En la última junta de accionistas de Tesla, el pasado mes de junio, se preguntó a Elon Musk sobre su relación con Donald Trump. “He tenido algunas conversaciones con él y me llama sin motivo. «No sé por qué, pero es así», dijo. «Muchos de sus amigos ahora tienen Teslas, y todos los adoran, y él es un gran admirador del Cybertruck», afirmó, asegurando que son «factores que contribuyen» a que cambiara de opinión sobre los coches eléctricos. En aquel momento, Musk aún no se había convertido en el principal donante y aliado de la campaña del republicano y, según el mercado, en el principal beneficiario de su victoria. Con la victoria de Trump, la fortuna de Elon Musk se ha disparado hasta los 314.000 millones de dólares (unos 293.000 millones de dólares), según datos del índice Bloomberg Billionaires. El principal motivo de este incremento es que el mercado descuenta que la nueva Administración republicana relajará las normas que afectan a los múltiples negocios de Musk, desde el coche autónomo, hasta los cohetes espaciales o los implantes cerebrales.
Durante el año electoral, la riqueza de Musk aumentó en 85 mil millones de dólares, el mayor aumento entre todos los multimillonarios. Casi la totalidad de este incremento se ha concentrado en poco más de dos semanas y ha habido dos factores decisivos para ello. El 23 de octubre, la fortuna del magnate estaba valorada en 237 mil millones de dólares. La publicación por parte de Tesla de unos resultados mejores de lo esperado y la victoria en las urnas de su aliado han hecho que su fortuna aumente en 77.000 millones en muy poco tiempo.
Tesla no sólo superó las expectativas de ganancias, sino que Musk luego entregó un mensaje muy optimista en la conferencia con analistas. En él habló de lo que haría si Trump ganara las elecciones y le diera responsabilidades en su Administración. Admitió abiertamente que se beneficiaría al crear un camino más sencillo hacia la aprobación federal de vehículos autónomos en lugar de las complicadas regulaciones estatales que existen ahora. “Una aprobación nacional es importante. Es parte de la eficiencia del gobierno, voy a tratar de ayudarlo a avanzar. Y será para todos, no sólo para Tesla. (…) Creo que deberíamos tener este proceso de aprobación nacional para la conducción autónoma”, afirmó.
Las acciones de la compañía de coches eléctricos se han disparado en Bolsa tras la victoria de Trump y la compañía ha superado el billón de dólares de capitalización por primera vez desde 2022.
Trump ha confiado a Musk una reforma “drástica” de la Administración. “Necesitamos el Departamento de Eficiencia Gubernamental”, dijo en uno de sus mítines, subrayando su acrónimo en inglés, DOGE, un guiño a Dogecoin, la criptomoneda derivada del bitcoin que utiliza un perro como mascota y que él de alguna manera patrocina. “DOGE en una placa de bronce. «Va a ser increíble», añadió antes de reconocer que sus planes pasan por despidos masivos de funcionarios.
La victoria de Trump le dará en cierto modo poder sobre los reguladores que cree que están frenando el desarrollo de Tesla y SpaceX, su compañía de cohetes y satélites. SpaceX, de la que Musk posee un 42%, no cotiza en Bolsa y la referencia que utiliza Bloomberg para medir la riqueza del magnate es la valoración de 210.000 millones de dólares de una colocación del pasado mes de junio. Con Trump como presidente, el valor de la empresa, que cuenta con jugosos contratos públicos, probablemente haya aumentado.
El cálculo de la fortuna de Musk incluye también sus participaciones en Neuralink -la empresa de implantes de ordenadores cerebrales también puede beneficiarse de una regulación más laxa-, en X -una red en la que Trump ha vuelto a estar activo-, en su inteligencia artificial xAI y en otras empresas.
Con sus 314 mil millones de dólares, el hombre más rico del mundo tiene una ventaja de 84 mil millones de dólares sobre Jeff Bezos, fundador de Amazon y Blue Origin, cuya riqueza es de 230 mil millones de dólares. El tercero en la lista es Mark Zuckerberg, el principal accionista de Meta, con 209.000 millones de dólares. Musk está cerca de su propio récord, los 330 mil millones de dólares en riqueza que alcanzó hace tres años, cuando Tesla cotizaba en su punto más alto.
Comparados con su riqueza y los beneficios que el mercado estima que obtendrá de la presidencia de Trump, los casi 120 millones de dólares que se sabe que aportó a la campaña republicana son poco.
El magnate ha sido uno de los protagonistas inesperados de la campaña electoral. En mayo se supo que Trump contaba con él para su equipo si ganaba las elecciones. Posteriormente, en un acto en Nueva York en el que presentó algunas propuestas para su programa económico, el expresidente precisó que le encargaría una reforma «drástica» de la Administración.
El magnate nacido en Sudáfrica donó 75 millones de dólares (70 millones de euros) en el tercer trimestre a una organización que creó, America PAC, para impulsar la campaña de Trump, aunque luego siguió haciendo aportaciones, al menos hasta la comitiva de los 120 millones. Participó por primera vez en un mitin con Trump un mes antes de las elecciones en Butler (Pensilvania), el mismo lugar donde un tirador había herido al candidato al intentar asesinarlo. En esa intervención difundió bulos sobre inmigración, libertad de expresión y armas que también venía difundiendo en sus redes.
Musk pasó luego a hacer campaña en solitario, especialmente en Pensilvania, con mítines en los que se mezclaba política con viajes a Marte, en medio del entusiasmo de sus seguidores. Lanzó unos supuestos sorteos millonarios para votantes registrados que firmaran una petición que generó polémica. El Departamento de Justicia le advirtió que podrían ser ilegales, pero él siguió adelante. El fiscal de Filadelfia presentó una demanda para detenerlos, pero los abogados de Musk reconocieron entonces que en realidad no fueron aleatorios, sino que los ganadores fueron elegidos. El juez rechazó la solicitud de suspenderlos.
Musk fue tan activo en la búsqueda de votos para Trump y en la difusión de bulos que incluso el presidente, Joe Biden, se refirió a su supuesto estatus temporal de inmigrante ilegal cuando era estudiante y se puso a trabajar sin visa para hacerlo. El magnate continuó haciendo campaña con Trump, incluido el mitin en el Madison Square Garden de Nueva York, y acompañó al republicano en la fiesta de celebración de su victoria electoral.
La última prueba de su cercanía a Trump y de su potencial influencia es que el presidente electo le puso al teléfono con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, en la primera llamada entre ambos tras ganar las elecciones.