A Julián López (El Provencio, 1978) Dios ha bajado a verlo. Mejor dicho, ha bajado ‘Matusalén’. Su nueva película, en la que interpreta a un rapero de mediana edad, ya está en cines y ha solucionado su mayor preocupación actual: acudir a la final de la Copa del Rey que su Atlético jugar el próximo sábado.
«No había manera de conseguir entrada y resulta que me pidieron que fuera al campo a promocionar la película durante el receso. No habían terminado de contarme la propuesta y ya había aceptado. Conforme pasan los días más cerca me empieza a entrar el pánico, no quiero oír hablar del Gabarra.El otro día tuve un sueño en el que ganaba el Mallorca, empatamos al final y me desperté en la prórroga sin saber cómo acabó. «Eso me inquieta, no quiero sufrir más», explica antes de volver a esa comedia en la que hace cosas que nunca imaginó.
- Rapeando a los 45 años. No lo viste venir.
- De nada. Y lo vi aún menos cuando estuve en una fiesta con los Violadores del Verso en Zaragoza hace muchos años, porque los raperos siempre han sido grandes fans del chañantes. Fue algo que nos llamó mucho la atención, siempre nos preguntamos por qué nos llevábamos tan bien con esta gente que, en principio, no tenía mucho que ver con nosotros. En aquel momento hubo unos datos muy absurdos de los que nunca supimos la causa. Por ejemplo, fuimos a Asturias y éramos los Beatles, pero en Andalucía no trabajamos bien. El caso es que los raperos eran chanantes y cuando actuamos en Zaragoza muchas veces venían a vernos, salíamos de fiesta y ahora, tantos años después, he vuelto a conectar con ellos, incluso con un cameo de Kase.O en la película. . La vida… Por eso actuar es bueno, porque te permite hacer cosas que nunca pensaste que experimentarías.
- Han pasado más de 20 años y todavía veo chañantes por todas partes. Te has colocado de maravilla.
- Me encanta conseguir trabajo, porque así hablaban nuestros padres cuando se preocupaban por el futuro: «A ver si consigues trabajo en una buena empresa y listo…». Pues sí, nos hemos drogado. No en vano, en ‘Matusaln’ somos tres: Carlos (Areces), Ral (Cimas) y yo. Los tres no habíamos trabajado juntos desde ‘Return to Lilifor’. Dentro de que todos somos amigos y tenemos intereses comunes, a cada uno de nosotros nos atraía más un universo que otro, a Ernesto (Sevilla) o Ral más comedia, a Joaquín (Reyes) más escribir y dirigir… pero todos seguimos allá. Es un milagro, nosotros tampoco lo vimos venir. Empezamos con la idea de “veamos qué pasa y luego nos pondremos a trabajar en serio”. Y él mira…
- Sólo querías reírte, pero tuviste un tremendo impacto cultural en tu generación que aún perdura. ¿Te impresiona?
- Es cierto. Si te soy sincera, me impresiona, me hace muy feliz y no pienso en ello excepto cuando los demás me lo recuerdan. Mis amigos me suelen decir: «Mira este anuncio, mira este sketch, mira esta frase, tu influencia se nota». Y luego me doy cuenta y dices: «Bueno, es verdad, tendré que estar de acuerdo contigo». Al final, tontamente, nos hemos dado cuenta.
- Si tuvieras que adivinar en qué dirección dispararías, ¿habrías dicho la actuación?
- Sí. En aquellos inicios, cuando llevábamos varios años en ‘La hora chanante’ y, sobre todo, después del salto que supuso ‘Muchachada Nui’, que fue pasar a Televisión Española con más medios, más trabajo, más reuniones, más pensamiento. …Comencé a ver que esto es lo que me estaba pasando. Puedo decirles exactamente cuando me quedó claro. En una fiesta en una discoteca estaba charlando con Joaquín y me dijo: «Tío, veo que cada vez te interesas más en los personajes». Y coincidí con él: «Sí, sí, lo que más quiero en el programa es tener un personaje y ver cómo lo construyo, cómo caminaría, cómo se reiría…». Eran personajes que duraban muy poco en los sketches, pero yo tenía esas ganas y creo que esa noche él lo detectó, yo lo detecté y el resto lo detectó: «Ser actor es lo que más me atrae». Lo cual no quiere decir que vi opciones, porque entonces nunca pensé que me iban a llamar para una película.
- Y aquí estás, una estrella de cine.
- Imagínense las ‘Chicas’ que hubiésemos hecho con estos presupuestos… Verme aquí me sorprende y, sobre todo, lo agradezco. Ha transcurrido de forma natural y progresiva, cosa que también me gusta. ‘La hora chanante’, ‘Muchachada’, primeras participaciones en series, poco a poco papeles más importantes en películas… Fue un proceso y no un boom instantáneo como los que tanto se dan ahora con las plataformas y las series de éxito. En mi caso las piezas han ido encajando, ha habido picos y valles y todo ello me ha permitido tomarlo con naturalidad. Ahora, cuando llegas al punto en el que puedes encabezar carteles de películas, piensas: «Mierda, ¿qué diablos pasó aquí?».
- Estás en la marquesina al otro lado de la calle.
- Sí Sí. Todavía me parece súper extraño, no lo crean. En diciembre, con ‘Ocho apellidos marroquíes’, colocaron un enorme lienzo de la película en la plaza de República Dominicana. Esos días tenía a mis padres y a mis hermanas visitando mi casa y les confieso que fuimos hasta allí con el auto y di varias veces la rotonda mientras mi hermana grababa un video. Era un lienzo tan grande con mi cara que nos pareció surrealista. Nunca te acostumbras a esas cosas.
