ADN antiguo recuperado de víctimas de pompeya devorado en el año 79 d.C. por la erupción del Vesubio ha revelado relaciones interpersonales que no eran las que los investigadores habían dibujado inicialmente, reescribiendo algunas de estas microtragedias enterrado durante casi 2.000 años. Según un estudio genético publicado en la revista Biología actualLa información recuperada no coincide con las relaciones sexuales y familiares de las interpretaciones que se habían formulado en torno a una serie de individuos encontrados en el yacimiento romano.
«Los datos científicos que proporcionamos no siempre coinciden con lo que comúnmente se supone», afirma. David Reichgenetista de la Universidad de Harvard y autor principal del artículo científico. «Por ejemplo, hemos descubierto que un adulto que llevaba un brazalete de oro y sostenía a un niño, que Había sido interpretada como una madre y su hijo.En realidad era un hombre y un joven sin relación.»
La investigación ha tenido como objetivo arrojar luz sobre estas historias humanas individuales que abundan en Pompeya. Genetistas y antropólogos se dieron cuenta de que los análisis de ADN y de isótopos de estroncio utilizados para fechar las muestras podrían ayudar a comprender mejor la diversidad y los orígenes de los habitantes de la ciudad romana. Su estudio se centró en 14 de los 86 calcos de yeso —material con el que se rellenaron los huecos que dejó la materia orgánica al descomponerse bajo la ceniza compacta—que actualmente se encuentran en proceso de restauración.
Este enfoque les ha permitido determinar con precisión la Relaciones genéticas, sexo y ascendencia. de cinco de estos individuos. Los resultados difieren de las interpretaciones que se habían hecho hasta ahora. Por ejemplo, en otro par de individuos que se pensaba eran hermanas, o una madre y su hija, había un hombre. «Estos hallazgos desafían los supuestos tradicionales sobre el género y la familia», dice Reich.
La información genética recuperada ha revelado que la ascendencia de los antiguos pompeyanos era diversa, aunque entre los individuos analizados la ascendencia de Migrantes del Mediterráneo oriental.
«Estos descubrimientos resaltan la importancia de integrar datos genéticos con información arqueológica e histórica para evitar interpretaciones erróneas basadas en suposiciones modernas», dice Alissa Mittnik, arqueogenetista de la Universidad de Harvard y otra de las firmantes del artículo. «Este estudio también destaca la carácter diverso y cosmopolita de la población de Pompeya, lo que refleja patrones más amplios de movilidad e intercambio cultural en el Imperio Romano».
Según los investigadores, los resultados de este trabajo ponen de relieve la necesidad de un enfoque multidisciplinar que incluya análisis genéticos para comprender plenamente el pasado de Pompeya. «Este estudio ilustra lo poco fiables que pueden ser las narrativas basadas en pruebas limitadas, que a menudo reflejan la visión del mundo de los investigadores de la época», concluye David Caramelli, antropólogo de la Universidad de Florencia.