El Valladolid regresa a Segunda División tras una jornada frenética
Una tragedia: Valladolid; y cinco suspiros: Valencia, Almería, Getafe, Celta y Cádiz. Hasta seis equipos, todos dependían de ellos mismos, estaban implicados en una apasionante pelea por la supervivencia con un sinfín de posibilidades y solo una plaza a evitar, la de los blanquivioletas, que regresaron al pozo tras un año en la máxima categoría del fútbol español y despues de nueve jornadas en los puestos de descenso.
Se jugaban más que un partido. Su propia existencia en algunos casos, debido a las pérdidas económicas que supone el bajar de categoría. Elche y Espanyol ya tienen sus dos pies puestos en la Liga Smartbank. La última jornada partió al tercer sacrificio como ocurrió con las películas de miedo, en el horario nocturno de un domingo de emociones fuertes que grabaron a esa otra época en la que los aficionados permanecieron pegados a sus transistores y el corazón en un puño.
El candado de Bordalás
Cualquier combinación de las múltiples que existían durante la noche se anulaba si el Getafe le ganaba al Valladolid, que era el que peor lo tenía para salvarse de la quema. Pucela hizo todo lo posible y atronó en el José Zorilla para dar con la última bala de la salvación. Los locales propusieron ante el candado de Bordalás, que con la mínima posesión desquiciaba a los de Paulo Pezzolano. Ahí estaba la clave, donde un gol decantaba el drama de un lado u otro. Difícil se antojaba en un duelo en el que solo hubo un disparo entre los tres palos pese a todo lo que se jugaban los locales. La posesión improductiva hundía a los locales mientras los goles se sucedían en el resto de estadios invitados al drama del descenso.
Los duelos comenzaron con la precaución que se presupone en este tipo de situaciones aunque los tantos comenzaron a sucederse pese a que las posiciones en la clasificación solo se alternaban sin peligro de caer en esa plaza que nadie quiere.
Montaña rusa de emociones en Cornellá
Si en Pucela no hubo goles, el resto no tuvieron por qué preocupación salvo derrota propia, claro. Es lo que le ocurrió al Almería en alguna ocasión a lo largo de la noche. Touré anotó pronto para los andaluces, el peor visitante de la Liga, y poco después Puado ponía picante para un Espanyol ya descendido pero con ganas de marcha. Quizo repetir emoción en la segunda mitad con Pierre-Gabriel para que Turki Al-Sheikh, el jeque que devolvió al Almería a Primera, estuviera en con el agua al cuello durante los nueve minutos que tardó en volver a poner las tablas el ex perico Adrián Embarba. Una montaña rusa de emociones que pasaron de Cornellá a Pucela y viceversa con el tercer tanto blanquiazul obra de Luca Koleosho, 18 años, para poner el descenso de nuevas patas arriba. Los nervios viajaran entre los 600 kilómetros que existen entre Barcelona y Valladolid. Embarba, en el penalti de su vida, anotó para salvar a su equipo en el momento clave. La afición del Almería enloquecía con la tranquilidad del madrileño.
Valencia y Cadiz cumplen
El Valencia llegó con opciones de descenso, muy pocas, pero las justas para mandarlo a Segunda según pudieron alinearse los astros contra los de Baraja. Solo una catástrofe hundía al conjunto ché, que comenzó con una buena empanada que aprovechó Ayoze para adelantar a los verdiblancos en la despedida de Joaquín como leyenda del Betis, que igualó a Zubizarreta en lo más alto de la tabla de partidos disputados (622). Fue el último servicio de la finta y el sprint en Primera División. En ningún caso los goles que llegaban ponían en dificultad al Valencia, pero los de Mestalla respiran con Diego López en la segunda mitad. El canterano fue decisivo.
Inverosímil también se antojaba el descenso del Cádiz, al que solo una auténtica carambola le mandaba al pozo. Los de Sergio González se quisieron quitar pronto de las quinielas anotando de tacón Escalante al poco de comenzar una función goleadora en los campos invitados al drama del descenso, aunque en muchos casos fueron efímeros al no subir al marcador tras revisión de un VAR muy activo para respiro de muchos. Hasta dos goles fueron anulados a un combativo Elche que tuvo en la tercera la vencida por mediación de Lucas Boyé para empatar el duelo.
El Celta vence al Barça
Gabri Veiga, la última perla de A Madroa, en ausencia de un dolorido Iago Aspas, le negó el récord de las porterías a cero de Ter Stegen y elevó a la salvación a los celestes. ‘L’amour toujours’ sonó en Balaídos por partida doble con el décimo y undécimo gol del niño maravilla celtiña. Quizás los últimos tantos del de Porriño, que no pudo contener las lágrimas al anotar. El segundo con una parábola de locos imposibles para el arquero azulgrana. Los grandes de Europa suspiran por él. Los gallegos se dejaban la vida en el campo ante el campeón después de un final de temporada absolutamente horripilante con siete derrotas en nueve partidos que llevaron al dramatismo hasta el último partido a los hombres dirigidos por Carlos Carvalhal. Ansu Fati recortó distancias poco antes de terminar para poner algo de suspenso al marisco de las rias baixas.
Un mazazo dramático
El coste de bajar a Segunda División supone un escenario económico totalmente distinto a cualquier equipo. El reparto de los ingresos por los derechos de televisión se realiza a partir de lo señalado en el Real Decreto 15/2015. El 90% de los ingresos se asigna a los clubes y entidades de Primera División y el 10% restante, a los de Segunda, por lo que los equipos que se ven abocados al pozo perderán más de la mitad de su presupuesto actual. El daño se ve amortiguado en la primera temporada en el pozo por un fondo de compensación que les permite aún poder competir con presupuestos algo mayores a los medios de la categoría de plata, pero el mazazo es dramático. En lo deportivo, en lo monetario y en lo emocional.