Las 40.856 hectáreas de la Parque Nacional Cabañeros (Castilla-La Mancha), además de albergar grandes rapaces, cigüeñas negras y escenario del espectáculo del celo, amanece como un bosque del que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico destaca «sus antiguas encinas bosques de robles, alcornocales y el aromático matorral mediterráneo».
El entorno que se extiende por las provincias de Toledo y Ciudad Real actúa como cuna de una flora y fauna únicas, aunque el difícil aprovechamiento económico y la complicada distribución de sus territorios convierte a Cabañeros, ‘el Serengueti español’, en una zona de guerra. total entre sus propietarios.
El 63,1% del espacio de Cabañeros pertenece al Estado, mientras que el 36,9% restante está en manos privadas. Desde su nombramiento como Parque Nacional en 1995, el enclave de los Montes de Toledo ha levantado sospechas por su distribución y función. El último episodio de la saga lleva a Cabañeros al Parlamento Europeo, institución a la que la Asociación de Afectados por el Parque Nacional de Cabañeros (AAPNC) ha acudido para exigir que se autorice la actividad cinegética ante «un Crecimiento descontrolado de las poblaciones de ungulados.«lo que habría causado graves daños a los hábitats naturales protegidos. Es decir, los propietarios de fincas privadas quieren que se reanude la caza para evitar el deterioro del parque provocado por la superpoblación.
El portazo a la caza en Cabañeros
El Ministerio para la Transición Ecológica, institución de la que dependen los parques nacionales, niega que las poblaciones de ungulados estén descontroladas. Recuerdan que hay en marcha un plan de reducción que en 2023 preveía eliminar 2.045 ciervos y 626 jabalíes. Cifras que en el caso del ciervo se habrían superado con 2010, ya que una enfermedad mató a centenares, y en el caso del jabalí se ha quedado corta con 417 cabezas menos. «Son más difíciles de capturar», dicen las fuentes.
Estas capturas se habrían realizado en terrenos públicos del Parque Nacional, ya que no tienen permiso para acceder a fincas privadas. El Ministerio recuerda que la prohibición de cazar en los parques nacionales está en vigor desde hace diez años, desde el 5 de diciembre de 2014.
El enfrentamiento entre propietarios privados y Estado es total. La AAPNC ha llevado el caso a la Comisión de Peticiones (PETI) del Parlamento Europeo e instará a la Comisión Europea a investigar un posible incumplimiento de la normativa comunitaria en la gestión del Parque Nacional de Cabañeros, en particular las Directivas de Hábitats y Aves, que obligan Los Estados miembros garantizarán el estado de conservación favorable de los ecosistemas y especies prioritarios. Además, alega una gestión negligente porque el plan se aplica sólo a la mitad del parque «y la otra está quedando desamparada».
«Fuimos a la Comisión Europea y retiraron la denuncia. No es de extrañar cuando la vicepresidenta es Teresa Ribera, que es quien tiene las competencias del parque. Ribera no se va a denunciar», indica la AAPNC en conversación con el independiente.
Los ‘vecinos’ de Cabañeros defienden que, según los datos extraídos del ‘Informe de valoración de los daños a la vegetación en la finca de Cabañeros como consecuencia de la prohibición de la actividad cinegética‘, elaborado por el ingeniero forestal Rafael Sánchez Pérez de Villaamil -socio director de Tecniagro, empresa de gestión agroforestal y cinegética- la población de ungulados ha generado un grave impacto en el equilibrio ecológico, la pérdida de cubierta vegetal y los procesos de erosión. transformó parte de la montaña en tierra desnuda de baja fertilidad y 13 especies de flora sufren daños insostenibles.
El Ministerio afirma desconocer el estudio al que se refiere la comunidad de propietarios. «A nosotros Hacemos los controles basados en la ciencia que instituciones como la CSIC y la Universidad de Castilla La Mancha. Según sus cuentas, la cifra ideal es de 20 cabezas por hectárea y estiman que ahora es de 25. «Lo que no sabemos es de dónde sacan que hay 70, citan un estudio pero no lo hemos visto». ni quién lo ha hecho.»
Las fuentes consultadas en el Ministerio consideran que detrás de las exigencias de la asociación de afectados hay una estrategia para volver a la caza en el Parque Nacional. «Esto no es una asociación de pequeños terratenientes, son grandes terratenientes. Las fincas pertenecen a familias muy ricas que quieren volver a cazar en el Parque», afirman.
Aunque las fincas de las que habla el ministerio pertenecen a familias con apellidos destacados en el mundo económico, como Alcocer, Cortina, Borbón, Aznar y Oriol, son fincas cinegéticas que actualmente sólo pueden realizar esta labor en los terrenos que tienen fuera de Cabañeros. En este sentido, el Estado ha ido adquiriendo progresivamente propiedades privadas en el parque para incrementar la propiedad pública del mismo.
La AAPNC destaca la petición de los eurodiputados de crear una comisión de investigación para visitar el Parque y evaluar sobre el terreno los problemas medioambientales que afectan a las zonas de titularidad privada, «derivados de la falta de gestión asociada a las actuales restricciones».