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Félix Bolaños, ‘superministro’ para consolidar la nueva mayoría y gestionar la guerra judicial contra la amnistía | España

Félix Bolaños
Félix Bolaños, tras Pedro Sánchez, la semana pasada en el Congreso.JAVIER SORIANO (AFP)

Hasta no hace mucho, cuando dio el salto a la primera línea de la política que ahora consolida con enorme poder como Ministro de la Presidencia y de Justicia, Félix Bolaños se definía como un “fontanero”. Son aquellas figuras políticas poco conocidas por los ciudadanos, pero imprescindibles en cualquier estructura de poder. Son ellos quienes resuelven los problemas, quienes cumplen los roles, quienes negocian, quienes diseñan las operaciones más delicadas y las ejecutan con discreción. Todo al servicio del líder, sin protagonismo personal.

Durante muchos años, Bolaños, un madrileño que ha sobrevivido a todas las batallas más cainitas de la federación socialista, fue el de Sánchez. Desde el diseño de los nuevos estatutos del PSOE, que dieron casi todo el poder al secretario general y a las bases, que apoyan claramente a Sánchez -como se acaba de confirmar en la consulta sobre los pactos de investidura-, hasta las operaciones más delicadas, como la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco; las negociaciones con el PP del Consejo General del Poder Judicial; de la renovación de RTVE; y relaciones con La Zarzuela.

Todo, absolutamente todo, pasó por Bolaños antes de que Sánchez fuera presidente y mucho más cuando llegó a la presidencia y colocó a su hombre de confianza –un jurista y alto funcionario del Estado que trabajó en el Banco de España pero también en la empresa privada– como secretario general de la Presidencia. . Desde entonces, poco a poco y siempre con total fidelidad a Sánchez y sin enfrentarse nunca a él, Bolaños ha ido ganando peso en el Ejecutivo hasta que en julio de 2021, en plena lucha interna con Iván Redondo y Carmen Calvo, vio cómo cayó. casi todo el núcleo duro y fue ascendido a Ministro de la Presidencia.

Del núcleo original de Sánchez sólo quedan él y Santos Cerdán. No es casualidad que sean los dos grandes negociadores de la investidura, con María Jesús Montero, que llegó después pero que ahora está también en el centro del poder en torno al presidente. Bolaños siempre se ha mantenido cerca de Sánchez en todos los momentos decisivos: desde las primarias, las mociones de censura, los avances electorales, las negociaciones fallidas y exitosas. Es el hombre que siempre está ahí, en las buenas y en las malas. Y que conoce al presidente como pocos.

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Sánchez no le hizo vicepresidente en 2021, ni ahora, pero en la práctica ha tenido más poder que si lo hubiera hecho. Desde su Ministerio de Presidencia, en La Moncloa, según algunos dirigentes, ha sido prácticamente un ministro de Justicia en la sombra, porque todos los asuntos jurídicos delicados han pasado por su despacho, el mismo que antes perteneció a Calvo y antes al de Soraya. Sáenz. de Santamaría, una enorme sala diáfana desde la que se ve el edificio del Consejo de Ministros y también el palacio de La Moncloa donde viven Sánchez y todos los anteriores presidentes. Desde esa larga mesa, Bolaños ha dirigido la agenda del Consejo de Ministros, la resolución de las peores crisis de la coalición, las relaciones con la justicia y el diseño de todas las delicadas leyes, incluida la más polémica del final de la anterior legislatura: la reforma del Código Penal para los delitos de sedición y malversación, que el Tribunal Supremo dejó casi letra muerta, y la renovación del Tribunal Constitucional, que se logró tras meses de resistencia de la derecha judicial y será decisiva esta legislatura.

Y a partir de ahí también ha diseñado, en una larguísima negociación con los independentistas, la polémica ley de amnistía, llena de referencias a la Constitución y muy cuidada técnicamente, sin rastro de guerra legal (guerra judicial), para que pase el filtro más delicado, el del Constitucional. Bolaños ahora se encargará de todo de una vez: la negociación de la vía parlamentaria de esa ley. Lo hará a través de Rafael Simancas, secretario de Estado para las Relaciones con las Cortes y otro de esos hombres que siempre están implicados en todo: el ministro controla las negociaciones y los tiempos del Congreso, pero no el Senado, en manos del PÁGINAS. Bolaños también pilotará la aplicación práctica de la norma, además de la guerra judicial que ya se libra contra ella, con algunas asociaciones y muchos jueces, incluidos algunos de los que tienen que aplicarla, radicalmente en contra.

Sánchez ha premiado a su principal negociador con un súper ministerio, lo que concentra en él un poder sin precedentes, porque nadie había acumulado esos dos cargos y mucho menos en un momento en que Justicia será uno de los ministerios más importantes de la legislatura. Bolaños hace tiempo que dejó, al menos desde 2021, de ser un plomero, su pasión anterior, llegar a la cumbre política y aspirar a todo en los próximos pasos. Pero para ello primero tendrá que resolver con éxito los dos grandes retos de la legislatura, que claramente quedan en sus manos con este nombramiento: la estabilidad de la mayoría, y ahí tendrá que equilibrar los intereses contrapuestos de ERC y Junts. o PNV y Bildu en cada iniciativa o votación importante; y la guerra judicial y política contra la amnistía, cuyo resultado es incierto. Será un superministro con mucho poder, pero también con muchos riesgos. Mire donde mire, todo es un campo minado en sus poderes. Pero esa fue siempre su especialidad.

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Jewel Beaujolie

I am a fashion designer in the past and I currently write in the fields of fashion, cosmetics, body care and women in general. I am interested in family matters and everything related to maternal, child and family health.
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