Historias científicas para mantenerte despierto

Como cada año, la llegada de Halloween nos hace sacar nuestro lado más terrorífico. Genes zombis, proteínas fantasma o incluso células vampíricas chupadoras de mitocondrias. A continuación se recopilan algunos episodios para profundizar en el inquietante mundo del «esoterismo» celular y molecular.
Genes Zombie: Esto no es ciencia ficción. Un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois-Chicago en Estados Unidos ha revelado que existen genes que se activan en el cerebro después de la muerte. Estos genes, pertenecientes a las células gliales, parecen estar relacionados con procesos inflamatorios en respuesta a lesiones cerebrales como la falta de oxígeno o un ictus y su máxima activación se produce 12 horas después de la muerte. La activación de estos genes zombis ha confundido a los neurocientíficos durante años, ya que para la mayoría de los estudios de trastornos neuropsiquiátricos, como la enfermedad de Alzheimer, la esquizofrenia o el autismo, sólo se dispone de tejidos postmortem.
Una proteína «fantasma» en el origen de las enfermedades priónicas: las enfermedades priónicas son un grupo de enfermedades neurodegenerativas caracterizadas por demencia progresiva y disfunciones motoras. Tuvieron su punto máximo durante la crisis de las vacas locas a finales del siglo pasado. Aunque sus síntomas son similares a los del Alzheimer, estas enfermedades, como la de Creutzfeldt-Jakob, pueden ser causadas por una infección con una proteína priónica. Cada vez hay más pruebas de que una proteína priónica normal puede transformarse en una variante patológica mediante una mutación específica T183A. Este simple cambio transforma una proteína bien estructurada en una proteína fantasma, sin estructura reconocible y propensa a la agregación y que culmina en una rápida degeneración neuronal.
Tumores ávidos de mitocondrias. Los mecanismos por los que las células tumorales logran sobrevivir y expandirse nunca dejarán de sorprendernos. Un caso sorprendente es el del glioblastoma, un tumor cerebral que se origina a partir de astrocitos y se alimenta de mitocondrias sanas de los astrocitos vecinos. Este festín macabro permite que las células malignas consuman más oxígeno y crezcan más rápidamente; Un ejemplo de vampirismo celular. Sin embargo, el descubrimiento de los mecanismos que permiten la transferencia de mitocondrias de células sanas a células tumorales puede llevar al desarrollo de nuevos fármacos que, evitando este robo de mitocondrias, podrían generar nuevas formas de tratamiento precisamente para este tipo de cáncer cerebral. agresivo.
Como vemos, nada escapa a la celebración de Halloween, ni siquiera nuestros móviles.
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