En enero de este año, Gianni Infantino, El presidente de la FIFA, pidió la «derrota automática» de los equipos cuyos aficionados realicen acciones racistas. Una medida pasará del dicho al hecho con su inclusión en el debate del 74º congreso que la organización celebra estos días en Bangkok (Tailandia). Esta medida llega tras el reclamo de víctimas como Vinicius, que han pedido medidas más efectivas contra los racistas, para que tengan un impacto directo en los clubes de los que son socios o seguidores.
Un gesto universal para denunciar el racismo
La propuesta de acción unificada que presenta el organismo pide que el racismo sea incluido en los códigos disciplinarios de cada una de las 211 federaciones miembros de la FIFA. Esta iniciativa se ha desarrollado con las opiniones y aportaciones de diversos colectivos. Además, está prevista la introducción de un gesto universal para que los jugadores informen al árbitro de incidentes racistas, así como la creación de un panel de futbolistas retirados quien asesorará y supervisará la ejecución de las medidas propuestas.
La iniciativa publicada por la FIFA y enviada a las federaciones, con el «deseo» de unirse para «Hacer frente al racismo» se basa en cinco pilares que se refieren a regulaciones y sanciones.; acciones en el propio terreno de juego, causas penales, educación y postura conjunta de los futbolistas, protagonistas del juego.
«La infracción diferenciará el racismo de otras violaciones e impondrá sanciones concretas y rigurosas a todos los actos racistas. que incluirá la derrota automática en un partido«, explica la FIFA. Las acciones en el terreno de juego prevén la interrupción y suspensión de los partidos temporal o permanentemente cuando surjan casos de racismo.
España, en el punto de mira de la FIFA
«Introduciremos un gesto normativo universal, mediante el cual los jugadores denunciarán incidentes racistas y los árbitros señalarán la ejecución del procedimiento de tres pasos, que será obligatorio en el 211 federaciones miembros de la FIFA«, indica la institución presidida por Gianni Infantino. La tercera etapa propone la unión del fútbol mundial para que el racismo sea considerado un delito penal en todos los países del mundo y para que sea perseguido penalmente con la firmeza que merece allí donde ya lo es.
La educación y la postura conjunta de los actores completan las bases de la iniciativa. «Todos juntos, unidos como fútbol mundial, reconociendo que ningún niño nace racista, crearemos y promoveremos iniciativas pedagógicas en colaboración con las escuelas y los gobiernos. con el objetivo de lograr un mundo donde el racismo no exista«, dice la FIFA, que tiene a España en el punto de mira por los incidentes ocurridos con Vinicius, pero también con Acuña, Quique Sánchez Flores o Nico Williams.
De hecho, ha sido un tema de debate que Sólo lo vivido en Mestalla con Vinicius provocó el cierre de parte del estadio, mientras que Getafe y Atlético lograron recurrir con éxito la primera decisión del Comité de Disciplina Deportiva. «En los últimos meses, como los futbolistas suelen ser víctimas voluntarias de este acto atroz, la FIFA ha llevado a cabo un exhaustivo proceso de consulta con jugadores y jugadoras de todo el mundo, en activo y retirados, que son fervientes defensores de cambiar la situación», reconoció Infantino. .
Falta de medidas efectivas y unidad de acción
Consultadas por este diario, fuentes como Esteban Ibarra denuncian la falta de eficiencia en los mecanismos. «Llevamos años exigiendo que se convoque el Observatorio del racismo, la xenofobia, la intolerancia y la violencia en el deporte del que formamos parte. Hace diez años que no se hace. También lo han solicitado reiteradamente el sindicato AFE y Aficiones Unidas.. Tenemos legislación suficiente, pero no se está aplicando. Este organismo debe funcionar y hacerlo de forma independiente, como establece la ley», explica.
Por su parte, los clubes aún se encuentran en la fase reactiva del proceso. Actúan cuando se produce una incidencia e incluso en campañas globales como las que propone LaLiga, hay clubes como Real Madrid o el FC Barcelona que, por una cuestión de afinidad, llevar a cabo sus propias iniciativas. Esto va en contra de la «unidad de acción» que pide la FIFA y que requiere la conjunción de todos los actores en un frente común para combatir la lacra xenófoba.