Se puede sospechar que se trata de una manía de la narrativa catalana: no es la primera copia que vincula un instrumento a los avatares de la historia europea. El lector tal vez recuerde que La casa del silencio (2013) Blanca Busquets es el valor de un violín de Stainer –un luthier del siglo XVII– que pasa de uno a otro, para explicar cómo la música marca la vida de cinco personas que murieron tras la caída del Muro de Berlín; o que otro violín –tocaba un de fet en el siglo XVIII, en el taller que Lorenzo Storioni tenía en Cremona– recorre las páginas de jo confeso (2011), de Jaume Cabré, y en su volant concentran el resplandor de la felicitación y toda la oscuridad del mal que ha arrasado los últimos tres siglos de vida europea; o que hacer El violín de Auschwitz (1994) Maria Àngels Anglada narra la crueldad del encàrrec que vivió un prisionero del campo de concentración: parece imposible que nadie fuera capaz de fabricar un violín tan perfecto como un Stradivarius, y así salvarse de la muerte, pero el La brillante maquinaria del horror puede desconcertar la frágil perseverancia de un ser humano.
El protagonista y narrador.Historia de un piano, con nombre idéntico al autor de la novela, ganador del premio Ramon Llull 2024, Ramon Gener compra un piano mitja cua en una tienda de Gràcia, en Grotian-Steinweg. El número de serie escondido bajo diferentes capas de pintura permite saber que fue construido en 1915 en Brunsvic, Alemania, y las dos columnas de nombres escritos en la parte inferior del teclado son reportados por los propietarios anteriores. Cuando anota su nombre, junto a la mejor caligrafía de la que es capaz, jura “que no es decebria pero que sería digno de esa lista que, más que explicar la historia del piano, explica la historia del piano”. Europa y del siglo XX”, vive uno de los momentos más bellos de la vida y siente una oleada de mil sensaciones, “agitación, alegría, exaltación, alegría, tormento, compromiso, entusiasmo, deleite, satisfacción”, unos parámetros que se exactamente lo contrario de los que el lector utilizaría para referirse a las impresiones que surgen al enfrentarse a Historia de un piano.
Gener fábula sobre la vida de personas que, como suele decirse, han aprovechado para pisar la acera, estirar las piernas sobre los pedales y levantar las manos hacia la Grotian-Steinweg para obtener “una magia revelada, una embriaguez vellutat”. , a dolç encanteri vingut de terres llunyanes, a somni utòpic i anyenc.” El lector no duda en el momento de l’stupor y la meravella de que debe intentar tocar el teclado d’ivori, ni de que el pianista es vulgar «escolta todas las historias que parecía albergar su yo interior», como si fossin una cadena de entusiasmos. Es mucho más difícil, pero creo que Gener aún así ha sabido narrarlos: no ayuda a nadie la aspereza en la composición de cada episodio, la estridencia de una prosa que parece renunciar a un mínimo de musicalidad armónica. , que arreu hi imperin los dictados de eso que, suaument, es llamar cornishness -hay que cuidar el piano, «donar-li menjar i beure, custodiar la luz ancestral del bosque»-, y tantos episodios sublimes al voltant de la meravella de la música avorreix. También existía el deseo de difundir las catástrofes del siglo XX, y hubo muchas frases como “llegará 1939 y el mundo estará aliado a la música”, que se puede replicar diciendo que llegará el premio Ramon Llull. una vez más inmune al ridículo, será ajena a la literatura.
Historia de un piano
Ramón Genér
Columna
462 páginas. 22,90€