Israel ha lanzado una ola de ataques aéreos en Siria mientras sus tropas avanzaban hacia el país. Según un grupo de oposición sirio, los tanques se habían acercado a 25 kilómetros al suroeste de la capital, Damasco. Sin embargo, un portavoz árabe del ejército israelí negó que esto fuera cierto.
Los ataques aéreos se pudieron escuchar durante toda la noche y la madrugada del martes en la ciudad y sus alrededores. Las fotografías que circulan en Internet muestran lanzadores de misiles, helicópteros y aviones de combate destruidos. No hubo comentarios inmediatos de los grupos insurgentes, liderados por Hayat Tahrir al-Sham, o HTS, que han tomado el control de Damasco.
Israel ha justificado estos ataques con la necesidad de destruir arsenales y almacenes de armas para que no caigan en manos de “fuerzas extranjeras”. Entre los objetivos alcanzados se encuentran principalmente almacenes de armas químicas así como centros de investigación relacionados con este tipo de armas. Sin embargo, el objetivo de estos ataques aún no está claro.
Se confirma, sin embargo, que Israel se apodera de una “zona tampón” de unos 400 kilómetros cuadrados (según cálculos de AP) junto a los Altos del Golán que separa Siria de Israel y que fue creada en virtud de los acuerdos firmados en 1974. Israel quiere revisarlos a la luz de los cambios en el panorama político sirio. Esta decisión ha sido criticada por Egipto, Irán y otros países árabes, así como por la ONU.
En medio de todo este caos informativo, circula que altos funcionarios de seguridad sirios se habrían refugiado en el Líbano gracias a las redes de protección creadas por las milicias de Hezbolá, que desempeñaron un papel determinante en la supervivencia de la dictadura de Assad.
El nuevo gobierno sirio ha prometido depurar la administración y buscar a los responsables de los crímenes cometidos contra la población, así como hacer públicos sus nombres.
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