- La economía española mantiene su crecimiento por encima de la media europea, apoyada en la fortaleza de la demanda interna
- Entre 2024 y 2025 se crearán 655.000 nuevos empleos y aumentará la productividad
Madrid, 11/08/2024.- La Cámara de España ha elevado sus previsiones de crecimiento de la economía española hasta el 3,1% en 2024, 7 décimas por encima de sus previsiones anteriores realizadas en julio (2,4%). Además, para 2025, el Servicio de estudios de la Cámara Española eleva en una décima su previsión de crecimiento del PIB, hasta el 2,1%. En ambos años, la marcha de la economía española estará por encima de la media europea.
La actualización al alza de las proyecciones se corresponde con las revisiones de los datos de Contabilidad Nacional realizadas por el INE, que muestran cómo la recuperación de la economía tras la pandemia fue más intensa de lo estimado inicialmente.
En cuanto a la composición del crecimiento, el demanda nacional Se consolida como el motor del dinamismo de nuestra economía. Una parte importante se basa en el consumo familiar, que se corrige al alza 8 décimas, hasta el 2,6% en 2024, y 7 décimas, hasta el 2,2% en 2025. Este mejor comportamiento se debe principalmente a la bajada de los tipos de interés, el empleo creación y la moderación de la inflación, que impulsan el consumo privado por encima de lo esperado a principios de año.
Asimismo, la reducción de tipos de interés llevada a cabo por el BCE estimula el crecimiento de la inversión en bienes de equipo -que en 2024 sería del 1,2%, acelerándose esta tasa hasta el 3,4% en 2025 desde el 2,1% previsto anteriormente- y en construcción, con un avance del 2,8% en 2024 (4 décimas por encima de la previsión anterior) y del 3% en 2025 (6 décimas más).
En relación al sector exterior, la Cámara de España ha incrementado el ritmo de crecimiento del exportaciones en 2024 hasta el 3,2%; Y para 2025, se espera que el crecimiento de las ventas al exterior sea del 2%. En cuanto a las importaciones, también se han revisado al alza en 2024 hasta el 2%, en línea con la mejora del consumo, y en 2025 hasta el 2,3%. Así, la contribución al crecimiento de la demanda externa podría ser de 0,6 puntos porcentuales en 2024 y de 0,1 puntos en 2025.
En lo que respecta a la empleoSe contempla un crecimiento del empleo ligeramente inferior al PIB, lo que implica un aumento de la productividad. La revisión de las Cuentas Nacionales realizada por el INE ha puesto de manifiesto cómo la mejora de la productividad laboral ha tenido una influencia significativa en el crecimiento económico en los dos últimos trimestres.
El empleo crecerá un 2,2% en 2024, lo que supondrá la creación de 430.000 puestos de trabajo. De cara a 2025, la Cámara no modifica sus proyecciones de crecimiento del empleo, manteniéndolas en el 1,5%, lo que supondría más de 225.000 puestos de trabajo adicionales a tiempo completo. Se espera que la tasa de desempleo sea del 11,6% en 2024 y del 10,9% en 2025.
En cuanto a la inflaciónLa Cámara de España ha revisado a la baja sus previsiones de inflación. Se espera que los precios aumenten un 2,9% en promedio durante 2024 en comparación con el 3% anterior; y 1,8% en 2025 (anteriormente 2,1%). En cuanto al consumo público, el ajuste realizado por el INE corrobora un gasto de las administraciones públicas superior al estimado inicialmente. La Cámara prevé un crecimiento del 4,6% en 2024 (2,8 puntos porcentuales por encima del reflejado en las previsiones de julio) y del 2,6% en 2025 (1,5% en las previsiones de julio).
Retos de la economía española
Más allá de la buena evolución económica de la economía, la Cámara española recuerda algunos de los retos estructurales que es necesario abordar con urgencia.
Por un lado, el alto déficit público que debería detenerse lo antes posible. La deuda pública sigue aumentando año tras año y en 2023 creció un 4,8%, pese a la reducción que se ha producido en la ratio deuda/PIB nominal. Esta situación incide en la vulnerabilidad de la economía española y limita la capacidad de actuación de las Administraciones Públicas ante la aparición de choques imprevisto.
Además, no ayuda la pirámide poblacional española, ni la escasa evolución de la productividad (salvo los dos últimos trimestres). A medida que disminuye la proporción entre el número de contribuyentes y el número de jubilados, sólo los aumentos sostenidos de la productividad pueden ayudar a compensar los desafíos asociados con el envejecimiento de la población. Habrá que esperar para ver si los incrementos producidos en esta variable en los últimos tiempos se consolidan en los próximos años.
A esto hay que añadir que España está enormemente dependiente del exterior en lo que a materias primas se refiere, ya sean energéticas u otras. La apuesta por el Pacto Verde Europeo puede, paradójicamente, exacerbar esta dependencia ya que, si bien se espera que la electrificación de la economía -con una mayor aportación de energías renovables- mejore el ritmo de autonomía energética (siempre que exista un mix de generación diversificado), No parece que vaya a ocurrir lo mismo con las materias primas necesarias para fabricar los componentes que componen esta nueva economía. Se trata de elementos como el litio, el cobalto o las tierras raras, entre otros, cuya capacidad de extracción y/o refino se concentra en muy pocos países, la mayoría de ellos políticamente inestables. En este sentido, los objetivos del Pacto Verde parecen no estar en sintonía con el desarrollo industrial necesario para avanzar en la sostenibilidad y, al mismo tiempo, reducir la dependencia del exterior, lo que podría reducir la competitividad del tejido productivo.
Otro tema pendiente es el desajuste entre la formación y las necesidades empresariales. Surgen problemas de adaptación entre las competencias que demandan las empresas y las que ofrecen los centros educativos. Este desequilibrio es especialmente llamativo en el ámbito tecnológico, pero también en los perfiles de sectores como la construcción, el transporte o la hostelería, y en determinados territorios (zonas rurales, por ejemplo).
Finalmente, cabe mencionar la fragmentación regulador y el exceso de normativa, la poca inversión pública y privada en I+D+i, las dificultades en materia de alquileres en las grandes ciudades, el problema del agua derivado de sequías cada vez más persistentes, o la ineficiencia de algunas políticas de ayuda. público, como retos evidentes e inminentes para la economía española.
Contexto internacional
Estas previsiones económicas se producen en un entorno internacional complicado en el que el conflicto de Oriente Medio se extiende a otros países. Este es un poderoso elemento de incertidumbre debido al impacto que un aumento de las hostilidades podría tener sobre el precio del petróleo. La Cámara española señala también la incógnita que añade la reciente victoria del candidato republicano en Estados Unidos. “Habrá que esperar a ver qué medidas toma Donald Trump en relación a los aranceles, y el efecto que podrían tener en las empresas españolas. Sin embargo, el grueso de las exportaciones españolas de bienes se mantienen en Europa, concentrándose más del 70%, y el 62,3% en la UE. Aunque podría haber un impacto indirecto derivado de la menor demanda de los países europeos que más exportan a Estados Unidos, como Alemania o Italia”, afirma. Raúl MínguezDirector del Servicio de Estudios de Cámara de España.