Las elecciones legislativas anticipadas islandesas se desarrollan este sábado con normalidad, aunque la alerta meteorológica por una tormenta de nieve en algunas zonas del país mantiene la amenaza de posibles retrasos en las votaciones y el recuento.
Las autoridades han movilizado trabajadores para limpiar de nieve las carreteras y mantenerlas abiertas en el sur y el este, mientras las juntas electorales se preparan por si fuera necesario modificar los planes para el recuento, informó la televisión pública RÚV.
Los algo más de 268.000 electores islandeses convocados a las urnas entre las 09.00 y las 22.00 horas GMT, en una jornada electoral en la que las previsiones apuntan a una victoria de la oposición socialdemócrata y a un cambio de Gobierno, y en la que se espera que el conteo no termina hasta el domingo por la mañana.
La Alianza Socialdemócrata lidera las encuestas con algo más del 20% y varios puntos por delante del también opositor Reforma (liberal), mientras que el conservador Partido de la Independencia del primer ministro Bjarni Benediktsson aparece como tercera fuerza con alrededor del 15%. %.
Otras cinco fuerzas políticas superarían la barrera mínima del 5% para entrar en el Alþingi (Parlamento), pero no el Movimiento Izquierda Verde, uno de los miembros de la coalición gubernamental saliente y cuya exlíder, Katrín Jakobsdóttir, ejerció como jefa de Gobierno desde 2017 hasta el pasado mes de abril.
Las previsiones apuntan a un cambio de gobierno
Si se confirman las previsiones de las encuestas, sería la segunda vez desde que Islandia se separó de Dinamarca en 1944 que el Partido de la Independencia pierde unas elecciones generales.
La otra ocasión fue en 2009, en medio de la grave crisis económica que afectó al país, y los ganadores fueron los socialdemócratas, que desde 2013 hasta ahora han encadenado un fracaso electoral tras otro.
De confirmarse lo que indican las encuestas, los socialdemócratas y los liberales de Refoma necesitarían al menos un partido más para alcanzar los 32 escaños que marcan la mayoría absoluta.
Ambas fuerzas son las únicas claramente favorables a la adhesión a la Unión Europea (UE), aunque sólo los liberales han defendido abiertamente la celebración de un referéndum.
Islandia, un país tradicionalmente escéptico con Bruselas, solicitó su adhesión a la UE en 2009, tras sufrir la peor crisis económica de su historia reciente y con un Gobierno liderado por la socialdemocracia, pero se retiró seis años después coincidiendo con el cambio de lata.
Los partidarios del “no” han sido históricamente mayoría, pero en los últimos meses las encuestas sugieren que la situación se ha revertido.
Ruptura de la coalición entre tres partidos
Las elecciones de este sábado llegan casi un año antes del final de la legislatura y culminan una crisis que comenzó en abril, cuando Katrín Jakobsdóttir anunció su renuncia para presentarse a las elecciones presidenciales de junio, en las que perdió frente a la actual presidenta, la empresaria Halla Tómasdóttir. .
La aparentemente antinatural coalición de gobierno formada por rojiverdes, conservadores y liberales del Partido Progresista nacida tras el complicado panorama postelectoral de 2017 mantuvo el poder cuatro años después, con más apoyo, pero las tensiones internas aumentaron.
La salida de Katrín Jakobsdóttir provocó que Bjarni Benediktsson, que ya llevaba unos meses como primer ministro en 2017, asumiera la jefatura del Gobierno, pero las diferencias entre los socios en temas de inmigración y política energética hicieron que los rojiverdes anunciaran su salida de la coalición el mes pasado, lo que acabó provocando el adelanto de las elecciones.
La distancia entre las fuerzas políticas y las malas previsiones de las encuestas para los tres partidos -especialmente para los rojiverdes, que podrían quedar fuera del Parlamento- hacen poco probable que la coalición gobernante pueda reeditarse tras las elecciones.