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El PP se entrega a una oposición del ‘no’ a todo «en bloque» con Vox

“¿Crees que les vamos a ayudar en algo? En cada votación tendrán 171 ‘noes’ en bloque». Así se expresó uno de los principales colaboradores de Alberto Núñez Feijóo en los días previos a la sesión de investidura de Pedro Sánchez. El acuerdo final del PSOE con Junts aún no se había concretado. anunciado, pero la reelección del presidente en funciones se daba por segura. El líder del PP debe afrontar los cambios en su dirección y en los grupos parlamentarios para una oposición que será dura, del ‘no’ a todo lo que está en manos de la extrema derecha, y mantener así la tensión en la derecha social por la amnistía en una legislatura que prevén será corta.

El resultado de las elecciones del 23 de julio llevó a una aritmética parlamentaria muy ajustada. El Gobierno de coalición tendrá que luchar en cada votación para negociar el apoyo que, según los estrategas de Feijóo, siempre tendrá que buscar entre los 179 diputados que este jueves votaron a Sánchez para un tercer mandato en la Moncloa.

En el PP no tienen previsto apoyar al PSOE y al Ejecutivo de Sumar en ninguna votación. Ni siquiera para cuestiones europeas, por ejemplo. Nada de pactos de Estado ni abstenciones en reales decretos leyes que sean de aplicación imperativa, como hizo en algunas ocasiones durante la pandemia, por ejemplo, la derecha liderada por Pablo Casado.

El plan diseñado en el número 13 de la calle Génova de Madrid pasa por mantener ese “bloque” de 171 votos formado por PP, Vox y UPN. El PP ha ‘perdido’ una votación en la coalición parlamentaria que lidera desde la investidura de Feijóo. El jueves, Coalición Canaria votó el ‘sí’ a Pedro Sánchez. Es probable que vuelva a coincidir con sus aliados ideológicos naturales y socios de Gobierno regional, pero será un escaño al menos en disputa en muchas ocasiones.

Quizás el único en esa situación en esta legislatura. Como recordó este jueves tras la investidura de Sánchez un veterano líder parlamentario de Sumar (antes Unidas Podemos, y antes de Podemos), a diferencia de lo que ocurrió durante el anterior Gobierno, ahora los números son mucho más ajustados y nadie puede salirse del bloque porque habrá no hay sustituto en el otro lado, como ocurrió por ejemplo con la reforma laboral, cuando Ciudadanos sustituyó el ‘no’ de EH Bildu.

La debilidad palpable del Gobierno es, así, también la de sus socios, que deberán valorar en cada votación los costes y beneficios de romper el bloque para, circunstancialmente, provocar un adelanto electoral. El año que viene están previstas elecciones, al menos, en el País Vasco, Galicia y el Parlamento Europeo. Tres citas muy relevantes para los principales partidos estatales. El presidente catalán, Pere Aragonés, sigue sin saber si agotará su mandato o no.

Feijóo tendrá así que mantener la estrategia de desvincular su discurso de supuesto estadista moderado de su alianza con la extrema derecha, que en las últimas semanas ha fomentado manifestaciones violentas contra el PSOE e incluso ha criticado abiertamente a la Policía Nacional por evitar el asalto. ultra a la sede socialista.

PP y Vox seguirán haciendo visible en el Congreso su afinidad contra el Gobierno de coalición, y mantendrán las ejecutivas regionales conjuntas. Los de Feijóo no dan credibilidad alguna a las amenazas de ruptura de Santiago Abascal. En conversaciones con periodistas en las horas muertas de la toma de posesión de Sánchez, algunos dirigentes incluso los animaron, en un tono evidentemente irónico ante la improbabilidad de que tal cosa sucediera. Otros dijeron que sólo se puede amenazar a quienes “se sienten amenazados”. Y el PP no, dicen.

El tiempo de los cambios

Pese a lo difícil que le resulta al PP digerir el fiasco de Feijóo, el partido lleva días prestando más atención a los movimientos internos que a una investidura que se daba por hecha.

El líder del PP sorprendió a todos al asumir públicamente su liderazgo interino hace más de un mes. Desde entonces la rumorología ha sido continua, y día a día es más palpable el nerviosismo de algunos dirigentes, ajenos a su futuro más inminente.

Feijóo nombró su dirección en abril de 2022. Entonces pareció que hacía un Comité Gestor a su antojo, y que también lo eran los miembros del Comité Ejecutivo elegidos en el congreso de Sevilla. La realidad es que, un año y medio después, el gallego no parece estar del todo satisfecho con una selección de personas para las que recibió consejos de varios barones regionales.

