En noviembre de 2008, un toro arrodillado, negro sobre fondo rojo, apareció en numerosos carteles publicitarios en España para anunciar que la fiesta había terminado. Causó mucha impresión.
España, se acabó la fiesta era el título de un suplemento especial de 14 páginas del semanario El economista sobre la crisis que se cernía sobre España. Dieciséis años después, tras una constante cadena de turbulencias económicas, sociales y políticas, España presenta el mejor panorama económico del mundo, según la misma revista. Silencio en la habitación. El toro humillado parece levantarse. Con otro Gobierno no se hablaría de otra cosa en las noticias.
El informe de noviembre de 2008 fue devastador para José Luis Rodríguez Zapatero. el más optimista de los políticos españoles. El PSOE había ganado cómodamente las elecciones generales de marzo de ese año, negando la inminencia de una crisis económica importante. El Ministro de Economía Pedro Solbes logró establecer la idea de que nada grave estaba por suceder en un tenso debate televisado con manuel pizarro ex director de la Bolsa de Madrid, Ibercaja y Endesa, fichaje estrella del Partido Popular en aquellas elecciones.
Ganó la serenidad de Solbes, pero la crisis hipotecaria subprime en el mercado inmobiliario de Estados Unidos estaba muy envenenado. Las hipotecas basura norteamericanas habían contaminado los activos de los bancos alemanes, y en Berlín se tomaron medidas para garantizar que el tsunami que llegaba del otro lado del Atlántico no desestabilizara a Alemania y su bastión económico en el centro-norte de Europa. Cuando la especulación financiera fue alimentada por la deuda pública de los países del sur, pasó lo que pasó.
‘The Economist’ profetizó la grave crisis de 2008; ahora elogia la economía española
el informe de El economista Tocó las trompetas de Jericó. El diagnóstico era acertado: el mercado inmobiliario español estaba demasiado hinchado para resistir la ola que se avecinaba. España, se acabó la fiesta. El reportaje coordinado por el periodista Michael Reid Fue devastador. La imagen del toro arrodillado se utilizó con fines publicitarios, pero la portada de la revista no era tan humillante. La portada reproducía una imagen de las Fallas de Valencia. La España festiva del papel maché estaba a punto de arder. Ese fue el mensaje. El Valencia siempre aparece en los momentos decisivos.
Dieciséis años después, El economista Sostiene que la economía española es la mejor del mundo. El que presenta mejores datos. En esta ocasión no ha habido publicidad previa ni portada llamativa. La revista de información económica más influyente de Occidente ha elaborado un ranking basado en cuatro indicadores: evolución del PIB, comportamiento de la bolsa, inflación de productos básicos y evolución de la tasa de paro. Cruzando los cuatro indicadores, España lidera la clasificación, seguida de Irlanda, Dinamarca, Grecia, Italia, Colombia, Israel, Lituania, Suiza y Corea del Sur. La revista llama la atención por la fuerza de los llamados PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) en el nuevo escenario crítico definido por la guerra en Ucrania y la escalada bélica en Oriente Medio. Los países europeos más afectados por la crisis de 2008 resisten mucho mejor las turbulencias que amenazan con poner de rodillas a la poderosa industria alemana desde que un mando desconocido, posiblemente ucraniano, hizo estallar los cuatro tubos del gasoducto Nord Stream en las profundidades del Mar Báltico. Los débiles de ayer ahora parecen más fuertes, y nadie se atreve a llamarlos CERDOS jugando con cerdos. La perspectiva anglosajona ha cambiado. La mirada anglosajona se centra ahora en las debilidades de la industria alemana.
El toro humillado de 2008 causó sensación en España. Reid, periodista riguroso, poco entusiasta del nacionalismo catalán y del zapaterismo, también poco amigo de Pedro Sánchez Hizo un trabajo sólido, publicitado de manera muy efectiva. Nadie se atrevió entonces a contradecirlo. El economista . Ahora se ha hecho el silencio en la habitación. La oposición ha guardado silencio, y el Gobierno no ha querido dar demasiadas campanadas porque sabe que un exceso de triunfalismo tendría efectos negativos en un país con los alquileres por las nubes. Cuando la mejora de la situación macroeconómica no llega por igual a todos los bolsillos, hay que tener cuidado con el oficialismo. Sánchez dijo hace un par de meses que la economía española iba como un tiro y no ha vuelto a repetirlo. En algunos países vecinos las cosas son diferentes. Con un modesto crecimiento del 0,7%, Giorgia Meloni sacar pecho en Italia. Meloni tiene una sólida mayoría absoluta en el Parlamento y Sánchez no sabe si podrá aprobar los presupuestos de 2025.
Los denostados PIGS de hace quince años afrontan mejor las turbulencias europeas
España no es de triunfalistas, pero hay otras valoraciones positivas en la prensa europea de calidad. Él Neuer Zürcher Zeitung Un periódico suizo del cantón de Zúrich, con numerosos lectores en Alemania y Austria, destacó esta semana las fortalezas de la economía española en el crítico contexto europeo: crecimiento sostenido, industria turística en ascenso, balanza comercial equilibrada, banca sólida, fuerte inversión en energía energías renovables y pocos conflictos laborales gracias a una política socialdemócrata. “La producción industrial históricamente baja de España alguna vez se consideró una vulnerabilidad, pero en el actual entorno empresarial geopolíticamente volátil se ha convertido en una fortaleza”, sostiene el periódico suizo. Es una observación interesante.
No son días de triunfalismo, pero algo va bien.