Los turistas llevan años maravillándose con los colores de la piscina natural de Yellowstone. En realidad, están viendo basura
De vez en cuando, aparece una noticia sobre Yellowstone y la afluencia masiva de turistas, y la mayoría de ellas no son muy buenas. El pasado mes de julio, informamos de que una enorme explosión en el lugar nos recordó que, en realidad, se trata de una “caja de bombas” que visitan cuatro millones de personas al año. Y de todos los lugares del parque, ninguno es mejor que la “piscina” Morning Glory, donde los turistas quedan hipnotizados por el espectacular juego de colores. Lo que no saben es que, en realidad, no hay mucho que celebrar.
La noticia. Históricamente, Morning Glory ha deslumbrado a todos los visitantes del parque con sus aguas azules y cristalinas. Los lugareños recuerdan que siempre fue la atracción principal en los primeros tiempos de Yellowstone, descrita por muchos como inagotable e impresionantemente hermosa.
Sin embargo, parece que su hipnótica apariencia también ha empezado a atraer a otro tipo de “gente”. De hecho, la masiva afluencia de turistas ha traído consigo una “fauna” muy diversa, incluidos aquellos que acaban echando todo tipo de objetos a la ecuación. El resultado de todo ello es una situación surrealista: se detienen y se maravillan ante los colores “naturales” del Morning Glory, pero lo que en realidad están viendo no es natural, es una creación humana.
La historia interna. Morning Glory es una fuente termal de tranquilo burbujeo en el Parque Nacional de Yellowstone, especialmente famosa por su deslumbrante exhibición de colores, que comienza con azul y verde en el centro, antes de pasar a amarillos rojizos y naranjas en el borde. La piscina geotermal recibió su nombre en la década de 1880 en honor a la flor de color azul violáceo debido a su coloración zafiro.
Los relatos históricos y las primeras fotografías del siglo XIX dan fe de que en su día el agua era casi totalmente azul y relativamente transparente. Pero en la segunda mitad del siglo XX empezó a ocurrir algo extraordinario que se fue haciendo más evidente con el paso de los años: la fuente termal había adoptado varios colores nuevos, incluidos naranjas, amarillos y verdes. ¿Qué clase de milagro se había producido con este cambio de tonalidades?
Lamentablemente, nada bueno.
Basura humana. Según explica el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), el cambio de color no es más que el resultado de que los visitantes arrojan todo tipo de basura, monedas y piedras a las aguas termales. Los desechos artificiales se asentaron a lo largo de la base del respiradero y restringieron el flujo de agua caliente hacia la piscina, lo que provocó que las temperaturas bajaran.
Las temperaturas más frías alteran el sutil equilibrio del ecosistema de la piscina, lo que permite que ciertos microbios se desarrollen y formen esteras con diferentes colores y texturas. De hecho, un estudio investigó la relación entre los colores de las piscinas termales de Yellowstone y sus “habitantes microscópicos”, y explicó cómo las diferentes esteras microbianas reflejan la luz de diferentes maneras para producir diferentes colores en la superficie.
Mierda extra en Morning Glory. Muchas de las fuentes termales de Yellowstone parecen multicolores, pero esto se debe principalmente a que las piscinas tienden a ser más frías en sus bordes, lo que permite un mayor crecimiento microbiano, en comparación con sus centros de alta temperatura.
Morning Glory era una de las zonas más singulares del lugar, ya que había sufrido un cambio radical de tono a lo largo de las décadas. Tanto era así que en 1970 los guardabosques se dieron cuenta de la gravedad del problema y decidieron limpiarlo. Drenaron parcialmente el agua de las fuentes termales y sacaron la mayor cantidad posible de escombros. Lo que vieron los dejó estupefactos: aparecieron cientos de monedas que presuntamente habían sido arrojadas allí para “dar buena suerte”.
No hay nada que hacer. Esa situación dio lugar a un plan de limpieza rutinario que duró hasta principios de los años 90, cuando se hizo evidente que el color azul original no iba a volver. En esos años se habían encontrado toneladas de monedas. Además, la carretera principal del parque pasaba justo por Morning Glory, lo que explicaría algunas de las piezas de metal que parecían piezas de coche tiradas al fondo de la piscina.
Como contó Jeff Henry, un ex guardabosques de Yellowstone que participó en la limpieza de 1991: “Había muchas piezas que no pertenecían allí, y creo que encontramos algunos sombreros que probablemente se habían desprendido de las cabezas de la gente y habían caído en la piscina. Y ellos, sabiamente, no intentaron recuperarlos”.
El azul que nunca volveremos a ver. Por todo ello, lo que ven cada día los cientos de turistas que se detienen en la piscina no es una obra maestra de la naturaleza, es el resultado de la basura que hemos ido tirando a lo largo de las décadas. Somos uno de los mayores peligros del planeta, como vimos recientemente con el ejemplo de la bolsa de Cheetos arrojada a la cueva de Estados Unidos, y, por desgracia, algo nos dice que casos como estos seguirán ocurriendo.
Imagen | daveynin, RawPixel, USGS
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