Gortázar carga contra el impuesto por discriminatorio y habla de la «tasa CaixaBank»
La batalla bancaria y energética contra el Gobierno por el impuesto (el impuesto temporal por los «beneficios caídos del cielo» que el Gobierno había prorrogado hasta el 31 de diciembre y que ahora quería convertir en permanente) ha acabado con un claro vencedor: el sector energético y con un perdedor: el sector bancario.
Gracias a la defensa numantina que ha llevado a cabo Repsol, sobre todo, de sus intereses, ha acabado por frustrar las pretensiones del Gobierno. El hecho de que sus inversiones en Cataluña estuvieran en riesgo ha provocó Junts se niegan a aprobar la medida del Ejecutivo.
Sin embargo, el sector bancario, aunque siempre se ha opuesto a esta medida, no ha podido hacer valer sus intereses. El primero en mostrar su frustración fue el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázarha criticado que el nuevo impuesto bancario propuesto por el Gobierno «consagra, exagera y acelera la discriminación entre entidadesTanto es así que, además, CaixaBank es quien más perjudicada al denominar a este nuevo impuesto permanente “Tasa CaixaBank”.
Así lo expresó Gortázar en una rueda de prensa celebrada en la sede del banco en Valencia tras la presentación de los resultados hasta el tercer trimestre, en el que CaixaBank ha ganado 4.248 millones de euros, un 16,1% más interanual.
Gortázar ha lamentado que el nuevo tipo sea progresivo, algo que ha dicho «no tiene sentido» en el caso de las personas jurídicas y ha dicho que perjudica especialmente a la banca, ya que es la mayor entidad financiera de España.
Recordó que el impuesto actual tiene un carácter temporal para responder a la inflación existente en 2022, y dijo que ahora «está controlado» y que el crecimiento económico no se ha visto afectado.
«Por lo tanto«Lo que era ese impuesto ya no tiene sentido y, por tanto, caduca y de lo que estamos hablando ahora es de crear un nuevo impuesto a los bancos», lamentó.
El consejero delegado ha admitido que le «gustaría que no se aprobara el nuevo impuesto» y ha pedido un diálogo tranquilo.
Asimismo, ha subrayado que este impuesto será «un desincentivo para hacer crecer el crédito» y no ha descartado interponer recursos ante los tribunales si consideran que no se ajusta a derecho.
Gortázar se ha arrepentido El efecto que este impuesto puede tener sobre la competitividad de los bancos españoles.ya que los inversores preferirán ingresar capital de otras entidades que no estén gravadas por este impuesto.
Ha apuntado que en caso de que un banco español entre en una operación de fusión transeuropea, difícilmente la sede de la nueva entidad estará situada en España si hay «una entorno fiscal negativo«.
«A nadie le puede sorprender que el sector bancario europeo, a largo plazo, evolucione de forma que los centros de decisión no estén en España», advirtió.
El director general explicó que intentarán convencer a los grupos parlamentarios para que voten en contra de la propuesta «porque a medio y largo plazo es muy perjudicial«.