- Empezamos hablando de cómo en la película cantas y tenemos que recordar que tú, de formación, eres músico.
- Sí, toco la trompeta, lo que pasa es que esto es diferente. Tanto mi formación como casi todo lo que toco es música clásica, de ahí a empezar a rapear hay un largo camino…
- ¿Qué pensarán tus profesores del Conservatorio?
- Tengo muy buena relación con algunos y seguramente dirán: «Pero este idiota, ¿qué está haciendo?». (risas). En las últimas películas mis personajes han tenido un componente musical: ésta, en ‘Operación Camarón’, en ‘Ocho apellidos marroquíes’ tenía algo de baile, en la próxima que se estrena, el personaje también es músico… En Al final estoy unificando los dos mundos. En ‘Matusalén’ estaba muy nervioso por este tema porque era necesario que el personaje no estuviera disfrazado o fuera un tipo que lo hiciera regular. Estaba obsesionado con los raperos reales que decían: «Está bien, este tipo rapea». Le dijo a David (Galán Galindo, director de la película): «Este tipo tiene que vestirse como un hijo de puta, tener estilo y rapear bien, luego que le pasen sus tonterías, pero debe ser un rapero de verdad». Tanto el propio David que es rapero como Quiroga y Haze me ayudaron mucho. Fuimos a su estudio, hicimos allí unas pruebas y me dieron su bendición porque era una mierda. Al final, ritmo, melodía, silencios… Tienes musicalidad.
López, haciendo amigos.
- Tu personaje es un Peter Pan de libro de texto, algo muy común en nuestra generación de cuarenta y tantos, por otro lado.
- Sí y lo defiendo. Me considero peterpanesco, pero veo que está un poco denostado el término y no sé por qué. Puedes resistirte a envejecer y ser maduro en las cosas que necesitas ser. No es incompatible. Me gusta hacer cosas cuando soy joven porque me veo bien físicamente, porque amo la vida, me encanta conocer gente, leer, escribir, jugar fútbol, ver películas, salir… todo eso me encanta y espero. dura, al menos lo voy a hacer. todo es posible. Hay gente a la que esto le parece infantil, pero no lo es. Si este es el ocio que nos gusta, ¿por qué no hacerlo toda la vida?
- Creo que esa batalla está ganada. Cuando salgo por la noche tengo la sensación de que hay más gente de 40 años que de 20 años.
- Sí, nuestra forma de ver la vida está establecida, aunque todavía quedan pueblos Astrix por ahí donde nos mirarían mal. Dirían: «¿Por qué esta gente inmadura no regresa a casa y crece?» Y hay que responderles: «No me voy a ir, hemos elegido esta vida, nos la podemos permitir y ya está. Así soy yo, dejad a la gente en paz, dejad de decirnos lo que tenemos que hacer y de poner etiquetas». en ellos.» ¡No hacemos daño a nadie por querer seguir siendo jóvenes!
- ¿Cómo valora la sombra permanente del abuso sobre el mundo del cine?
- Es muy triste, muy desagradable y me alegro que me preguntarais porque escuché a Estbaliz Urresola, directora de ‘20.000 especies de abejas’, sobre este tema que se pregunta especialmente a las mujeres y a ella le gustaría saber más sobre las opiniones. de hombres. . Defiendo que quienes hacen esto no nos representan a los hombres y hay que perseguirlos hasta las últimas consecuencias. Por suerte, desde que nací he estado rodeada de mujeres, tengo tres hermanas, una madre maravillosa, una relación excelente con mis abuelas, ahora tengo dos sobrinas… Todas son mujeres y tengo un lado femenino muy desarrollado. Todas estas cosas nunca debieron existir, no caben en mi cabeza y no puedo concebirlas, ver a una mujer como un ser igual a mí no es algo que considero porque es natural, no puede ser de otra manera. Por eso todos estos casos me enferman y nos dejan muy mal. Parecen definir al hombre y creo que él no es así.
- No nos definen a todos, pero no es anecdótico.
- Ese es el problema y en lo que hemos fallado los hombres: cuando sabes que algo no está bien, lo ves a tu alrededor y, en lugar de denunciarlo, te alejas un poco y miras para otro lado. Durante mucho tiempo los hombres hemos hecho eso con actitudes sexistas, hemos normalizado cosas que objetivamente están mal. Desde hace algún tiempo noto que estamos reaccionando y empezando a actuar. Lo he hecho en ciertos círculos donde no me han gustado las actitudes hacia las mujeres: «Esto no me gusta, deja de hacerlo y me voy de aquí porque no quiero estar contigo». Creo firmemente que debemos denunciar todo lo que vemos para que los machistas sigan aislados y dejen de existir.
- Eres un tipo eminentemente serio.
- Tengo tiempo para todo, pero hago tanto payaso en mi vida profesional que acaba cansando. Es un poco como esa idea del payaso triste, les pasa a muchos de nuestros compañeros. En el terreno de la ficción me encanta estar siempre bromeando, pero con mi familia y amigos no siempre tengo ganas de reír. La vida no es sólo alegría y he oído mucha ópera, hay mucha tragedia ahí (risas)… Muchas veces me pongo trágico porque veo belleza, pero, por supuesto, explícale esto a alguien que te conozca. como Vicentón o Juancalitros.
- Esa expectativa tiene que ser una molestia.
- Muchas veces digo las cosas en serio y me dan por sentado. «Oye, ¿puedes salir de ahí, tengo que mover el auto?» «¡Jajajaja, qué cachondo!» «No, maldita sea, es una situación de emergencia real, por favor». «Me voy.» Y entonces. Esa es una frase.