La creación y llegada de microonda en nuestras vidas ha habido un cambio que revolucionó la forma en que cocinamos y comemos. Calentar los alimentos de forma rápida y eficaz es fundamental en los hogares desde hace casi 80 años. Sin embargo, todavía no sabemos cómo utilizarlos correctamente.
Mucha gente utiliza el microondas con indiferencia para todo. Esto puede provocar que se pierda la calidad nutricional del alimento, pudiendo incluso comprometer su seguridad.
Uno de los usos, y errores, más habituales al utilizar este aparato es que calentemos agua y leche. Esta acción trae consigo posibles riesgos de salud que muchos desconocen. Por ejemplo, se estima que calentar leche en el microondas puede provocar la pérdida de hasta la mitad de los nutrientes de este alimento. Incluso reduce vitamina b12 hasta 40%. Esto ocurre, por un lado, por las altas temperaturas que se alcanzan, y por otro, por el método utilizado para calentar, ya que este puede alterar las propiedades químicas y físicas de los líquidos.
Asimismo, calentar la leche en condiciones inadecuadas puede aumentar la contaminación bacteriana y se convierte en un riesgo para la salud. Esto es especialmente cierto si se elabora en un recipiente que no es apto para usar en el microondas o no está adecuadamente desinfectado.
En cuanto al agua, calentarla en el microondas puede provocar que se sobrecaliente. Esto ocurre cuando el agua excede su Punto de ebullición, pero sin signos de ebullición, es decir, sin burbujas. Cuando esto ocurre, el agua puede parecer más fría de lo que está, e introducir algo o mover el recipiente puede provocar una erupción y causar quemaduras graves.
Finalmente, ambos líquidos tienen el riesgo de que al calentarse en el microondas puedan “explotar”. Esto ocurre cuando se utilizan recipientes inadecuados o si el líquido se calienta más de lo debido, o si los líquidos se calientan durante demasiado tiempo, provocando demasiada presión interna.