A Daniel Fernández Pozo (Málaga, 33 años) poco le importa cómo definirse. Hasta hace poco decía ser “dependiente de tienda” porque era su trabajo principal, pero desde que empezó en la música con el nombre de La Dani incorporó el sello de cantante. En su variado currículum, el año pasado añadió el de convertirse en la primera persona no binaria (que no se identifica ni con el género masculino ni con el femenino) en recibir el premio Feroz al mejor actor de reparto por su primera película, te estoy amando con locura. Este sábado 25 de enero volverá a los escenarios de estos premios, pero para debutar con otros dos títulos: presentador de la gala y “peluquero”, trabajo con el que espera sustentar su carrera artística.
Preguntar. En su discurso del año pasado pidió que el premio se traduzca en trabajo. ¿Ha sucedido?
Respuesta. No me puedo quejar porque no me dediqué a esto. He hecho algunas cosas, pero no se puede vivir con dos series al año. Hace más de un año comencé a estudiar peluquería y he trabajado en casa hasta ahora, que voy a montar mi propia peluquería en Málaga. Las dos cosas no son incompatibles, pero tengo claro que no voy a poner todas mis energías en ser actor. Es muy difícil vivir de ello.
P. ¿Cuándo te interesaste por la peluquería?
r. Cuando era pequeño decía que quería ser peluquero, diseñador de moda y actor. Me gustaban muchas cosas, pero era mal estudiante y nunca tuve una vocación clara. Desde los 20 años he realizado todo tipo de trabajos. Antes de la película trabajaba como recepcionista en una peluquería en Madrid, y cuando la terminé me di cuenta de que los años iban pasando y necesitaba un trabajo.
P. Dicho así, parece fácil cambiar de vida.
r. Desde pequeñas nos dicen que tenemos que saber lo que queremos ser cuanto antes, pero ahora, con 33 años, acabo de descubrir que quiero ser peluquera, y con 40, ¡quién sabe! La vida es sólo una, aunque muchas veces aburrida.
P. ¿Tu círculo cercano te apoya con estos cambios?
r. Sí, todos ellos. Siempre digo que soy maricón por mis padres, por los valores que me han inculcado. Ahora, de hecho, me han dejado quedarme en su casa hasta que empiece el negocio. Con mis amigos pasa lo mismo. Siempre me han apoyado en todo, ya fuera cantante, actriz o peluquera. Ahora me han estado ayudando con la renovación del local. Es un sueño porque es una pescadería antigua y quería que tuviera una larga historia.
P. ¿Tuvo algo que ver el departamento de peluquería de la película en la decisión de elegir su nuevo trabajo?
r. El departamento de maquillaje y peluquería es siempre el lugar del rodaje donde me siento más cómoda. En la película eran las personas con las que me sentía más identificado. Si brillo en mi trabajo es por todos los que están detrás. Se eleva mucho al actor, porque se supone que es muy vulnerable, pero en realidad no lo es tanto. No hay que deificar tanto a los actores.
P. ¿Has pensado en convertirte en estilista de cine?
r. Me dicen mucho esto, porque sería como unir mis dos pasiones, pero la verdad es que ni me peino, ni sé teñir. Sólo hago corte y lo que busco es tener mi peluquería de barrio. Al final lo que quiero es prosperar y comprarme una casa. Me encanta actuar, pero si nunca hago otra película, no pasa nada. Gracias a eso he podido abrir mi propia peluquería.
P. De un proyecto local pasa a entregar los premios Feroz. ¿Cómo manejas eso?
r. La peluquería es una base tan sólida que no me permite asustarme. Es increíble poder subir ahí delante de todo el mundo y hacerle una broma a Pedro Almodóvar, pero al día siguiente voy a tener que estar barriendo. Creo que eso también me hace acercarme a la gente de forma muy genuina.
P. Es un momento de gran exposición. ¿Tienes miedo al odio online?
r. No me importa, pasó el año pasado. Lo único que me afectó fueron las críticas dentro del feminismo por decir que yo era actriz en el discurso. Lamenté mucho que no se entendiera. ¿De verdad crees que soy el enemigo?
P. Ganó el premio al mejor actor de reparto, pero es una persona no binaria. ¿Crees que dividir los premios por género ha quedado obsoleto?
r. No. Las mujeres ya lo han pasado bastante mal como para que ahora les quiten esa categoría. Deseo que las categorías de actriz, actor y actoro como se llamen los actores no binarios, pero eso es una utopía. Por eso ahora quiero ocupar el espacio de los hombres. La gente se siente muy abrumada por mi género, pero yo no. Estoy muy cómoda, sé quién soy.