El testimonio de Juan Lobato en el Tribunal Supremo sobre la filtración de correos electrónicos del abogado de Alberto González Amador ha conseguido despejar varias incógnitas sobre cómo llegaron esos correos a sus manos. También sobre si, cuando se los presentó a Isabel Díaz Ayuso en la Asamblea de Madrid, ya habían sido publicados por varios medios de comunicación. Pero no llenan uno de los grandes vacíos del relato: cómo llegaron a manos de su interlocutor, entonces asesor en Moncloa, antes de hacerse públicos en varios diarios digitales.
El exsecretario general de los socialistas madrileños llegó este viernes al Tribunal Supremo solo, sin hacer declaraciones y con una carpeta blanca en la que traía los mensajes y documentos que registró ante notario hace unas semanas. Una carpeta con el logo del PSOE en rojo. Una hora y media después abandonó el juzgado y, después de que el juez Ángel Hurtado advirtiera a las partes que no dieran información sobre el caso fuera de esas cuatro paredes, se limitó a confirmar que había entregado su teléfono móvil para que se compararan sus mensajes. . “Los socialistas, la verdad y la ley por delante”, afirmó ante los micrófonos.
Su declaración testimonial -sin abogado y obligada a decir la verdad- llegó con varias incógnitas sobre esta nueva derivada del caso de los correos electrónicos de la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Hasta ahora, el Tribunal Supremo se había centrado en saber si el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, había tenido algún papel en la publicación de la confesión de Alberto González en los medios. Ahora también analiza si en aquellos días de marzo los correos electrónicos no sólo circulaban en las redacciones sino también en los móviles de personas vinculadas al PSOE y a la Moncloa.
Lobato ha declarado ante el juez, como ya había hecho públicamente, que acudió al notario a dejar constancia de esos mensajes hace unas semanas para demostrar que en ningún momento difundió nada que no hubiera sido ya publicado por los medios. En definitiva, evitar la causa penal por la filtración en la que se acusa al fiscal general. Los mensajes aportados respaldan en esencia su versión y refutan algunos aspectos afirmados hasta ahora. Por ejemplo, en su conversación con Pilar Sánchez Acera mencionó que ellos mismos iban a filtrar el documento a El Plural.
El Tribunal Supremo investiga si entre la noche del 13 de marzo y la mañana del día siguiente la Fiscalía filtró esos correos electrónicos. Los mensajes que Lobato ha facilitado al juez Hurtado, que ha podido examinar elDiario.es, comienzan un minuto antes de las ocho y media de la mañana del día 14 de ese mes. Ese día Isabel Díaz Ayuso compareció por primera vez ante el pleno de la Asamblea de Madrid después de que elDiario.es desvelara la doble defraudación fiscal de su pareja. Después de una noche convulsa en la que, tras algunas informaciones falsas, había trascendido que Alberto González Amador no sólo no se consideraba víctima de una “cacería” por parte de Hacienda, sino que había reconocido sus delitos para evitar la cárcel.
En aquel momento, Pilar Sánchez Acera -entonces jefa de gabinete de Óscar López en Moncloa y hoy su asesora como ministra- le envió el correo y le instó a sacarlo en su discurso en la Asamblea un par de horas después, pidiéndole «cuidado». ” con los datos personales que aparecían en el documento. Lobato pidió saber de dónde salió la documentación para evitar que apareciera “que me la entregó la Fiscalía” y su interlocutor respondió: “Porque llega, los medios la tienen”.
Luego de esa conversación, un minuto antes de las nueve y media de la mañana, Sánchez Acera le envió un enlace donde el digital El Plural había publicado el correo hacía un rato, a las nueve horas y seis minutos de la mañana. “Ya está”, dijo el entonces consejero en Moncloa. Una hora después, Juan Lobato recibió un aplauso de la oposición cuando se puso de pie, mostró el correo con la confesión de Alberto González Amador y acusó a Ayuso de mentir. Ocho meses después entró por la puerta de un notario de Madrid para dejar constancia de aquellos mensajes.
El origen de los correos electrónicos.
La comparecencia de Lobato aclara algunas incógnitas y refrenda, en términos generales, lo que defiende en público desde hace días: su interlocutor de Moncloa le dijo que ese documento estaba en los medios y no sacó el correo impreso en la Asamblea hasta bastante después su publicación. También niega, al menos a partir de esos correos, que los mensajes demuestren que Moncloa o el PSOE estén detrás de la filtración, teniendo en cuenta además que la noche anterior varios medios de comunicación recogieron su contenido aunque no difundieron el documento.
Lo que no aclara es un aspecto que sólo podrá explicar la propia Pilar Sánchez Acera si es llamada a declarar por el juez Hurtado, por si el instructor entiende que es necesario investigar más a fondo en esta rama del caso. El primer medio de comunicación en publicar el documento, pocos minutos después de las nueve de la mañana, fue El Plural, media hora después de que Sánchez Acera rebotara los correos de la pareja de Ayuso vía WhatsApp a Juan Lobato.
La investigación sobre esta filtración se encuentra en un momento clave. Después de que la unidad de élite de la Guardia Civil haya analizado los correos electrónicos incautados a la fiscal provincial de Madrid, Pilar Rodríguez, el juez espera a que los agentes envíen su informe sobre los correos y mensajes incautados en el teléfono y ordenador de la fiscal. General, Álvaro García Ortiz. Este primer informe, además de registrar la tensión interna de la Fiscalía la noche del 13 de marzo, demuestra lo que el fiscal general ya reconoció en público: que recogieron esos correos electrónicos entre el abogado de Alberto González y el fiscal del caso para desmentir Varias informaciones falsas publicadas en esas horas.
La Unidad Central Operativa deduce que lo más probable es que la filtración, tanto la de la denuncia inicial revelada por elDiario.es como la del correo electrónico, procediera de la Fiscalía. Lo hace sin ningún mensaje o correo electrónico que contenga nada al respecto y omitiendo dos datos clave: que la denuncia había sido puesta en manos del juzgado una semana antes de recibir las primeras informaciones sobre el caso y que la noche del mes de marzo El 13, los primeros en presentar extractos textuales de los correos electrónicos de Alberto González que circulaban no eran ningún medio de comunicación. Fue Miguel Ángel Rodríguez, mano derecha de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, quien se lo envió a varios periodistas.