“Haremos los ajustes oportunos en el Congreso, en el Senado y en el partido”, dijo Feijóo el 4 de octubre. No más pistas. Todo el mundo en el PP dice no saber qué tiene pensado el líder, y quienes conocen su trayectoria recuerdan que al actual presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, no le informaron de que iba a ser nombrado vicepresidente casi hasta el momento de anunciarlo públicamente. .

Una estrategia de nombramiento que ya han demostrado otros dirigentes y que intenta evitar filtraciones. Pero también pone de los nervios a quienes se encuentran en el ojo del huracán. Los principales nombres en liza son Cuca Gamarra, Elías Bendodo y Miguel Tellado. No porque vayan a caer (o lo están haciendo), sino porque son los generales que han ejecutado internamente las órdenes de Feijóo.

En las últimas semanas se ha especulado mucho sobre la profundidad de los cambios que perfila Feijóo. Quienes conversan con él, aunque dicen desconocer su decisión, señalan que le resulta difícil sustituir a Gamarra como secretario general ya que no está muy convencido por ninguno de los 30 miembros del Comité Ejecutivo elegidos por el Congreso y entre los que, según los estatutos, el presidente debe elegir a su ‘número dos’.

«Esperen ajustes mínimos» en el partido, dijo uno de los principales dirigentes del PP la noche del miércoles, durante un descanso del debate de investidura. “La semana que viene”, dijo el propio Feijóo a los periodistas este viernes en un acto informativo con el propio Rueda.

Fuentes del PP apuntan a que Feijóo seguramente esperará al Pleno del Parlamento Europeo que se celebrará en Estrasburgo, y en el que la derecha (los grupos PP, Ciudadanos y Vox) ha introducido un punto de debate sobre la calidad del Estado de derecho en España a causa de una ley de amnistía que aún no ha sido aprobada y de la que, según Esteban González Pons, de momento se conoce “la parte presentable”.

El PP asegura (a veces parece que hace falta) que llegarán enmiendas durísimas desde EH Bildu, e incluso desde Junts y ERC.

Los barones quieren decidir en los grupos

Feijóo podría acometer así cambios mínimos en Génova. Después de todo, es el equipo que eligió. Pero tendrá que tomar muchas decisiones tanto en el Congreso como en el Senado. El primero, que ocupará la presidencia de la Cámara Baja y será, ‘de facto’, su mano derecha en el día a día parlamentario. Una figura imprescindible si se prorroga la legislatura.

En el partido sí dan por hecho que Gamarra dejará este cargo, que compagina con el de secretario general desde hace 18 meses. En función de la apuesta de Feijóo se podrá anticipar qué tipo de oposición hará el PP. Sí, «firme pero moderado», como algunos piden insistentemente, o el que se ha visto esta semana de la mano de Miguel Tellado, que ha sido el principal rostro ante los medios, además del dirigente.

Tellado es la auténtica mano derecha de Feijóo en el juego. Muchos lo ven como un secretario general en la sombra de su cargo de subsecretario de Organización Territorial. Esta semana ha dicho que Sánchez tuvo que salir de España «en un baúl», y ha defendido a Isabel Díaz Ayuso diciendo que el país es una «dictadura». Su trayectoria en Galicia le avala como uno de los miembros más duros del PP. Pero su nombre no figura entre los 30 del Comité Ejecutivo.

A Feijóo también le toca nombrar a los portavoces de las comisiones parlamentarias, tanto en el Congreso como en el Senado. Y aquí los barones quieren tener voz y así avanzar sus propias piezas en otro juego más oculto y largo que empieza a gestarse: el futuro relevo del líder.

Los portavoces de la comisión, figuras que suelen pasar bastante desapercibidas, a menudo tienen en su poder fijar la agenda y el discurso del partido, negociando enmiendas no sólo de leyes, sino también de textos políticos pero no legislativos.

En las últimas semanas, Feijóo se ha reunido con sus barones territoriales. Ha pedido consejo a todos. Pero, hasta donde se sabe, nadie ha sido informado de sus planes. Lo descubrirán al mismo tiempo que todos los demás, o tal vez un poco antes. Es prerrogativa del líder, donde demuestras que eres el número uno. Y todo el mundo lo usa.

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Jewel Beaujolie

I am a fashion designer in the past and I currently write in the fields of fashion, cosmetics, body care and women in general. I am interested in family matters and everything related to maternal, child and family health.
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