El Gobierno no oculta en privado sus críticas a la gestión del Ejecutivo valenciano ante la enorme tragedia provocada por las inundaciones. Una de sus miembros, la ministra de Defensa, Margarita Robles, incluso las expresó en público este viernes, lamentando el retraso y el alcance restringido con el que la Generalitat que preside el popular Carlos Mazón solicitó el despliegue del Ejército. El resto del Gabinete de Pedro Sánchez volvió a evitar el choque. El Ejecutivo, según fuentes gubernamentales, no tiene intención de asumir la gestión de la crisis salvo que Mazón lo solicite expresamente.
Sánchez podría tomar el mando si la emergencia declarada, ahora en el nivel 2, que da el timón a la comunidad autónoma, escalara al nivel 3. O, adoptando una medida más drástica, la declaración del estado de alarma como en la pandemia, declarado después ilegal por el Tribunal Constitucional. Ninguna de estas medidas forma actualmente parte de los planes del Gobierno.
Fuentes del Ejecutivo explican que si la Generalitat no lo solicita, asumir la coordinación de la crisis en contra de su voluntad sólo complicaría las tareas de ayuda a la población afectada y búsqueda de desaparecidos. El Gobierno valenciano, añaden estas fuentes, es el que mejor conoce el terreno y el que tiene la capilaridad de recursos necesaria para llegar a todas las localidades afectadas. Asumir el mando sin la aquiescencia de Mazón sería ineficaz, concluye el Ejecutivo.
El Gobierno lo que ha hecho es colocar un representante en el comité coordinador de emergencia, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que acudió este viernes a la primera reunión en Valencia. La imagen de Mazón y Marlaska juntos transmitía el mensaje de unidad y colaboración, por encima de las diferencias políticas, que ya se había ofrecido la víspera con el viaje de Sánchez a Valencia. El presidente valenciano, de nuevo en contraposición a las críticas del líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo, volvió a tener buenas palabras para el Ejecutivo de Sánchez en presencia de Marlaska: “Quiero agradecerles su disposición, porque, en cuanto cuando son llamados, vienen”.
Fue tras esa reunión del jueves entre ambos presidentes cuando Sánchez le ofreció a Mazón incorporar un ministro al órgano de coordinación. El valenciano no respondió de inmediato, pero acabó aceptando.
En ese clima de concordia, sólo el ministro de Defensa dio el paso de criticar, aunque sin mucha dureza, la actitud del Ejecutivo valenciano. En los pueblos afectados, cubiertos de barro, con torres de coches destrozados que impiden el acceso a las viviendas y escasez de agua y alimentos, empiezan a proliferar las voces que exigen la presencia del Ejército. En declaraciones a La Sexta, Robles descargó toda responsabilidad al Consell de la Generalitat. «Los militares estaban todos preparados para ir, pero la gestión de la emergencia corresponde a la Generalitat, no corresponde al Gobierno de España», comentó la ministra. No fue hasta la tarde del jueves que Mazón solicitó oficialmente el despliegue del Ejército.
Hasta este viernes, el president valenciano tampoco respondió al ofrecimiento del Gobierno catalán de enviar bomberos para colaborar en el rescate. Tras aceptar Mazón, 20 vehículos y 70 efectivos de la fuerza se desplazaron hasta Valencia. Las once comunidades autónomas restantes gobernadas por el PP, así como las ciudades de Ceuta y Melilla, también anunciaron conjuntamente, a media tarde de este viernes, a través de mensajes coordinados de cada uno de sus directivos en la red social medios como helicópteros y vehículos, como así como personal especializado.
El enfado político suscitado la víspera por los ataques de Feijóo al Gobierno ha amainado de momento. El Ejecutivo ha evitado enfrentarse al líder del PP, aunque Sánchez sí respondió tácitamente: visitó la sede de la Agencia Española de Meteorología (Aemet) para expresarle su apoyo tras recibir las críticas de Feijóo. La Aemet decretó la alerta roja por la gota fría a las 7.31 horas del martes, cuando la Generalitat no envió el primer aviso de emergencia a los teléfonos de los ciudadanos hasta pasadas las 20.00 horas
Feijóo no celebró este viernes ningún acto público y se limitó a difundir en las redes sociales un mensaje conciliador y de recuerdo a las víctimas y a quienes trabajan en las tareas de recuperación. “Estamos ante una emergencia nacional. Todos los medios del Estado son necesarios”, comentó. Entre los suyos hay quienes siguen irreductibles, como el diputado Rafael Hernando, que volvió a culpar a la Aemet, «dependiente de la desaparecida ministra de Cambio Climático», Teresa Ribera, ahora vicepresidenta de la Comisión Europea.
Tras el polvo de las críticas de Feijóo, que contrastaron con los agradecimientos de Mazón a Sánchez, la dirección del PP bajó ostensiblemente el tono el jueves por la tarde. “En medio de la devastación y el dolor no hay lugar para el oportunismo y la mezquindad”, afirmó el portavoz parlamentario Miguel Tellado, cuyas redes permanecieron este viernes en un inusitado silencio. “Debemos estar unidos ante la adversidad”, aconsejó Esteban González Pons. “No vamos a perder ni un minuto en otra cosa que no sea ayudar a los afectados”.
Quien no ha perdido ni un minuto en pasar al ataque ha sido Vox, concentrando sus municiones en el Gobierno de Sánchez y sin referencias explícitas al Gobierno valenciano, al que perteneció hasta el pasado mes de julio. “Todos tienen que dimitir. Tienen que irse a casa. Y luego sentarme en un banco”, afirmó Santiago Abascal en la cadena X. «Este crimen legislativo no puede durar ni un segundo más». El mensaje insistente de la extrema derecha es exigir el pleno despliegue del Ejército. Fue una asesora de Vox, Noelia Núñez, quien anunció, al llegar al Gobierno valenciano asociada al PP, la supresión de una Unidad de Emergencias que había creado el anterior Ejecutivo presidido por el socialista Ximo Puig.