La venganza del ‘Hijo del viento’

domingo, 6 de agosto de 2017
Cuando carl lewis Aterrizado en Barcelona no tenía nada que demostrar. Acumuló seis oros en los dos eventos olímpicos a los que había asistido: los ángeles’84 y Seúl’88. Entre esas medallas estaba la que ben johnson se lo robó con trampas en la capital surcoreana en los que fueron los 100 metros más rápidos de la historia hasta entonces. En realidad, el de Alabama era un mito ya que en 1984 igualó la hazaña de su admirado jesse owens al imponerse en los 100 y 200 metros lisos, el 4×100 y la prueba de salto de longitud, las mismas que su compatriota había conquistado en Berlín para disgusto de Hitler. Tenía, eso sí, una cuenta pendiente: completar su venganza por la dolorosa derrota que le había infligido. mike powell en Tokio un año antes.
En la capital nipona se truncó la racha de 65 victorias consecutivas con la que el mejor saltador de longitud de todos los tiempos llegaba a los Mundiales. Superar los 8,90 que bob hazon establecerse en los Juegos México’68 fue siempre su anhelo. Era su tiempo. Firmó un concurso impecable, con un 8.91 que el viento a favor truncó como acta. La gloria era suya… hasta que Mike Powell llegó a la 8.95 con apenas 0,3 metros por segundo de viento a favor. La marca más legendaria cayó y no a manos de quienes parecían predestinados a destruirla.
Carl Lewis, de 31 años, afrontó la cita barcelonesa que le jugó la contra en la prueba, donde no consiguió el billete para los 100 y 200 metros. El salto de longitud le sirvió de refugio. Allí se desquitó con Powell, a quien superó por 3 centímetros-8.67, para el 8.64 de su compatriota- y se colgó su tercer oro en su prueba fetichista. ella también ganó 4×100, que elevó a ocho su medallero de dicho metal. Y aún agregaría otro, en atlanta ’96por supuesto, en longitud.