Feijóo almorzó el pasado martes con sus responsables territoriales tras la reunión del Comité Ejecutivo del partido. A Génova le preocupa que los «barones» se duerman en las elecciones europeas del 9 de junio y no tiren de la maquinaria electoral del PP como si fueran ellos quienes se jugaban su futuro político.
Desde Madrid ya han dado instrucciones para que haya una mayor coordinación de las estrategias y todo se someta al interés del PP nacional, como principio básico general, y especialmente ahora, ante una campaña europea que tras el resultado de Las elecciones en Cataluña todavía pueden ser decisivas para el futuro del Gobierno de coalición. En la dirigencia popular ya han detectado movimientos territoriales que en algunos casos sirven más al «interés individual que al del conjunto», y esto incluye, por ejemplo, la relación con los ministros o el que «se deja utilizar para hacer campaña por el Gobierno.» .
En cualquier caso, el resultado de los catalanes cambia el escenario, aunque en el discurso oficial no parecen ser conscientes de ello -intencionadamente-, y la primera decisión del PP es seguir utilizando la figura de Carles Puigdemont como principal gancho para moverse hacia la derecha. Hay, además, una movilización ya convocada contra la amnistía de finales de mes, y el PSOE juega en su contra utilizando los resultados en Cataluña como prueba de que la política de Pedro Sánchez ha servido para enfriar el problema separatista. Que la dirección nacional del PP -pese a la marcha del líder regional, Alejandro Fernández- hable de cómo España sigue bajo la amenaza del «procés» es una forma de combatir esta campaña socialista que insiste en acabar con la amenaza a la soberanía.
Y ahí es donde el PP se vincula con Puigdemont, con el mismo interés compartido desde posiciones antagónicas a nivel territorial, pero no en el eje derecha versus izquierda. Aunque no va a haber ningún acuerdo sobre el futuro gobierno de la Generalitat antes de la votación europea, la estrategia del PP tiene como principal aliado la presión para que el expresidente de la Generalitat de Cataluña siga apoyando directamente al jefe del Ejecutivo . central.
Y por eso no bajarán el tono ni entrarán en ningún proceso de negociación con el PSC que apoye la tesis de que Sánchez es el responsable del enfriamiento de la amenaza que representan ERC y Junts para España y para la convivencia nacional.
En el almuerzo de Feijóo con sus barones se habló mucho de esa estrategia electoral para los europeos, y hay un consenso básico sobre el «no» a la apertura a cualquier tipo de pacto con el PSC. Este es un debate peliagudo para el PP, porque dentro de los satélites que se mueven en la órbita de la derecha ya hay voces que defienden al PP buscando el pacto con Salvador Illa. Voces que ignoran que el acuerdo con el PP es una opción que la ex ministra no ha planteado ni quiere el presidente del Gobierno. Y también exigiría a este último que rompa todos sus acuerdos con ERC y Junts en Madrid.
«Ni siquiera deberíamos negociar con Illa. «Si lo hacemos, Vox nos comerá». El mayor peligro está, una vez más, en el presidente del PP catalán, por su estrategia de actuar en solitario en algunos temas delicados. Pero el consenso de Génova con los barones sobre este «no» al candidato socialista es firme, y no está sujeto a cómo evolucionen algunas de las variables que centran el debate político. La defensa de esta postura se apoya también en el argumento de que Illa «puede ser lo que sea, pero ni el PSC ni el PSOE de Sánchez son dignos de confianza».
Si Sánchez ya ha movido el rumbo de presentar la campaña europea como un plebiscito sobre su política en Cataluña, el PP también tiene que reconducir el rumbo para enfatizar que el 9J es la oportunidad de levantar un muro contra las nuevas concesiones de Sánchez a Puigdemont: la fiscal Pacto por Cataluña y referéndum de autodeterminación.
Aunque los resultados en Cataluña han sido buenos para el PP, y la suma de los tres procesos electorales celebrados en los últimos meses también favoreció a los populares, sin embargo el equipo electoral del PP no niega que la campaña europea puede verse complicada por la Balón de oxígeno que Cataluña ha vuelto a darle al PSOE, como ya ocurrió en las últimas elecciones generales.
Sánchez es hoy más fuerte que antes de las elecciones autonómicas, aunque esa fortaleza tiene un punto de espejismo, ya que el cierre de la negociación de los pactos en Cataluña podría acabar haciendo saltar por los aires su legislatura nacional.
De momento, Sánchez y Feijóo no se dan un respiro y entran ahora directamente en la campaña electoral del 9J bajo esa sombra que se cierne sobre el debate político y que sugiere que podría haber un adelanto de las elecciones generales para otoño.
Si el PP no consigue sacar una ventaja considerable sobre el PSOE en estas próximas elecciones europeas de junio, Moncloa se sentirá legitimada para reivindicar su política con el independentismo, ahora desde la conclusión de que cuenta con el apoyo de todo el territorio nacional.