Felipe VI no asistirá este lunes a la toma de posesión de Donald Trump, como suele hacer con los presidentes latinoamericanos. En Estados Unidos no existe la tradición de invitar a líderes extranjeros a estos eventos. Por este motivo, la representación de España correrá a cargo de la embajadora en Washington, Ángeles Moreno. Pero no será la figura española más destacada en la ceremonia. Entre los invitados estará el líder de Vox, Santiago Abascal, presidente de Patriots.eu, el partido que agrupa a las fuerzas europeas de extrema derecha más simpatizantes de Putin. En la lista de invitados de Trump también figuran dirigentes como el húngaro Orbán, el italiano Meloni, el argentino Milei o el salvadoreño Bukele.
Todos ellos forman parte de lo que Pedro Sánchez calificó el pasado martes como la “internacional reaccionaria”, parafraseando al francés Emmanuel Macron. Ante los 130 embajadores españoles, el presidente del Gobierno también criticó a quienes «hablan abiertamente» de «rediseñar fronteras» (como en Groenlandia) o «renombrar mapas» (para el Golfo de México); es decir, Trump. El dibujo que hizo de la política exterior española es la negativa de lo que representa el nuevo inquilino de la Casa Blanca: defensa del multilateralismo y de un orden internacional basado en reglas, compromiso con el proyecto europeo y el libre comercio, lucha contra el calentamiento global y la “migración inteligente”. gestión” ante el cierre de fronteras.
El riesgo de una colisión desigual entre estas dos visiones opuestas del mundo es real, admiten fuentes diplomáticas, y no se puede esperar que Abascal contribuya a evitarlo. Las palabras con las que saludó a los periodistas el pasado lunes en su primera rueda de prensa de 2025 fueron: “Feliz año nuevo a todos. A ver si este es el año en que nos deshacemos del sátrapa de La Moncloa.» Tampoco Alberto Núñez Feijóo puede actuar como mediador: el PP se ha quedado sin interlocutor en EE.UU. tras el giro del Partido Republicano hacia la extrema derecha .
Pese a ello, fuentes diplomáticas españolas confían en que «prevalecerá el pragmatismo» en la nueva Administración y no sólo se evitarán enfrentamientos sino que incluso colaborarán en asuntos de interés mutuo. Y destacan que Sánchez habló por teléfono con Trump el 12 de noviembre para felicitarle por su victoria electoral, en una conversación que fuentes del Gobierno español califican de «cordial». Estos son, salvo imprevistos, los principales temas que marcarán la agenda España-EE.UU. bajo el mandato del nuevo presidente:
América Latina y Cuba. Nunca se ha hablado tanto español en el Departamento de Estado como ahora. El secretario de Estado, Marco Rubio, hijo de exiliados cubanos, es el primer hispano en ocupar el cargo. Su número dos, Christopher Landau, hijo de un diplomático estadounidense de origen austriaco, nació en Madrid, vivió con su familia en Sudamérica y ha sido embajador en México, por lo que también habla español. Además, Trump ha nombrado enviado especial para América Latina a Mauricio Claver-Carone, de ascendencia cubana y española, expresidente del Banco Iberoamericano de Desarrollo (BID). Y también ha elegido como embajador en Madrid a un estadounidense nacido en Cuba, Benjamín León Jr. Con estos mechas, fuentes diplomáticas no dudan de que América Latina, y Cuba en particular, marcarán la relación con España. En tu examen (audiencia) ante el Senado el pasado miércoles, Rubio dejó claro que Cuba volverá a ser incluida en la lista de países patrocinadores del terrorismo, de la que Biden la sacó esta semana. España consiguió recientemente que EE.UU. levantara el veto a los propietarios de la cadena hotelera Meliá, a los que Washington denegó los visados, pero la reactivación de la ley Helms-Burton, parcialmente suspendida en el último minuto por Biden, puede alentar demandas contra empresas españolas que utilizar bienes confiscados por el régimen cubano. Rubio también anunció su intención de revisar la licencia que permite a la petrolera estadounidense Chevron operar en Venezuela luego de que Maduro consumara su fraude electoral; lo que afectaría directamente al negocio de Repsol en ese país. Trump no recibió al opositor Edmundo González cuando visitó Estados Unidos a principios de enero, pero le ha reconocido como «presidente electo» y le ha invitado a su toma de posesión. La posibilidad de que Trump y Maduro lleguen a un acuerdo diez-diez a cambio de petróleo y control migratorio parece evaporarse, al igual que la de una estrategia común entre Washington y Madrid.
