Los veranos en la Costa del Sol son ahora hasta 5ºC más calurosos que hace 50 años

Lunes, 23 de septiembre de 2024, 10:56

Los veranos en la Costa del Sol y en el resto de la provincia de Málaga son ahora hasta 5 °C más cálidos que hace 50 años, según el último análisis de los datos.

El investigador malagueño José Luis Escudero, responsable del blog SUR Tormentas y Rayos, ha calculado las temperaturas medias de los últimos veranos, entre los meses de junio, julio y agosto. Para ello, ha utilizado los datos oficiales publicados por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), medidos en la estación meteorológica del Aeropuerto de Málaga (que es la referencia estadística oficial) durante los últimos 50 años: desde 1974 hasta 2024.

22,7 °C

fue la temperatura media en 1977, el verano más frío de los últimos 50 años

Los resultados de su estudio son preocupantes, ya que muestran cuánto ha subido el termómetro en las últimas cinco décadas en la ciudad de Málaga. En concreto, la diferencia entre el verano más frío de los últimos 50 años (1977, con 22,7 grados), y el más caluroso, que fue el del año pasado (2023, con 27,7), es de cinco grados.

Cada década ha sido peor que la anterior, según muestran los datos. De continuar esta progresión, el futuro a medio plazo de los meses de verano en Málaga y la Costa del Sol no es precisamente halagüeño, ni para los habitantes ni para los millones de turistas que visitan la provincia cada año.

Aumento de temperatura en toda la provincia

Si se evitan los años más extremos (1977 y 2023), el aumento neto del primero al último sería de 3,3 °C (de 23,4 grados en 1974 a 26,7 en 2024). En los años 70 y 80, la temperatura media se situó en torno a los 23-24 grados; en los 90, entre 24 y 25; y en el siglo XXI, por primera vez, en 25, 26 e incluso muy por encima de los 27.

Por su parte, la Aemet ha medido el comportamiento de las temperaturas medias estivales en la provincia a partir de los datos de varios termómetros y desde 1961. En este caso, aunque el ascenso también es notable, no es tan drástico como el de Málaga capital. La variabilidad es muy elevada, con años que registran valores inferiores a 21 y 22 grados, en la década de los 70, y otros de hasta 26,5 grados (2023), aunque con grandes altibajos.

27,7 °C

fue la temperatura media del verano más caluroso de la historia, que fue el año pasado (2023).

“La temperatura está claramente en alza”, afirma Jesús Riesco, director del centro meteorológico de la Aemet en Málaga. “Y esto es debido al cambio climático. La temperatura en esta zona del sur de España desde 1961, que es cuando se empezaron a recoger los datos, ha aumentado en conjunto en torno a un grado y medio, como media anual. Pero en verano es aún más significativo, y se acerca mucho a los dos grados. Esto es estadísticamente significativo, se ve claramente”.

José Luis Escudero explicó que para su estudio se han utilizado datos oficiales de la Aemet del Aeropuerto de Málaga. “Es evidente que la temperatura ha ido subiendo en los últimos 50 años”, afirmó. El investigador destacó que el factor clave son las temperaturas nocturnas. De hecho, el pasado mes de agosto se registró la temperatura mínima media más cálida desde que hay registros (1941), con 24,5 grados.

El investigador, que antes era escéptico con el cambio climático, advierte ahora de que el aumento de las temperaturas es muy rápido y perceptible, en un periodo muy corto de tiempo. “Los escépticos sostienen que hay que analizar un periodo más largo, remontarse a la Edad Media… Yo hablo de lo que estoy viviendo: voy a cumplir 65 años y cuando era joven iba al cine en verano y mi madre siempre me decía que me llevara una chaqueta porque por la noche refrescaba”, explica Escudero.

Sensación térmica

A la temperatura hay que sumarle el efecto del viento, provocado por el aumento de la humedad, que se acerca peligrosamente a las “condiciones caribeñas”, aunque todavía no ha llegado a ese punto. “En los últimos años se ha confirmado que ha habido un aumento de la humedad relativa y absoluta en las zonas costeras”, afirma Riesco.

Este cambio es consecuencia de un aumento de la temperatura del agua del mar, junto con la aparición del viento de levante. “La humedad relativa es muy alta, y como la atmósfera también tiene una temperatura elevada, hay mucho vapor en el aire”, explica Riesco. Este preocupante aumento se ha observado especialmente en los dos últimos veranos, el actual y el anterior (2023).

Así lo confirma Escudero: “Para mí este verano ha sido peor que el anterior porque la humedad ha sido horrible en agosto, y el año pasado incluso hizo más calor”.

Menos lluvias

A la vista de estos datos, Escudero ha adelantado que, una vez finalizado este otoño, realizará el mismo análisis para comparar la diferencia de temperaturas entre las distintas estaciones del año a lo largo del último medio siglo. “Mi hipótesis es que no habrá tantas diferencias, pero cuando llegue el invierno creo que se notarán mucho”.

Otra consecuencia del aumento de las temperaturas ha sido la disminución de las precipitaciones. Aunque Riesco señaló que aún no es estadísticamente significativa, las proyecciones climáticas indican que a finales de siglo lloverá entre un 10 y un 15%, y hasta un 20% menos que a principios de siglo.

La combinación de altas temperaturas y escasas precipitaciones dará como resultado un territorio cada vez más desierto y difícil de habitar, especialmente, como hemos visto, durante los meses de verano, época de mayor afluencia turística.