Cada individuo afronta el desempleo de una manera diferente. Sin embargo, existen comportamientos reconocibles en función de los diferentes grupos de edad de los desempleados. Así, mientras los registros oficiales muestran que los jóvenes menores de 25 años han dejado de inscribirse en cargos públicos porque entienden que no encontrarán una salida, los veteranos, por el contrario, siguen haciéndolo. Sin embargo, los primeros son más activos que los segundos en la búsqueda de empleo: publican y actualizan antes su currículum en diferentes portales digitales como LinkedIn o InfoJobs, y participan en más procesos de selección.
Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre del año muestran, por un lado, que algo más de la mitad de los parados de entre 16 y 24 años declaran estar registrados como demandantes de empleo (58%); Por el contrario, prácticamente nueve de cada diez personas de 45 o más años dicen que sí (88%). Una diferencia de más de 30 puntos porcentuales, cuyo máximo alcanzó los 40 a mediados de 2022. Los microdatos de la EPA, por su parte, sacan a la luz que mientras 171.000 parados de 55 o más años contactaron con una oficina pública, sólo lo hicieron 48.000 personas menores de 25 años. También que 193.000 jóvenes actualizaron su currículum al perder su empleo, 40.000 más que los más veteranos.

Detrás de esta diferencia de comportamiento se esconde la mayor (o menor) sintonía con las herramientas digitales junto con el nivel de confianza que estos colectivos depositan en las políticas públicas de empleo, según los expertos. De hecho, portales como InfoJobs, que en 2023 registró casi cuatro millones de altas para algunas de sus vacantes publicadas, se centran en atraer específicamente a un público joven. Para Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de esta plataforma de empleo, “los jóvenes están siendo más activos en su búsqueda de empleo e incorporación al mercado laboral”. “El número de solicitantes de entre 18 y 24 años sigue creciendo significativamente y ya representa el 30% de la demanda”, añade.
Según datos de su último informe sobre el mercado laboral en España, una cuarta parte de los candidatos inscritos a una oferta durante 2023 tenían entre 18 y 28 años (26%), casi el doble que los que tenían entre 45 y 54 (15%). . El grupo de edad mayoritario, sin embargo, lo conforman quienes tienen entre 25 y 34 años (33%). “InfoJobs viene registrando en los últimos dos años un aumento progresivo de la presencia de candidatos del grupo de edad más joven (18-24 años)”, indica el documento. “El número de solicitantes de este grupo ha crecido un 18% respecto a 2021, lo que ha hecho que su peso en la demanda en la plataforma haya pasado del 24% al 26%”.

No es nuevo (ni estadístico) que acudir a las oficinas públicas de empleo no está entre las opciones favoritas de los desempleados para encontrar empleo, incluso entre quienes deciden darse de alta. «Estas agencias no funcionan, y se debería seguir el ejemplo de otros países como Reino Unido, donde se ayuda a los desempleados a elaborar correctamente su currículum, y se les exige una serie de obligaciones durante el tiempo que permanecen matriculados, como informar Las diferentes entrevistas que ha tenido”, reflexiona Diego Valero, presidente de la consultora de pensiones Novaster. “Los trabajadores mayores son muy valiosos por los conocimientos que han adquirido a lo largo de su carrera, pero cuando dejan de trabajar, es posible que no tengan la capacidad de utilizarlos. nuevas herramientas para buscar empleo, lo que no significa que no puedan aprenderlo, por lo que recibir esa ayuda les sería mucho más útil que otro tipo de cursos que se ha demostrado que no funcionan”, añade.

Que el diseño de las políticas activas de empleo esté sincronizado con las vacantes que demanda el mercado laboral es otra de las principales demandas de los empresarios. “Es urgente impulsar políticas activas de empleo, tanto las que se llevan a cabo desde el ámbito privado, que pueden aportar experiencia, contacto y conocimiento de la realidad empresarial, además de capilaridad sectorial y territorial, como las que desarrollan los Servicios Públicos de Empleo”, profundiza Andreu Cruañas, presidente de Asempleo, la patronal de empresas de trabajo temporal. “Hay que facilitar al máximo la colaboración entre ambas áreas. No tiene sentido que en los países europeos más avanzados no se apliquen fórmulas exitosas, efectivas y eficientes”, añade.
Este choque de tendencias, además de retratar la distancia entre las estrategias entre ambos colectivos, también amplía las diferencias por tramos de edad entre los resultados de los dos registros estadísticos oficiales que computan el número total de parados -el paro registrado del SEPE y el EPA del INE—. Una discrepancia que se da porque para la agencia dependiente del Ministerio de Trabajo, un desempleado solo cuenta si está registrado en una agencia, mientras que para la encuesta de la oficina de estadística basta con que haya estado disponible para trabajar y búsqueda activa de empleo. .
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