Llevamos años temiendo el desvanecimiento de la corriente AMOC. Tenemos buenas noticias
La corriente AMOC (Circulación de retorno del Atlántico Sur) es un elemento clave del clima global. Esta corriente oceánica que recorre el centro del Atlántico Norte transporta aguas cálidas desde los trópicos hacia la frontera con el océano Ártico, y aguas frías desde esta región hacia el sur.
Estabilidad inesperada. Llevamos muchos años monitoreando esta corriente para anticiparnos a posibles cambios en su estructura, pero estos son más limitados de lo que pensábamos: un nuevo estudio de la Corriente de Florida, uno de los segmentos que componen el ciclo AMOC, ha llamado la atención sobre la inesperada estabilidad de esta sección de la corriente.
La aparente desaceleración de la AMOC. En los últimos años, diversos estudios han pronosticado una disminución progresiva de la intensidad de esta corriente en función de los cambios observados en ella. Durante este período, la preocupación por la pérdida de fuerza de la corriente AMOC ha llevado a muchos científicos a centrar su atención en el estado de este ciclo oceánico.
La razón de ello es el importante papel que esta corriente desempeña en el clima de las regiones que bordean el Atlántico Norte, como Europa, el norte de África, América del Norte y el Caribe. En Europa, por ejemplo, debemos a esta corriente los inviernos relativamente suaves en contraste con el frío que llega a latitudes más bajas en América del Norte.
Más allá de su efecto sobre el clima, esta corriente también transporta nutrientes a lo largo del Atlántico Norte y afecta a las diferentes proporciones de salinidad que pueden encontrarse en distintos puntos del océano.
Un segmento menos volátil. El último estudio del tramo de la corriente AMOC que fluye frente a las costas del estado de Florida ha demostrado que la pérdida de fuerza de esta corriente es menor de lo que se había estimado en observaciones anteriores. En concreto, un 40% menos. Extrapolado al conjunto de la AMOC, esto implicaría una reducción de la fuerza de la corriente circular menor de lo que se había previsto hasta ahora.
El nuevo estudio volvió a analizar los datos de la serie temporal WBTS (Serie temporal de límites occidentales) creado por la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) y de bases de datos anteriores, ampliando el período de análisis hasta 1982. Los datos fueron recopilados por buques oceanográficos y por un cable submarino de telecomunicaciones de 120 km de longitud.
El nuevo análisis incorporó datos sobre el campo magnético de la Tierra. Esta variable, explica el equipo, podría haber afectado a los datos recopilados por el cable. Fue al introducir esta variable que el equipo observó una desaceleración de la corriente mucho menor de lo esperado. Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Comunicaciones de la naturaleza.
De la teoría a la práctica. Responder a la pregunta de qué está sucediendo no es fácil. Los modelos actuales predicen que la intensidad de la corriente máxima de corriente continua (AMOC) caerá hasta un 45% para finales de siglo. Sin embargo, las observaciones del estado de la corriente son limitadas, lo que hace que las estimaciones sean más imprecisas.
El equipo responsable del estudio actual afirma que la discrepancia podría deberse a varios factores. Por ejemplo, la caída de la intensidad de la corriente es menor de lo esperado, pero también podría deberse simplemente a que el segmento de la corriente frente a la costa de Florida esté experimentando cambios a un ritmo más lento que el resto de las áreas. O podría deberse a que 40 años de datos no son suficientes para registrar cambios lo suficientemente significativos.
Afinando los modelos. El estudio ayudará a perfeccionar los modelos climáticos. La AMOC desempeña un papel clave en el clima global, por lo que estos modelos deben incorporar estos cambios en sus pronósticos. Debido a que estos sistemas son complejos y a otros fenómenos como la interacción de la acumulación de gases de efecto invernadero, es difícil predecir cómo responderán los modelos climáticos a esta nueva información.
Lo que es seguro es que cuanto más datos recopilemos, mayor será nuestra capacidad de anticipar el clima futuro.
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Imagen | NOAA, AOML