beneficios antes que pagar demasiados dividendos”, añade.

Una vez realizada la selección de valores llega la segunda fase que se ha definido como la “teoría de las derivadas”. Val-Carreres cree que, más que los ciclos económicos, lo que realmente determina la evolución del mercado son las grandes tendencias estructurales impulsadas por los cambios tecnológicos. Y él, en lugar de intentar detectar el caso más claro de éxito en cada punto de inflexión de la historia, prefiere apostar por los actores secundarios que los hacen posibles. “Te pongo dos ejemplos”, continúa. “Amazon es el ganador del boom del comercio electrónico, pero cuando empezó esta forma de distribución nadie podía saberlo. Lo que se podía intuir era que estábamos ante un cambio de paradigma en el consumo. Eso me llevó a apostar por las empresas de cartón, debido al aumento que se avecina en la demanda de embalaje y transporte”, explica.

Inteligencia artificial y energía limpia

Cuando llegó Covid utilizó la misma lógica. “La tentación era apostar por la farmacéutica que fuera capaz de desarrollar una vacuna, lo que era como disparar un tiro al aire. Por eso, sabiendo que la pandemia iba a traer cambios claros en los hábitos de la gente, invertí en fabricantes de autocaravanas, equipamiento de gimnasio o mobiliario de cocina”, resume.

El próximo movimiento tectónico en la economía viene de la mano de la inteligencia artificial (IA) y la energía limpia. Y, una vez más, Val-Carreres despliega su sentido del olfato para detectar a los forasteros y establecer conexiones en las sombras. “La IA consume mucha energía. Por tanto, la transición energética es la forma más inteligente de tener una exposición a la IA con menos riesgo”, argumenta.

Tras aplicar el filtro y los derivados, llega la tercera fase del método: la gestión de riesgos. Su cartera de fondos está invertida principalmente en empresas europeas de pequeña capitalización (reconoce, sin decir la maldita palabra, burbuja, que la valoración de los grupos tecnológicos estadounidenses está empezando a descontrolarse) y eso implica una mayor volatilidad. Para controlar las oscilaciones de las cotizaciones (y evitar que los clientes se asusten y acaben marchándose) aplica dos criterios aparentemente contradictorios: diversificación y concentración. Para lograr la diversificación, su fondo normalmente tiene entre 25 y 30 acciones; Para lograr la concentración, las 10 primeras posiciones de la cartera deben representar el 40% del volumen total del fondo, pero individualmente ninguna debe superar el 5%. Otra premisa innegociable es la liquidez: si las cosas van mal, debes poder deshacer tus posiciones en unos días.

MyInvestor Value gestiona 35 millones de euros. Desde el lanzamiento del vehículo en noviembre de 2021, la rentabilidad ha superado el 15% y, actualmente, las principales posiciones de su cartera son Verbio, Roche, Logista, Nokia, Billerud, Plastic Omnium y Veralia.

Sigue toda la información Economía y Negocio en Facebook y Xo en nuestro boletín semanal

Suscríbete para seguir leyendo

Leer sin límites

_