Antonio Broto|
Ginebra (EFE).- Israel ha utilizado fósforo blanco, una sustancia química incendiaria capaz de causar “heridas horribles y dolorosas”, en al menos 24 ocasiones en el actual conflicto de Gaza.
Así lo denuncia un informe publicado este viernes por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, que vuelve a señalar a las fuerzas israelíes por posibles crímenes de genocidio, guerra o crímenes contra la humanidad.
El informe, que se centra principalmente en seis meses del conflicto entre noviembre de 2023 y abril de 2024, enumera, entre otros, seis usos del arma incendiaria en la capital de Gaza, nueve en el centro de la Franja y tres en Jan Yunis, algunos de ellos en campos de refugiados.
La oficina encabezada por el Alto Comisionado Volker Türk “verificó un incidente ocurrido el 25 de diciembre en el que un bebé fue quemado con fósforo blanco en una escuela del campo de Al Bureij”, según el documento de 32 páginas, que recogió testimonios. de profesionales médicos en Gaza.
Uso prohibido
Aunque el fósforo blanco no se considera un arma química, su uso debería prohibirse en virtud de convenciones que prohíben el uso de armas “con efectos indiscriminados” o aquellas que causen “sufrimiento innecesario y lesiones superfluas”, según el informe.
Organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional (AI) o Human Rights Watch (HRW) ya habían acusado a Israel de utilizar fósforo blanco en Gaza, aunque este es uno de los primeros documentos de Naciones Unidas que contiene esta acusación en la actual guerra.
Sin embargo, en el conflicto de Gaza a principios de 2009, el llamado Informe Goldstone elaborado por una misión de investigación de la ONU también acusó a Israel de utilizar esta sustancia incendiaria.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el fósforo blanco arde instantáneamente al entrar en contacto con el oxígeno, y es muy difícil de extinguir, además de ser propenso a pegarse a la piel y la ropa, provocando quemaduras. profundo y serio, penetrando hasta los huesos”.
Otras acusaciones
Por otro lado, el informe publicado este viernes afirma haber verificado 8.119 asesinatos en Gaza, incluidos los de 3.588 niños (el Ministerio de Salud de la Franja habla actualmente de más de 43.000 muertes en el conflicto, entre ellos más de 16.000 menores).
El documento destaca que, en los ataques verificados contra edificios residenciales, los niños fueron las principales víctimas, y subraya que el perfil demográfico de los asesinados en viviendas demuestra el total desinterés de las fuerzas israelíes por evitar la pérdida de vidas civiles.
Ante la supuesta prioridad israelí en el conflicto de destruir las infraestructuras de Hamás, los ataques se han expandido en general a todo tipo de objetivos civiles, incluidas zonas residenciales, lo que podría constituir -insiste el informe- un crimen de guerra.
Teniendo en cuenta el argumento del ejército israelí de que Hamás utiliza a numerosos civiles como escudos humanos, el documento señala que no se han presentado pruebas suficientes de que, por ejemplo, esto haya ocurrido en el hospital Al Shifa, que ha sido repetidamente asediado y bombardeado.
Uso de la IA en la guerra
Asimismo, el informe refleja el aparente uso de inteligencia artificial (IA) para identificar objetivos, pero denuncia que la tecnología utilizada en Gaza sólo permite diferenciar si una persona vigilada es un hombre o una mujer, sin diferenciar entre soldados y civiles.
“Se asumiría que todos los hombres palestinos son objetivos legítimos, en grave violación de los principios de distinción y precaución”, destaca el texto.
Otro aspecto que denuncia el informe para mostrar el carácter indiscriminado de muchos ataques es el gran número de personas de una misma familia asesinadas: más de 40 familias han perdido hasta 30 familiares, y se han dado casos extremos, como el de la familia Al El clan Najjar, que perdió a 138 de sus miembros en 18 incidentes.
También advierte sobre violaciones de derechos humanos como ataques a instalaciones sanitarias, ejecuciones sumarias de palestinos, incluidos trabajadores humanitarios y policías, y el asesinato de al menos 133 periodistas, 91 de ellos verificados por la oficina de la ONU.
“El nivel sin precedentes de muertes y lesiones de civiles es una consecuencia directa del incumplimiento de los principios del derecho internacional humanitario”, evaluó el Alto Comisionado Türk cuando se publicó el informe.