Amenaza arancelaria. La imposición de aranceles del 10 al 20% a los productos europeos (60% a los chinos) es la amenaza más inmediata para la UE que plantea la llegada de Trump. Las exportaciones a Estados Unidos representaron el 4,9% del total de las exportaciones españolas en 2023 y ascendieron a 21.000 millones, equivalente al 1,25% del PIB. España está menos expuesta que otros países europeos como Alemania y Francia a la imposición de aranceles por parte de Washington, según la Cámara de Comercio de España, pero sectores como el farmacéutico, el alimentario o el energético podrían verse perjudicados; sin tener en cuenta la participación española en la cadena de valor de bienes exportados por otros socios europeos ni el efecto colateral de un descarrilamiento de la locomotora alemana. Ya en su primera legislatura, la Administración Trump impuso aranceles del 25% al aceite de oliva, vino y queso españoles por la disputa por las ayudas públicas a Airbus y Boeing; y el tipo del 30% sobre la aceituna negra de mesa española sigue vigente por la presión del lobby californiano. El margen de maniobra del Gobierno español es muy limitado, ya que la política comercial es competencia de la Comisión Europea, pero fuentes diplomáticas destacan que, a diferencia de otros países europeos, la balanza comercial con Estados Unidos es deficitaria para España y sugieren que hay margen importar más petróleo crudo y gas natural licuado (GNL) estadounidenses, a pesar de su fuerte aumento tras la invasión de Ucrania.
La OTAN y la base de Rota. Si no lo hacen antes, Pedro Sánchez y Donald Trump se reunirán por primera vez en la cumbre de la OTAN en La Haya (Países Bajos), el próximo 24 de junio. Es previsible que el nuevo inquilino de la Casa Blanca exija a los aliados elevar su gasto militar hasta el 5% del PIB, una exigencia inasumible para España, que ni siquiera podrá cumplir su compromiso de alcanzar el 2% en 2029 si se amplían los plazos. Los presupuestos y el fuerte crecimiento de la economía española. Lo que España puede hacer es comprar más armamento americano, el objetivo final de Trump: Defensa tiene sobre la mesa la posible adquisición de hasta 50 cazas F-35 de quinta generación para sustituir a los F-18 del Ejército del Aire y a los Harrier de la Armada en el final de su vida operativa. El año que viene está previsto que llegue el sexto destructor de última generación desplegados por Estados Unidos en la base naval de Rota (Cádiz), que la han convertido en punta de lanza del escudo antimisiles de la OTAN y del despliegue del Marina de guerra en el Mar Negro y el Mediterráneo oriental: entre sus misiones recientes ha estado la defensa de Israel contra los ataques de Irán.
Israel y Marruecos. Aunque la alianza entre Estados Unidos e Israel no ha flaqueado bajo la Administración Biden, Trump podría llevarla a un nuevo nivel; Durante su anterior mandato ya ordenó el traslado de la Embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén, ignorando resoluciones de la ONU. Con el nuevo presidente, se aleja la posibilidad de celebrar una nueva Conferencia de Paz sobre Oriente Medio para consagrar la fórmula de los dos Estados, que España se ofreció a acoger. Además, la agencia marítima estadounidense mantiene un expediente abierto contra el Gobierno español por vetar la escala de tres barcos con armamento para Israel, lo que podría derivar en fuertes sanciones. España ha argumentado que se trata de una cuestión política, no administrativa, que debe abordarse en el marco del diálogo entre ambos gobiernos, pero no parece que la nueva Administración vaya a ser muy receptiva a los argumentos de Madrid. En el flanco sur, se espera que Trump complete el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, lo que hizo tras perder las elecciones de 2020 a cambio de la normalización de las relaciones entre Marruecos e Israel. En plena crisis diplomática con Israel -que mantiene vacía su Embajada en Madrid-, la entente de Trump, Netanyahu y Mohamed VI podría crear nuevas complicaciones para la diplomacia española.
El papel de Felipe VI. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero recurrió a los buenos oficios del rey Juan Carlos para engrasar la relación con el estadounidense George W. Bush tras la retirada de las tropas de Irak en 2004. ¿Podría repetirse ahora la situación? Trump invitó a los Reyes a realizar una visita de Estado a Estados Unidos en 2020. El viaje tuvo que suspenderse debido a la pandemia de la covid, pero estaba claro que el presidente norteamericano y su esposa estaban encantados de recibir a un par de reyes modernos y Gente jovial que hablaba inglés fluido. En 2026 hay dos acontecimientos cuya conmemoración justificaría una visita de Estado: el 250 aniversario de la independencia de Estados Unidos, con el apoyo de la Corona española; y medio siglo de la visita del rey Juan Carlos, que meses después de la muerte del dictador prometió en el Congreso estadounidense que habría democracia en España. Que se produzca una nueva visita dependerá, según fuentes de La Zarzuela, de lo que decida el Gobierno en vista de cómo son las relaciones entre ambos países.