El 49% de los irlandeses opta por la continuidad y prefiere una coalición de centroderecha como la de los últimos cuatro años entre Fine Gael y Fianna Fáil. Se trata de la primera lectura de las elecciones celebradas el viernes, a la espera del resultado oficial y a la luz de los sondeos a pie de urna en los que el Sinn Féin, antiguo brazo político del IRA, resulta no obstante vencedor mínimo.
A pesar del descontento general con la clase política y del «pinchazo» sufrido durante la campaña por el primer ministro y líder del Fine Gael Simón HarrisTodo parece indicar una secuela de la coalición de Gobierno entre los dos grandes partidos, casi indistinguibles incluso de nombre, que se han ido turnando en el largo siglo de historia de la República de Irlanda.
Sólo el 22% de los votantes preferiría una coalición de izquierda liderada por el Sinn Féinaunque su líder Mary Lou McDonald puede volver a ser la vencedora moral y del voto popular, como ocurrió en 2020. Su acercamiento al Partido Laborista y al Partido Socialdemócrata no fue suficiente para forjar la coalición de «cambio» que intentó impulsar durante apenas tres semanas de campaña.
Las elecciones anticipadas -y apresuradas- servirán en última instancia para dejar las cosas como están, aunque el novato primer ministro Simon Harris (38 años) ha sufrido un duro golpe en su reputación y el tercero en discordia, el veterano líder de Fianna Fail. miguel martínSe perfila como favorito para liderar una coalición que tendrá que apoyarse en terceros partidos e independientes para alcanzar la mayoría de 88 diputados.
Con el 10% de los votos escrutados, la tendencia es muy similar a la que vaticinaban los sondeos a pie de urna: el Sinn Féin obtendría 37 escaños (21,1% de los votos), el Fine Gael otros 37 (21%) y el Fianna Fáil se quedaría en 34 (19,5%). El complejo sistema electoral irlandés, de «representación proporcional por voto transferible», también tiene en cuenta las segundas preferencias, de ahí la interminable letanía de recuentos que, en última instancia, pueden dar lugar a ligeras variaciones.
El resultado provisional refleja en cualquier caso la gran fragmentación del mapa políticocon los tres grandes partidos prácticamente empatados, y una nebulosa de fuerzas marginales e independientes que al final son imprescindibles y necesarias para poder formar una coalición de gobierno.
En 2020, el Partido Verde actuó como «bisagra» en la coalición de centroderecha entre Fine Gael y Fianna Fail, pero en esta ocasión se ha quedado en el 4% de los votos y no será suficiente. El Partido Socialdemócrata (5,8%) puede tener esta vez la llave del podercon el Partido Laborista (5%) como alternativa. People Before Profit-Solidaridad (versión local de Podemos) se quedó en el 3,1%. El partido nacionalista Aontú logró el 3,6% y la Irlanda Independiente se quedó en el 2,2%. Los candidatos independientes no asignados a ningún partido pueden alcanzar el 14% y, en última instancia, actuar como árbitros en este juego tan complicado.
Los irlandeses votan por tanto a favor de la continuidad.a pesar del descontento general por la falta de acceso a la vivienda y el costo de vida que ha convertido al país en uno de los más caros de Europa. La estabilidad económica fue otro de los factores mejor valorados por los 3,7 millones de votantes, que sin embargo consideraron la inmigración como un tema secundario.