La crisis de violencia en Haití alcanzó un punto crítico con el intento de asalto de bandas armadas contra el Palacio Nacional, sede del gobierno del país caribeño. En medio de una espiral que ha confirmado a la isla como un Estado fallido, ocurrieron los hechos que Dejaron al menos cinco policías heridosuno de ellos en serio.
La Policía Nacional de Haití contuvo el ataque contra la sede del poder político del país, acción perpetrada por la coalición de bandas armadas Vivre Ensemble (Vivir Juntos), liderada por el ex policía Jimmy Cherizier, alias «Barbacue». Los atacantes también prendieron fuego a un vehículo policial blindado que se encontraba en las proximidades del palacio.
En la acción de defensa también participaron las unidades encargadas de la seguridad de palacio de gobierno, activando un plan de protección cuando comenzaron a sonar los disparos.
Debido a los hechos, se anunció Prórroga del estado de alarma y del toque de queda impuesto en Haití desde el 6 de marzo, hasta el miércoles en el Departamento Oeste, donde se encuentra la capital, Puerto Príncipe. Es la zona del país que se estima está controlada en un 80% por grupos criminales organizados.
Asimismo, el gobierno del primer ministro Ariel Henry, que permanece en el cargo a la espera de la formalización de un Consejo Presidencial de Transición al que entregará el poder, como confirmó cuando anunció su renuncia el pasado 11 de marzo, insistió en que seguirá trabajando para que pronto pueda entregar los cargos y lograr una transferencia pacífica del poder.
Pero los anuncios del presidente, que aún se encuentra fuera de la isla, no se han materializado porque el nombramiento del grupo de nueve personas ha estado marcado por desacuerdos internos, mientras las pandillas han calificado la iniciativa, creada por Caricom, una organización intergubernamental integrada por de 20 naciones. ubicada en el Caribe, como «injerencia extranjera».
La violencia en Haití no ha sido controlada por ninguna medida adoptada hasta el momento. Incluso antes del ataque al Palacio Nacional del lunes por la tarde, la capital se había amanecido con cuatro cadáveres en un sector de la capital, Pétion-ville. Los cuerpos habían sido acribillados a balazos y al momento de escribir este artículo no había confirmación de sus identidades.
Esa zona de la ciudad se ha convertido en la más sangrienta, con asesinatos cometidos casi a diario y enfrentamientos constantes entre grupos armados y policías. Una realidad que ha llevado a civiles a abandonar en gran número sus hogares y trasladarse a otras zonas del pequeño país caribeño.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) anunció este martes que Más de 50.000 personas han huido del área metropolitana de Puerto Príncipe en sólo tres semanas. Entre el 8 y el 27 de marzo, 53.125 personas abandonaron la ciudad y se sumaron a los 116.000 desplazados que habían huido en meses anteriores, indicó la OIM en un comunicado de prensa.
Muchos de los que huyeron de Puerto Príncipe en marzo se dirigieron al sur, según la organización, y la gran mayoría informó que se iba «por la violencia y la inseguridad». La OIM advirtió que el resto de las provincias del país «no cuentan con infraestructura suficiente y las comunidades que acogen no cuentan con recursos suficientes para enfrentar estos flujos masivos de desplazados desde la capital».
Pero preservar la vida es una prioridad, sobre todo porque en febrero las principales pandillas del país, numerosas y poderosas, se aliaron para enfrentar al gobierno nacional atacando edificios públicos, el aeropuerto internacional, los puertos y ahora incluso la sede del Ejecutivo.
Hasta el 22 de marzo Naciones Unidas registró 1.554 personas muertas y 826 heridas debido a la violencia de las pandillas, lo que también ha colapsado los servicios de salud y generado una aguda escasez de alimentos al haber quedado interrumpidos todos los sistemas de distribución, además del cierre total de escuelas y otras infraestructuras.
Este «cataclismo», como lo llamó la ONU, requiere ahora ayuda humanitaria para sobrevivir a 5,5 millones de personas, incluidas 362.000 personas desplazadas.
«La magnitud de los abusos contra los derechos humanos no tiene precedentes en la historia moderna de Haití», afirmó Volker Turk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en un mensaje al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra este martes.
El funcionario del organismo afirmó que en el país dominado por la violencia de bandas criminales hubo un «horrible aumento de asesinatos y secuestros» y también de violencia sexual generalizada.
Turk pidió que se logre un «mínimo» de seguridad en el país, añadiendo que «esto requiere una fuerte cooperación con la misión de Apoyo Multinacional a la Seguridad cuyo despliegue, espero, será inminente».
Este miércoles, la Organización de Estados Americanos (OEA) discutirá un proyecto de resolución ‘Apoyo a la transición democrática en Haití’.