La regulación de alquileres de temporada tramitada por el Ayuntamiento de Barcelona contempla limitar o incluso prohibir en determinadas zonas de la ciudad esta fórmula que se ha disparado e impacta en el acceso a la vivienda, porque ha desviado los pisos del alquiler habitual para residentes a contratos. Corto, más caro y fuera de la regulación de la Ley de Vivienda. La Comisión de Urbanismo aprobó inicialmente la norma este martes con los votos del Gobierno municipal (PSC), los Comunes y ERC. La receta para regular el alquiler de temporada consiste en una modificación del plan urbanístico de la ciudad (el Plan General Metropolitano) para que distinga entre el «uso habitual y permanente de la vivienda» y su «uso temporal o de segunda residencia».
La modificación, a su vez, permite elaborar posteriormente planes especiales que limiten o incluso prohíban usos no residenciales en zonas concretas de la ciudad. “La sustitución de usos distintos del de vivienda habitual y permanente podrá estar prohibida, condicionada o sujeta a restricciones”, señala el texto. El reglamento es el resultado de la exigencia de los comunes al gobierno del socialista Jaume Collboni de aprobar el presupuesto de 2025. ERC le ha dado su apoyo, pero ha avisado de que si el Gobierno del PSC no aprueba un decreto autonómico para regularlo vetará la aprobación de la fórmula municipal. Previsiblemente la tramitación se prolongará hasta el próximo verano.
Históricamente, la ciudad ha recurrido a planes especiales para dar respuesta a necesidades que no estaban contempladas en 1976, cuando se aprobó el PGM. Sucedió antes de los Juegos Olímpicos con el plan hotelero, porque no había ningún lugar para alojar a los visitantes previstos. O en 2017 con el plan de alojamiento turístico, que limita su crecimiento a determinados barrios y prohíbe nuevas aperturas en el centro, tras constatar los problemas provocados por la masificación. De hecho, el extenso texto del Modificación del Plan General Metropolitano (MPGM) de regulación urbanística del uso de la vivienda en el municipio de BarcelonaUn documento de 90 páginas, es un repaso, sustentado en datos, de la realidad de la vivienda en la ciudad durante las últimas tres décadas.
Tres décadas de pérdida de vivienda habitual en la ciudad
Se confirma, con cifras, que en los últimos 30 años la vivienda habitual ha perdido peso en la ciudad ante la aparición de nuevos usos en el parque residencial. El uso del parque existente como vivienda ha caído casi un 4% en las tres décadas que separan 1991 de 2021, muestra la documentación. Y también que en los distritos más céntricos (Ciutat Vella, Eixample o Gràcia), el número de viviendas en alquiler ha caído más de un 12% en estos 30 años.
El texto de la modificación aprobada explica, con datos como que la proporción entre viviendas que figuran en el catastro y las direcciones que figuran en el registro, cae en los barrios más tensionados por el turismo: si la proporción de viviendas respecto al parque de la ciudad Es del 81% de media en la ciudad, en barrios con mucho turismo como el Gòtic cae al 63%, o en el Eixample Derecho, donde está la Sagrada Familia, al 70%. También señala como causa, entre otras, que los apartamentos turísticos se concentran en zonas muy concretas de la ciudad, que además coinciden con las zonas con más visitantes. Si la media de la ciudad es de 1,5 apartamentos turísticos por cada 100 viviendas, la ratio se eleva hasta el 9,2 en el caso del Eixample. Los estacionales también tienen más presencia en el centro, apunta, pese a la falta de especificación reglamentaria de esta modalidad, que no requiere autorización expresa. La nueva regulación admite que las sucesivas regulaciones de los precios del alquiler han tenido un impacto en la ciudad, en el sentido de que parte de la oferta de alquiler se ha desviado hacia contratos estacionales para evitar topes de precios.
El extenso documento que modifica el PGM (MPGM) cita también el plan de vivienda del gobierno de la exalcaldesa Ada Colau 2016-2025, que tenía entre sus objetivos estratégicos frenar la “sustitución de vivienda y proteger a sus residentes” y repasa la crisis inmobiliaria que sufre Lleva años golpeando a Barcelona. Lo hace con datos como que los precios del alquiler se han triplicado, que cada vez hay más barrios donde la población destina más del 30% de sus ingresos a la vivienda, o que sigue aumentando el número de personas que buscan vivienda pública y ayudas. Y enumera media docena de estudios (desde la Universidad Politécnica en 2016, hasta Esade en 2024) que confirman cómo la irrupción de ofertas turísticas ha incrementado los precios en el resto del mercado inmobiliario.
La teniente de alcalde de Urbanismo, Laia Bonet, celebró la aprobación inicial, «porque la normativa no puede esperar más» y agradeció al conjunto de Barcelona «el intenso trabajo realizado» entre todos. «No podemos permitir que se desvíen pisos de alquiler normal al alquiler de temporada, es un fraude que debe volver al alquiler normal pase lo que pase», defendió sobre lo que calificó como «un primer paso». Bonet también se ha referido a la normativa elaborada por el Gobierno y la Generalitat en la materia en favor de «la máxima solidez normativa y jurídica para poder hacer frente al fraude en los alquileres de temporada».
La líder de los comunes en el consistorio, Janet Sanz, ha saludado la “regulación impulsada para que la vivienda tenga su uso normal: toda Barcelona debe tenerlo cuando se confirme la modificación y se deriven el resto de planes”. Sanz ha instado a tener aprobada la normativa en primavera y mientras se trabaja en el plan especial que contempla «una prohibición en toda la ciudad siempre que los alquileres de temporada no estén sujetos a regulación de precios».
En nombre de ERC, Eva Baró ha afirmado que la norma «crea muchas dudas entre los juristas consultados» y ha defendido como correcto el «marco jurisdiccional autonómico». «Están llevando el PGM al extremo», ha advertido y ha condicionado su aprobación en sucesivas votaciones a que el PSC impulse un decreto autonómico sobre el tema. La exigencia de los republicanos llega después de que en mayo del año pasado el PSC tumbara un decreto autonómico del Gobierno del ex-presidente Pere Aragonès que pretendía regular los alquileres de temporada en vísperas de las elecciones.
Por parte de Junts, Damià Calvet ha negado que se pueda hablar de fraude y ha atribuido el desvío de contratos al alquiler de temporada a la regulación de los precios del alquiler. “Lo que hacen hoy es un brindis al sol porque no tendrá efectos inmediatos, los alquileres de temporada son necesarios por motivos de salud, estudio o trabajo. «No especifican cómo ni dónde, es barra libre para que con la excusa de la crisis de la vivienda supriman usos que son necesarios para la ciudad», ha afirmado. Junts se ha abstenido en la votación, mientras que PP y Vox se han abstenido. de la votación.