Mel entrega un peto a N’Diaye durante un entrenamiento. /
La remontada para lograr la permanencia pasa por un mayor sentido colectivo, para mantener más veces la portería a cero y para elevar la pobre cifra de ocasiones
Año nuevo, vida blanquiazul nueva. Ese es el deseo del malaguismo después de un 2022 nefasto, con hasta cuatro entrenadores, sin un solo síntoma de esperanza y, sobre todo, con la desesperante sensación de un Málaga perdedor, sin alma ni corazón, sin piernas ni ambición, sin contundencia atrás ni peligro arriba. Dos puntos por debajo de la

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