Gila pasó décadas haciendo reír a los espectadores con un gag histórico e infalible. El comediante se caracterizó como si estuviera en una trinchera y tratara de hablar con el enemigo. Lo pillaba en el baño, en la cocina o en distintas actividades diarias. Siempre era un mal momento para hablar con él. Lo que hizo Miguel Gila, en horario de máxima audiencia y en unos años donde todavía era un tema tabú, fue hablar de la Guerra Civil Española. Pese al silencio impuesto en la Transición al respecto, con esa necesidad de mirar hacia adelante para intentar avanzar juntos, Gila habló de la Guerra. Con un toque de humor absurdo, reveló el sinsentido de cualquier conflicto bélico.
En su broma nunca habló de bandos. No había buenos ni malos. Por ello, se vio como algo transversal, común a todos. Era humor pacifista y pacifista. Pero detrás de ese gag hay una historia que sí tiene lados y colores. Una historia real que le marcó tan fuerte que la convirtió en la materia prima de su mejor viñeta cómica.