Australia quiere evitar que los abusos en el uso de las redes sociales sigan provocando problemas de salud mental a los menores. Y, para ello, ha decidido, directamente, prohibir su uso a todos los ciudadanos menores de 16 años. Si tienen o no permiso de sus padres para navegar en TikTok, Instagram, Facebook o cualquier herramienta de este tipo.
La medida, que entrará en vigor el próximo añoestablece sanciones de hasta 30,6 millones de euros para las empresas de redes sociales que incumplan y sigan teniendo menores de edad menores de la edad establecida navegando desde Australia. Lo que no está nada claro es cómo van a evitarlo estas empresas. Del mismo modo que no está nada claro que las barreras establecidas por las empresas tecnológicas vayan a ser lo suficientemente altas como para impedir que los más jóvenes las superen.
La norma, que fue aprobada por el estado australiano el jueves pasado, establece que «los proveedores de plataformas de redes sociales con restricción de edad no podrán recopilar identificación emitida por el gobierno ni exigir el uso de un servicio acreditado (…) como único medios para verificar la edad y cumplir con la obligación de edad mínima.
Esto implica que, además de contar con una herramienta de este tipo, para que el usuario certifique su mayoría de edad, las empresas de redes sociales deben ofrecer otra opción de acceso. La idea que persigue el gobierno australiano con este movimiento es dar a los usuarios de Internet la opción de no compartir una identificación gubernamental con terceros para poder utilizar las aplicaciones.
Para Australia, «los métodos alternativos razonables pueden incluir interacciones con el usuario o estimaciones de edad basadas en características faciales», es decir, el uso de tecnología de reconocimiento facial para determinar la edad del usuario y decidir si el usuario parece tener la edad suficiente para utilizar el servicio. Eso, sobre el papel, porque tecnológicamente es mucho más complicado.
«Dudo mucho que la tecnología sea tan eficiente como para definir con un margen de error muy pequeño si un usuario tiene más o menos 16 años. No conozco ningún sistema que, basándose en tu rostro a nivel biométrico, pueda conseguir esto», explica Hervé Lambert, jefe de operaciones de la empresa de ciberseguridad Panda, en conversación con ABC.
«Sin duda los niños podrán seguir entrando a las redes sociales aunque el estado lo prohíba. «No creo que lo que propone Australia garantice que la mayoría de los menores dejen de utilizar las aplicaciones», continúa el experto.
En la misma línea se mueve Jorge Flores, director de Pantallas Amigas, asociación que promueve el uso saludable de la tecnología: «El reconocimiento de datos biométricos, como los datos faciales, es un tema muy delicado. Y hay muchas trampas posibles que se pueden utilizar aquí; Por ejemplo, pueden dejar su teléfono celular a un amigo mayor para que pueda acceder a una cuenta.
Flores señala que, aunque entiende que la prohibición australiana responde a «fines de protección» a los menores, no está claro que sea proporcional: «Si hablamos de protección, también tenemos que hablar de acceso a las oportunidades que debemos garantía a los jóvenes. Y ahí entran las que proporciona Internet y las redes sociales. ¿No existen otras medidas que puedan ayudar a reducir los riesgos y ayudarles a utilizar las redes sociales de forma saludable?
El peligro del tiempo de desgaste.
Para Flores, un joven que ingresa a las redes sociales a los 14 años, pero bajo la supervisión de sus padres, tiene muchas más probabilidades de terminar usando bien plataformas de este tipo que un menor que ingresa por primera vez a estos espacios cuando cumple 16 años. Además, señala que probablemente sería más interesante controlar los tiempos de uso de las aplicaciones que prohibirlas. Porque la cantidad de horas que los jóvenes pasan con la vista pegada a la pantalla, deslizando el dedo y consumiendo un vídeo tras otro, es un problema desde hace tiempo.
Por ejemplo, un estudio reciente realizado por la Universidad Pompeu Fabra y la Universidad Abierta de Cataluña señalaba que 1 de cada 5 jóvenes españoles realiza un consumo de riesgo de TikTok, pasando más de dos horas en la aplicación. Señala que diversos informes previos han confirmado que el uso de las redes sociales durante más de 2 horas al día se asocia con una baja autoestima en términos de imagen corporal, una percepción negativa de la propia salud mental o un mayor riesgo de estrés. Ideación psicológica o suicida.